El anuncio subraya que quedarán excluidos quienes expresen apoyo a grupos considerados “terroristas” por Washington, como las organizaciones palestinas Hamás y Yihad Islámica, el grupo libanés Hezbolá o los rebeldes hutíes de Yemen.
“No hay lugar en Estados Unidos para los simpatizantes del terrorismo del resto del mundo, y no estamos obligados a admitirlos ni a dejarlos quedarse aquí”, declaró Tricia McLaughlin, subsecretaria de Asuntos Públicos del Departamento de Seguridad Interior (DHS), en un comunicado citado por agencias internacionales.
Las nuevas directrices —que ya entraron en vigor— se aplicarán tanto a solicitudes de residencia permanente como a visas de estudiante, incluso en casos en los que las publicaciones en redes sociales se amparen en la Primera Enmienda, que garantiza la libertad de expresión en Estados Unidos.
“Ha dejado claro que cualquiera que piense que puede venir a Estados Unidos y esconderse detrás de la Primera Enmienda para abogar por la violencia y el terrorismo antisemita se lo piense dos veces”, afirmó McLaughlin. La secretaria del DHS, Kristi Noem, respaldó esta posición.
Un blanco en medio del conflicto
Las nuevas políticas generaron preocupación entre sectores académicos y de defensa de derechos civiles, que advierten de un posible uso discrecional del término “antisemitismo” para criminalizar la crítica a Israel o la participación en manifestaciones en solidaridad con Palestina.
Varias personas afectadas por estas medidas han denunciado públicamente que no han expresado odio hacia la comunidad judía, sino que simplemente participaron en protestas contra la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza.