Una multitud de activistas está en el lugar y muchos luciendo camisetas con la imagen del multimillonario tras el atentado fallido, con la oreja sangrando y el puño en alto.
"Lo que presenciamos el sábado pasado fue un milagro", dijo a la AFP Edward Young, de 64 años, y con 81 actos de Trump a cuestas.
En el lugar, Sherri Bonoite, de 75 años, participa de su primer acto electoral como partidaria de Trump. "Incluso una bala a toda velocidad no puede pararlo. Es lo que el país necesita", opinó.
Pero no todos celebraban la presencia triunfal de Trump en Michigan. "Sólo puedo imaginar que intentarán reescribir la historia y fingir que se preocupan por los trabajadores", sentenció el sábado Debbie Stabenow, senadora demócrata por ese estado.
La otra cara de la moneda
Biden, en tanto, continuará su convalecencia del covid-19 en su residencia privada de Delaware, en el este del país. A los 81 años, el veterano gobernante es blanco de múltiples llamados dentro del Partido Demócrata para que abandone su candidatura en medio de dudas sobre sus capacidades cognitivas y su salud física.
Según el diario The Washington Post, perdió incluso el apoyo del influyente Barack Obama, de quien fue vicepresidente y quien también cree que debería "considerar seriamente la viabilidad de su candidatura", según allegados al expresidente (2009-2017).
Unos 20 legisladores demócratas ya hicieron el mismo pedido públicamente, y algunos incluso quieren una convención partidaria abierta para elegir un sustituto.
Unidad entre republicanos
Una salida de Biden de la carrera podría, de todos modos, desestabilizar a los republicanos, que se verían obligados a revisar su estrategia electoral, ampliamente detallada durante los cuatro días de la convención realizada esta semana en Milwaukee.
Hasta ahora, el estado de salud de Biden es eje central en la campaña republicana y las piezas de propaganda electoral con un presidente que comete gafes, tartamudea o se tropieza, se multiplican.