Fue Pérez Esquivel quien salió en su defensa frente a quienes le reprochaban por dos sacerdotes jesuitas detenidos y desaparecidos durante cinco meses cuando él era provincial de la orden, durante la dictadura argentina (1976-83).
"No tenía vínculos con la dictadura. Bergoglio no entregó a nadie, tampoco es un cómplice de la dictadura", aseguró en repetidas veces Pérez Esquivel, él mismo víctima del régimen militar.
Desencuentro y diálogo
Durante seis años, a partir de 2005, presidió la Conferencia Episcopal Argentina, desde donde hizo pesar el poder de la iglesia católica en la vida política del país, a veces con visita y recepciones a dirigentes políticos y sindicales, otras con homilías y documentos públicos que saltaban a los titulares de los diarios.
El fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), un peronista de centro-izquierda, llegó a definir a Bergoglio como "el jefe espiritual de la oposición".
También tuvo una relación tormentosa con la exmandataria Cristina Kirchner, durante cuyo gobierno (2007-2015) se aprobó el matrimonio igualitario, y con el expresidente Mauricio Macri, quien en 2018 habilitó por primera vez el debate parlamentario sobre el derecho al aborto, legalizado en 2020 durante el gobierno de Alberto Fernández.
Pese a sus desencuentros con Macri, que habían comenzado cuando era alcalde de Buenos Aires, Bergoglio "puso por delante su vocación de diálogo", señaló Sergio Rubín, coautor junto con Francesca Ambrogetti de las biografías El jesuita (2013) y El Pastor (2023).