La situación ya era tensa desde el domingo, con la fuga del enemigo público número uno, Adolfo "Fito" Macías, temido líder de la banda de los Choneros, de la enorme penitenciaría de Guayas, en las afueras de la ciudad.Su huida precipitó una crisis de seguridad sin precedentes en todo el país, con una ola de motines, ataques a las fuerzas de seguridad, coches e instalaciones públicas incendiadas…
La crisis fue seguida por la contundente respuesta del joven presidente Daniel Noboa, que dispuso el estado de emergencia, declaró la "guerra" a las bandas criminales y lanzó al ejército a las calles.
Fue el espectacular copamiento, el martes, por una quincena de individuos armados y encapuchados, del estudio de un canal público de televisión, y las imágenes de periodistas encañonados transmitidas en directo, el que sembró literalmente el pánico en la ciudad.La rápida intervención de la policía permitió poner fin a la toma de rehenes sin provocar víctimas, con la detención de 13 de los atacantes.
Pero la masacre se evitó por poco, según testimonios coincidentes recogidos por la AFP.El objetivo de los secuestradores, en su mayoría adolescentes que afirmaban ser miembros de los Tiguerones y los Lobos, dos bandas criminales locales, era "claramente matar”.
Su amateurismo y sus dudas facilitaron en cierta medida la intervención de las fuerzas de seguridad, reconoció una fuente policial.
La situación ya era tensa desde el domingo, con la fuga del enemigo público número uno, Adolfo "Fito" Macías, temido líder de la banda de los Choneros, de la enorme penitenciaría de Guayas, en las afueras de la ciudad.Su huida precipitó una crisis de seguridad sin precedentes en todo el país, con una ola de motines, ataques a las fuerzas de seguridad, coches e instalaciones públicas incendiadas…
La crisis fue seguida por la contundente respuesta del joven presidente Daniel Noboa, que dispuso el estado de emergencia, declaró la "guerra" a las bandas criminales y lanzó al ejército a las calles.
Fue el espectacular copamiento, el martes, por una quincena de individuos armados y encapuchados, del estudio de un canal público de televisión, y las imágenes de periodistas encañonados transmitidas en directo, el que sembró literalmente el pánico en la ciudad.La rápida intervención de la policía permitió poner fin a la toma de rehenes sin provocar víctimas, con la detención de 13 de los atacantes.
Pero la masacre se evitó por poco, según testimonios coincidentes recogidos por la AFP.El objetivo de los secuestradores, en su mayoría adolescentes que afirmaban ser miembros de los Tiguerones y los Lobos, dos bandas criminales locales, era "claramente matar”.
Su amateurismo y sus dudas facilitaron en cierta medida la intervención de las fuerzas de seguridad, reconoció una fuente policial.