La región del sur del Mediterráneo es uno de los puntos clave para el cambio climático, ya que sus temperaturas están aumentando un 20% más rápido que el promedio global.
Libia se enfrenta a una tendencia creciente en la frecuencia e intensidad de los desastres y la degradación ambiental, como inundaciones, tormentas de arena, deslizamientos de tierra y desertificación. Estos factores participan en el desplazamiento interno.
“El verano de 2022 fue más cálido que el promedio, con temperaturas superiores a los 50 grados. A medida que el clima siga cambiando, estos días de calor extremo se volverán más intensos y durarán más tiempo”, de acuerdo con un documento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
En 2023, el país ya vivió las consecuencias del cambio climático. La tormenta Daniel provocó inundaciones catastróficas cuando ingresó por el noreste de Libia el 10 de septiembre; por lo menos 4,333 personas fallecieron por el desastre.
La deficiente preparación del país para las consecuencias del cambio climático quedó de manifiesto con la inmensa pérdida de vidas causada por la tormenta Daniel. Las autoridades del este de Libia dieron a la población de Derna instrucciones contradictorias sobre si evacuar la zona o respetar el toque de queda antes de la inundación.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) consideró que, con adecuados avisos y evacuaciones, se podrían haber evitado muertes.