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El brexit anticipa los riesgos del nacionalismo económico que Trump ignora

Cinco años después del brexit, las lecciones del desencanto británico sugieren los riesgos de un nacionalismo económico y proteccionismo que el presidente de EU podría ignorar en su segundo mandato.
jue 06 marzo 2025 05:04 AM
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El activista político Steve Bray participa en su protesta semanal de PMQ con colegas frente a la Cámara de los Comunes el 28 de febrero de 2024 en Londres, Inglaterra.

A cinco años del brexit, el desencanto en el Reino Unido ofrece lecciones clave sobre los límites del nacionalismo económico, el discurso antimigrante y el desgaste institucional, elementos que podrían prefigurar el futuro de Estados Unidos bajo la presidencia del republicano Donald Trump.

Mientras el Reino Unido enfrenta las consecuencias de su decisión, con una economía debilitada y una crisis política en curso, Trump avanza hacia un modelo proteccionista que apunta a la misma retórica de soberanía y control.

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El brexit, cinco años después: un balance incierto

Cinco años después de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, los prometidos beneficios de mayor soberanía, crecimiento económico y control sobre la migración se han desvanecido, dejando al país en medio de una serie de desafíos económicos y políticos. Mientras que los partidarios del brexit argumentaron que esta decisión permitiría a Reino Unido recuperar el control, los resultados han sido más complejos.

En términos económicos, las promesas de un Reino Unido más próspero fuera de la Unión Europea (UE) no se han materializado. De acuerdo con AFP, el Producto Interno Bruto (PIB) ha crecido a un ritmo promedio de solo un 1% anual, comparado con el desempeño previo al brexit. Las exportaciones británicas han sufrido una caída considerable y la inversión extranjera se ha desplomado.

Arlene Ramírez Uresti, internacionalista y académica de la Universidad Iberoamericana observa que "el gasto social en Reino Unido es altísimo y, sin un crecimiento económico constante, se vuelve insostenible. El brexit ha agravado aún más la crisis presupuestal al dificultar la recaudación y la movilidad laboral".

La economía británica no solo enfrenta un crecimiento moderado, sino que las empresas también han sentido el impacto de las nuevas barreras comerciales. Datos oficiales indican que el 45% de las compañías que exportaban a la UE han registrado pérdidas significativas desde la salida del bloque.

"Nos vendieron la idea de que íbamos a recuperar el control, pero lo único que hemos recuperado son barreras que complican hacer negocios", señaló un empresario británico a la BBC.

La política interna también ha jugado un papel fundamental en la difícil situación del país. Desde el brexit, Reino Unido ha experimentado cambios frecuentes de liderazgo, lo que ha generado incertidumbre entre los inversionistas y ha dificultado la estabilidad económica.

"El brexit no solo fue una decisión económica, sino una fractura política y social de la que Reino Unido aún no se recupera", afirma la académica de la Ibero.

A nivel popular, el desencanto con el brexit ha crecido. De acuerdo con una encuesta reciente de YouGov, solo el 30% de los británicos cree que fue una decisión correcta, mientras que un 55% opina que el país debería reincorporarse a la UE.

La cifra de apoyo al brexit ha alcanzado su punto más bajo desde el referéndum de 2016, cuando el 51.9% de los votantes apoyaron la salida. Incluso entre aquellos que votaron a favor de dejar la UE, uno de cada seis ahora considera que fue un error.

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El líder laborista Keir Starmer, quien asumió el cargo en julio de 2024, ha prometido "reiniciar" las relaciones con la UE, buscando una relación más cooperativa, sin embargo, ha descartado la posibilidad de un regreso al bloque. Aunque los intentos de Starmer por acercarse a Bruselas, como su visita a la sede de la UE en octubre pasado, muestran su disposición para renegociar acuerdos más favorables, las bases del brexit permanecen firmes.

"No buscamos volver al mercado común ni reinstaurar la libre circulación de personas, pero sí avanzar en una nueva colaboración beneficiosa para ambos lados", indicó un portavoz de Downing Street.

Cinco años después, el brexit aún es un tema divisivo que no solo ha cambiado la relación de Reino Unido con la UE, sino que también ha dejado un legado de incertidumbre económica y política difícil de revertir.

Economía y proteccionismo

El proteccionismo de Donald Trump, centrado en aranceles y restricciones comerciales, podría tener consecuencias más profundas de lo que el presidente espera. Aunque su agenda intenta responder a las demandas de los trabajadores industriales, los mercados sugieren que esta estrategia podría generar inflación y dañar al consumidor promedio. La experiencia del Brexit sirve de advertencia: el proteccionismo no siempre ofrece beneficios inmediatos, sino que suele generar un largo período de ajustes económicos con costos elevados.

La académica adiverte que es —y será— el ciudadano promedio quien más va a resentir en su poder adquisitivo en unos meses además que podría enfrentar un descontento de parte de sus votantes. "Si Trump prolonga los aranceles sin obtener los efectos esperados, la reindustrialización podría convertirse en una crisis económica".

Esta afirmación resalta la complejidad de las políticas proteccionistas, que, aunque intenten fortalecer el empleo local, podrían tener efectos adversos, como lo mostró el brexit en el Reino Unido.

"El poder adquisitivo en el Reino Unido se ha disminuido de forma muy importante" y las políticas proteccionistas no solo perjudicaron a los ciudadanos, sino que también afectaron la capacidad del gobierno para generar infraestructura y empleo. Esto podría ocurrir de manera similar en los Estados Unidos, especialmente si Trump sigue impulsando esta política sin considerar las repercusiones a largo plazo", dice Ramírez Uresti.

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El análisis de Paul Taggart en The Unpolitics of Brexit sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea también refleja una visión similar, destacando cómo "el referéndum del brexit marcó un cambio decisivo en la política del Reino Unido", donde el populismo jugó un papel significativo.

El impacto económico ha sido notable, con un aumento en la inflación y una disminución en el poder adquisitivo de los ciudadanos británicos. Taggart explica que la decisión de abandonar la Unión Europea fue más compleja de lo que muchos esperaban y que el "brexit fue un fenómeno plural, con diferencias internas tanto en la postura 'leave' como en la 'remain'".

Esta polarización política se asemeja a lo que podría suceder en Estados Unidos si las promesas de Trump sobre la reindustrialización no se materializan y, en cambio, solo generan desconfianza y frustración.

Ramírez uresti también señala que el proteccionismo de Trump podría generar crecimiento económico interno a largo plazo, pero existe una gran incógnita: "¿Cuánto tiempo están dispuestos los estadounidenses a esperar para ver resultados?" . En el caso del Reino Unido, la paciencia fue limitada, ya que "la respuesta parece haber sido: no tanto como esperaban sus líderes".

Las consecuencias del brexit muestran que los costos a corto plazo pueden ser elevados, especialmente en términos de inflación y comercio, lo que podría traducirse en un gran descontento social si los efectos no se perciben de inmediato.

Por su parte, Taggart sostiene que las promesas de "soberanía económica" son fácilmente manipulables por discursos populistas, pero cuando se enfrentan a la realidad de los mercados globales, la implementación de estas políticas se vuelve mucho más complicada.

Esta es precisamente la situación que podría enfrentar Trump si sigue impulsando políticas proteccionistas en un segundo mandato.

Migración y mercado laboral

El brexit estuvo fuertemente impulsado por la narrativa antiinmigrante, un factor que también ha sido clave en la retórica de Donald Trump. "Hoy más que nunca, en Europa se criminaliza la migración y se cierran puertas ante presiones económicas y laborales. En Estados Unidos, la situación es aún más drástica: el trumpismo ha revivido una política proteccionista en movilidad humana que, aunque criticada en otros aspectos, tiene respaldo popular", señala Bade.

La paradoja del brexit es que, aunque se promovió como una estrategia para reducir la migración y generar más oportunidades laborales para los británicos, el país enfrenta actualmente una escasez de trabajadores en sectores clave como la construcción, la agricultura y la salud. Esta crisis laboral ha derivado en costos más elevados para las empresas y una desaceleración del crecimiento económico.

"No es coincidencia que los sectores más afectados por el brexit sean aquellos con alta dependencia de la migración. Estados Unidos podría enfrentar un escenario similar si no se considera el impacto real de estas políticas", explica la internaciolista.

La situación en Estados Unidos puede ser incluso más grave debido a su alta dependencia de la mano de obra migrante en industrias clave como la tecnología.

"En Estados Unidos, la mayor cantidad de personas que trabajan en este sector son migrantes. Si a eso le sumamos una política migratoria tan restrictiva como la actual, la crisis del mercado laboral podría escalar de manera significativa", advierte Bade.

Una diferencia fundamental entre ambos contextos radica en los acuerdos de movilidad laboral. Mientras que la salida del Reino Unido de la Unión Europea eliminó la libre circulación de trabajadores comunitarios, en América del Norte el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) aún permite ciertos esquemas de movilidad laboral.

Sin embargo, Ramírez Ureste señala que este mecanismo también podría verse amenazado si se aplican más restricciones comerciales o arancelarias: "Si el TMEC entra en una fase de riesgo, se perdería una de las pocas opciones de movilidad laboral en la región".

A nivel político, las percepciones públicas sobre la migración han evolucionado en el Reino Unido desde el brexit.

"Con gran preocupación, hoy la migración se ha convertido en un tema altamente politizado en el Reino Unido y en la Unión Europea. Se ha criminalizado y se han endurecido las posturas, especialmente en respuesta a las presiones económicas y laborales de la ciudadanía", explica la profesora de la Universidad Iberoamericana, señalando discursos recientes de líderes nacionalistas europeos como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

En su opinión, la estrategia política de Trump en materia migratoria guarda ciertas similitudes con la de Javier Milei en Argentina: "El mensaje de que habrá sacrificios necesarios para obtener beneficios futuros resuena en los votantes, incluso cuando las medidas tienen impactos inmediatos negativos".

El impacto del brexit en la captación de talento y la inversión en el Reino Unido ha sido notorio. "Las empresas han tenido que cambiar sus estrategias de contratación", señala la especialista. Además, el modelo británico de bienestar social, con un gasto público significativo, se ha vuelto insostenible sin una base fiscal sólida. "Mientras no haya empleo, no hay recaudación; y sin recaudación, los programas sociales comienzan a resentirse", agrega.

El populismo, el impacto en las instituciones y el cambio de paradigma

El Brexit dejó en el Reino Unido una serie de cicatrices que siguen marcando el rumbo político. La inestabilidad, la desconfianza en los partidos tradicionales y la erosión de las instituciones fueron algunas de las consecuencias más evidentes de la salida de la Unión Europea. En Estados Unidos, un fenómeno similar ha venido tomando forma, erosionando la institucionalidad y las normas democráticas tradicionales.

A pesar de la crisis, el Reino Unido aún mantiene un sistema parlamentario con contrapesos, mientras que en Estados Unidos, el poder de Trump sobre el Partido Republicano y su influencia sobre la base de apoyo lo convierten en una amenaza más significativa para la estabilidad institucional.

"El brexit llevó a un quiebre de confianza entre la ciudadanía y sus líderes. El problema no fue solo la decisión de salir de la Unión Europea, sino la falta de planificación y los mensajes contradictorios del gobierno", explica Bade.

El brexit no solo afectó a las instituciones internas del Reino Unido, sino que también marcó un cambio profundo en su posición dentro del escenario global. Mientras que el Reino Unido se ha aislado al abandonar la UE, Trump, por su parte, ha apostado por un enfoque bilateralista, una estrategia que podría redefinir el orden mundial.

“Si Trump avanza en su agenda de salir de la ONU, la OTAN y la OMC, la desmantelación del orden multilateral será inminente", asegura Ramírez Uresti. Este tipo de movimientos están redibujando las reglas de la geopolítica.

El Reino Unido, al dejar la UE, perdió gran parte de su influencia, mientras que Estados Unidos sigue siendo una superpotencia capaz de imponer nuevas reglas de juego. La gran interrogante es si sus aliados estarán dispuestos a seguirle el juego, o si, como sucedió con el Reino Unido, la estrategia de aislamiento terminará volviéndose en su contra.

En América del Norte, las dinámicas también están cambiando. En México, la relación con Estados Unidos se ve afectada por las políticas de Trump, que parecen alejar a Estados Unidos de sus aliados históricos. Esto podría ser perjudicial para México, que se encuentra en una posición intermedia, entre su relación cercana con Washington y su creciente acercamiento a China.

La profesora explica que el mayor desafío radica en comprender lo que está sucediendo en Europa, sobre todo con respecto al futuro de la Unión Europea.

"Sinceramente, creo que a la Unión Europea no le quedan muchos años", señala. Según su perspectiva, el mundo está en una antesala de un cambio geopolítico y geoeconómico sin precedentes en los últimos 60 años, y los movimientos de figuras como Donald Trump están acelerando este proceso.

Esto, según Ramírez Uresti, no solo afectará a Europa, sino que podría transformar la dinámica en América del Norte, particularmente en la relación de Estados Unidos con sus aliados en la región. En este sentido, la política aislacionista de Trump podría generar tensiones adicionales con sus aliados europeos y, potencialmente, con América Latina.

El desafío para esta región, específicamente, es entender cómo se reconfigura la relación de poder en este nuevo escenario.

"Hay que estar muy pendientes, porque si Estados Unidos avanza con su visión bilateral, como lo ha hecho con Argentina, veremos cómo se impone ese modelo", reflexiona.

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