Francisco, quien asumió como Papa en marzo de 2013, ha llevado a cabo una serie de reformas financieras en el Vaticano, pero también se ha visto asolado por varios escándalos, incluida una inversión del Vaticano en una propiedad de Londres que resultó en una pérdida de unos 140 millones de euros (156 millones de dólares).
Uno de los financistas de ese acuerdo llevó al Vaticano a juicio en el Tribunal Supremo de Londres este verano por presunto daño a su reputación. Se espera un veredicto para finales de este año.
La carta de Francisco, dirigida a sus "venerables hermanos" y firmada el 16 de septiembre, no dijo si el Papa tenía en mente recortes presupuestarios específicos. El pontífice de origen argentino dijo que busca "la implementación de políticas éticas que permitan mejorar el desempeño económico de los activos existentes".
"Por el lado de la reducción de costos, es necesario dar un ejemplo concreto para que nuestro servicio se realice con espíritu de esencialidad, evitando lo superfluo y seleccionando bien las prioridades", escribió el Papa.
La sede de la Iglesia Católica comprende dos entidades, la entidad soberana internacionalmente reconocida de la Santa Sede y la Ciudad del Vaticano, una ciudad-estado rodeada por Roma.
Ambas mantienen presupuestos separados y los ingresos de la Ciudad del Vaticano, incluidos los de los populares Museos Vaticanos, se han utilizado a menudo para tapar déficits en el presupuesto de la Santa Sede.
En julio, el banco central de la Ciudad del Vaticano informó un superávit de 45.9 millones de euros (51 millones de dólares) para sus tenencias financieras e inmobiliarias a lo largo de 2023.