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Francisco I, el papa que buscó reformar la iglesia Católica

El argentino Jorge Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano, llegó al papado con una visión mucho más progresista de su predecesor, Benedicto XVI, pero también causó opiniones divididas.
lun 21 abril 2025 07:06 AM
El Papa Francisco saluda desde el papamóvil camino al Vía Crucis en la playa de Copacabana durante las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud el 26 de julio de 2013 en Río de Janeiro, Brasil. Se espera que más de 1,5 millones de peregrinos se unan al pontífice en su visita a las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud de la Iglesia Católica, que se celebran del 23 al 28 de julio.
Francisco eligió su nombre para honrar la austeridad y la sencillez.

El argentino Jorge Bergoglio, fallecido este lunes a los 88 años, hizo historia desde el momento en el que fue elegido papa el 13 de marzo de 2013. No solo porque fue el primer papa no europeo y el primer papa proveniente de Latinoamérica, sino por la elección de su nombre. Jesuita de formación, otro hecho inédito, el pontífice eligió llamarse Francisco, en honor a San Francisco de Asis, un santo que es símbolo de austeridad, paz y servicio a los pobres.

De acuerdo con el diario argentino Clarín, esa elección no es casual. Bergoglio se caracterizó también como arzobispo de Buenos Aires y en otros puestos que tuvo por ser una persona austera y de vida sencilla. En honor a Asis, Francisco renunció a varios de los rituales y símbolos usados por sus predecesores, al considerarlos una ostentación.

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Su mismo nombramiento fue atípico. Francisco fue elegido papa después de la renuncia de su antecesor, Bendicto XVI, algo que no sucedía desde hace más de seis siglos en la iglesia católica. El papado suele ser un puesto vitalicio.

Como papa, Bergoglio buscó dar una mayor apertura a la Iglesia Católica, con varias reformas. Sin embargo, el carácter franco de muchas de sus declaraciones con temas que van desde las uniones entre parejas del mismo sexo hasta la guerra y la migración, le trajeron el recelo de algunos grupos fuera y dentro de la Iglesia.

La vida de Jorge Bergoglio antes de ser Francisco

Jorge Mario Bergoglio nació el el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires. Su padre era Mario Bergoglio, un trabajador ferroviario y su madre, Regina María Sívori, ama de casa, ambos migrantes italianos.

De joven trabajó limpiando el suelo de una floristería y como portero de discoteca. Tiene el título de técnico químico.

Bergoglio vivió con un pulmón completo desde los 20 años, cuando se sometió a una operación. Sin embargo, salvo limitarle un poco su capacidad respiratoria, no afectó su calidad de vida.

A los 21 años decidió convertirse en sacerdote. Ingreso al Seminario Diocesano de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958, entró al noviciado de la Compañía de Jesús. Completó sus estudios de humanidades en Chile y regresó a Argentina en 1963 para graduarse como licenciado en Filosofía del Colegio de la Inmaculada Concepcion de Santa Fe. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969.

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“Desde entonces realizó una larga carrera dentro de la orden de la cual llegó a ser 'provincial' desde 1973 hasta 1979, durante la dictadura militar argentina. Procuro mantener a toda costa la unidad del movimiento jesuita, influenciado por la Teología de la Liberación, bajo la consigna de 'mantener la no politización de la Compañía de Jesús’”, indica el sitio de la Curia Jesuita de Buenos Aires.

Su actuación durante la última dictadura cívico militar de Argentina (1976-1983) fue muy cuestionada por muchos de sus compatriotas, quienes criticaron su falta de acciones concretas en oposición al régimen encabezado por el general Jorge Videla.

Incluso el diario Página 12, de izquierda, aseguró en un perfil de Bergoglio publicado en 2010, que el jesuita colaboró con las autoridades de la época, pues no había protegido a dos religiosos que fueron detenidos y permanecieron en cautiverio durante cinco meses en la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA).

El propio Bergoglio rechazó estas declaraciones en su libro El Jesuita, publicado ese mismo año, y afirmó que hizo lo que podía “con la edad que tenía y las pocas relaciones cosas las que contaba, para abogar por las personas secuestradas”.

Los defensores de quien se convertiría en papa, en cambio, aseguran que escondió y ayudó a exiliarse a varios perseguidos por la dictadura.

"Hubo obispos que fueron cómplices, pero Bergoglio no", dijo Adolfo Pérez Esquivel, un activista de los derechos humanos argentino y premio Nobel de la paz, en entrevista con BBC Mundo en 2013.

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Fue consagrado obispo titular de Auca el 20 de mayo de 1992, para ejercer como uno de los cuatro obispos auxiliares de Buenos Aires. Posteriormente fue obispo coadjutor de la misma el 3 de junio de 1997. Recibió el cargo de arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998. Por entonces no vivía en el palacio cardenalicio, sino en un piso normal y corriente. Iba a trabajar todos los días en autobús y se hacía la comida.

Dentro del Episcopado argentino es considerado un moderado entre los prelados más conservadores y la minoría “progresista”, aunque se pronuncio en contra del proyecto de Ley de Matrimonio entre Personas del Mismo Sexo, aprobada en argentina en julio de 2010.

El 9 de julio de 2010, días antes de su aprobación, se hizo pública una nota suya calificando como una “guerra de Dios” dicho proyecto, que contemplaba que las personas homosexuales pudieran contraer matrimonio y adoptar niños. Además chocó en otras ocasiones con los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner, con sus críticas por la corrupción y la pobreza.

Fue mencionado como uno de los prelados mejor posicionados para suceder a Juan Pablo II, en el Cónclave de 2005. En marzo de 2013, Jorge Bergoglio fue uno de los dos cardenales argentinos que participaron del cónclave para elegir al sucesor del Papa Benedicto XVI.

Tras al menos cuatro votaciones y dos fumatas negras, los 115 cardenales electores, inclinaron la votación a su favor y el 13 de marzo de 2013 fue elegido el Papa número 266. Se impuso el nombre de Francisco, convirtiéndose en el primer latinoamericano y el primer miembro de la compañía de Jesús en dirigir la Iglesia católica. La fumata blanca se alzó sobre el cielo de Roma a las 19:08.

El legado de Francisco

Francisco, una figura carismática, llegó con aires de cambio al Vaticano. Una vez que asumió el cargo, decidió vivir en la casa de huéspedes del Vaticano en lugar del Palacio Apostólico, viajar a eventos en un Fiat y no en un Mercedez-Benz y que su vestimenta fuera más sencilla que la de sus antecesores.

“Así como Jean Pablo II alteró el perfil del papado a través de sus viajes por el mundo, Francisco lo ha hecho a través de su espontaneidad y franqueza”, escribió Paul Elie en un artículo para The New Yorker.

Las actitudes progresistas de Francisco le valieron varios elogios. La revista TIME lo apodó “el papa del pueblo” en 2013 y lo nombró como Persona del Año entonces.

Por algunos, su liderazgo fue visto como una renovación necesaria para la Iglesia Católica, envuelta desde hace muchos años en escándalos de corrupción y de abusos sexuales contra menores de edad.

Catherine Clifford, teóloga e historiadora de la Universidad de Saint Paul, dijo a la revista Newsweek que Francisco enfrentó “cierta resistencia a su estilo de liderazgo entre algunos obispos”.

El papa puso el acento en “la identidad y la dignidad de los pueblos, un esfuerzo sistemático por crear las bases culturales y de carácter espiritual de una nueva sociedad mundial fundada en la identidad y no en su homogeneización”, dijo el analista internacional argentino Jorge Castro, en entrevista con Connectas en marzo de 2023.

El papa priorizó el contacto de la Iglesia Católica con los creyentes fuera de Europa. Prefirió hacer viajes a América Latina —la región con más católicos del mundo—, Asia y África.

En septiembre de 2024 realizó una gira de 12 días por cuatro países de Asia y Oceanía, el mayor viaje de su papado en duración y distancia.

El papa, además, trajo mayor diversidad a la iglesia.

“Realmente este Papa ha significado un cambio. No sólo se ha vuelto la voz de los sin voz, sino una autoridad moral mundial: todos los líderes del mundo lo escuchan”, aseguró Castro.

Desde su entrada al pontificado, Francisco enfrentó una pequeña caída en su popularidad, aunque aún hay varios países en los cuales goza de una gran aprobación.

De acuerdo con una encuesta del Centro Pew presentada en abril de 2024, en todos los países latinoamericanos encuestados, así como en los Estados Unidos, aproximadamente dos tercios o más católicos expresan una opinión favorable del Papa Francisco, incluido el 88% en Colombia y el 84% en Brasil.

La mayoría de los católicos encuestados aseguraban que el Papa Francisco representa un cambio en la dirección de la Iglesia Católica.

"Francisco está liberado de la sombra de Benedicto XVI, y al mismo tiempo aislado ante sus enemigos porque de cierta forma Benedicto XVI lo protegía", señaló a la AFP Michel Kubler, sacerdote en Roma y otrora redactor en jefe religioso del diario francés La Croix, en una entrevista en 2023.

Tanto dentro como fuera del Vaticano, las críticas aumentaron desde su elección, como lo prueban los numerosos pronunciamientos contra su gestión, en especial de ultraconservadores estadounidenses.

"Los que no quieren a Francisco se contienen cada vez menos. Estamos en una espiral de endurecimiento de las relaciones entre Francisco y cierta oposición católica", constató Kubler.

"Los ataques son más virulentos y a 360º. También hay un cansancio general", señaló una fuente del Vaticano, haciendo hincapié en la personalidad "polarizante" de Francisco.

Los temas más criticados son la gestión del papa, considerada demasiado personal, y las dificultades para completar su reforma de la Curia, el gobierno central de la Iglesia, para la cual fue electo.

Como respuesta, Francisco actuó con firmeza, eliminando los privilegios, el salario y el alojamiento oficial de uno de sus adversarios más famosos, el cardenal estadounidense Raymond Burke.

El año 2023 también estuvo marcado por novedades en la lucha contra la violencia sexual en la Iglesia, así como la inculpación de un sacerdote jesuita esloveno acusado de violencia sexual y psicológica contra mujeres. También tuvo lugar la renuncia del miembro más influyente de la comisión del Vaticano contra la pedocriminalidad.

Sin embargo, la falta de más acciones concretas sobre este tema continuó como una sombra el resto se su pontificado.

El papa empujó por cambios importantes en la iglesia, pero el sínodo, un proceso de reforma dentro de la institución que encabezó durante entre 2021 y 2024, dio resultados decepcionantes.

El proceso sinodal hizo surgir grandes esperanzas de cambio, especialmente para las mujeres, que durante mucho tiempo se ha quejado de ser tratadas como ciudadanas de segunda en la iglesia.

Las mujeres tienen prohibido ejercer el sacerdocio y los puestos ministeriales más altos de la institución, a pesar de que realizan la mayor parte del trabajo en la dirección de hospitales y escuelas católicas y en la transmisión de la fe a las futuras generaciones.

El tema de ordenar a mujeres diaconisas, sin embargo, fue retirado de las discusiones, pues la iglesia aún no se encontraba "madura" para tomar esta decisión, afirmó el papa Francisco, de acuerdo con el cardenal Víctor Manuel Fernández.

Sin embargo, en su papado hubo algunos pequeños avances para los creyentes de la comunidad LGBT. En diciembre de 2023, el papa aprobó que los sacerdotes católicos pueden administrar bendiciones a parejas del mismo sexo, siempre y cuando no formen parte de los rituales o liturgias regulares de la Iglesia.

"Esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio", precisa el documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aprobado por el papa Francisco.

Unas semanas antes, el Vaticano indicó que los creyentes transgénero pueden ser bautizados en la iglesia católica si el acto no provoca ningún "escándalo" o “confusión”.

Francisco insistió en varias ocasiones que la Iglesia debe abrirse a todos, incluso a los creyentes LGBTQ. Sin embargo, dejó claro que consideraba la homosexualidad "un pecado, como lo es cualquier acto sexual fuera del matrimonio".

"El Señor siempre camina con nosotros (...) Incluso si somos pecadores, Él se acerca para ayudarnos. El Señor nos ama como somos, este es el amor loco de Dios”, dijo Francisco a una joven transexual en julio de ese año, de acuerdo con declaraciones difundidas por el Vaticano.

El papa, además, siempre fue muy vocal acerca de temas geopolíticos, como las guerras en Ucrania y la Franja de Gaza, así como la migración. Sus declaraciones sobre estos asuntos le contaron, sin embargo críticas, incluso de mandatrios, como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

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