“En Chile, por ejemplo, el porcentaje de mujeres que se convierten en madres después de los 30 años se ha cuadruplicado en la última década. Y una de las consecuencias directas de la postergación de la maternidad es efectivamente la infertilidad”, dice Martina Yopo a la cadena británica.
Las consecuencias de tener menos niños
La baja de los nacimientos se traducirá en que en un futuro habrá menos trabajadores y más personas jubiladas, lo que amenaza con transformar la forma en la que las sociedades se organizan.
“Vivir más tiempo es generalmente una buena noticia para las personas involucradas, pero junto con las bajas tasas de fertilidad, resultará en poblaciones sustancialmente mayores en el futuro, junto con una proporción decreciente de la población en edad de trabajar”, indica el informe de la OCDE.
El envejecimiento de la población resultará en presiones fiscales más fuertes a medida que aumenten los gastos públicos —incluidos las pensiones, los servicios de salud y los servicios para los ancianos— junto con la posible disminución de los ingresos públicos con la disminución de las poblaciones en edad de trabajar.
La OCDE prevé que la disminución de la población en edad de trabajar reste cerca del 8% de los ingresos per cápita durante las próximas tres décadas ea los países miembros.
Sin embargo, la inmigración, el aumento de las tasas de empleo entre las mujeres y el aumento de la productividad mitigarán algunos de los efectos negativos del envejecimiento de la población y la baja fertilidad en la producción económica.
Además, una vida laboral más larga, por ejemplo, elevando la edad de jubilación efectiva junto con futuros aumentos de la esperanza de vida, podría reducir las presiones inminentes sobre los sistemas de pensiones, indica el informe.