Las conversaciones se celebran en presencia del director de la CIA, William Burns.
También asisten los jefes del Mosad —los servicios de inteligencia israelíes— y del Shin Bet —la agencia de seguridad interior—, según la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
"No asistiremos a nuevos ciclos de negociaciones", dijo por su parte el jueves a AFP Basem Naim, un miembro de la oficina política de Hamás.
El movimiento islamista, calificado de organización "terrorista" por Estados Unidos, Israel y la Unión Europea, insiste en que quiere "la aplicación del plan de Biden y no negociar por negociar”.
Temor a una escalada regional
Los temores a una conflagración regional se dispararon tras el asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, el 31 de julio en Teherán, que Irán atribuye a Israel, y del jefe militar del Hezbolá libanés proiraní, Fuad Shukr, un día antes en un bombardeo israelí cerca de Beirut.
El presidente israelí, Isaac Herzog, afirmó que su país permanecía en "alerta elevada".
Biden estimó que un alto el fuego en Gaza podría evitar un ataque iraní en Israel en respuesta al asesinato de Haniyeh.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el primer ministro de Qatar, Mohamed bin Abdelrahman al Thani, exhortaron el miércoles a todas las partes a no "socavar" las negociaciones.
"No hay más tiempo que perder", afirmó el mismo día en Beirut el enviado estadounidense Amos Hochstein.
Un alto el fuego podría también poner fin a los duelos de artillería entre el ejército israelí y el grupo libanés Hezbolá, aliado de Hamás y de Irán.
Hezbolá dijo el jueves que había disparado cohetes contra un kibutz en el norte de Israel, en respuesta a un bombardeo la víspera en el sur de Líbano, que mató a uno de sus combatientes y dejó civiles heridos.
El ejército israelí aseguró que identificó unos 20 proyectiles procedentes de Líibano y que había interceptado la mayoría.
Con información de AFP