Desde el 2 de marzo, Israel cortó por completo todos los suministros a los 2.3 millones de habitantes de la Franja de Gaza, y los alimentos almacenados durante el alto el fuego de principios de año prácticamente se han agotado.
El PMA advirtió que si no se levantaba el bloqueo de la ayuda podría verse obligado a poner fin a su ayuda.
El 31 de marzo, las 25 panaderías apoyadas por el PMA cerraron tras agotarse la harina de trigo y el combustible para cocinar, mientras se agotaban los paquetes que daban a las familias raciones de alimentos para dos semanas.
La oficina de medios de comunicación del Gobierno de Gaza dijo el viernes que la hambruna ha dejado de ser una amenaza inminente y se está convirtiendo en una realidad.
"Miles de familias palestinas se enfrentan ahora a la inanición tras ser incapaces de proporcionar siquiera una comida a sus hijos", afirmó en un comunicado.
Cincuenta y dos personas han muerto a causa del hambre y la desnutrición, entre ellas 50 niños, mientras que más de un millón de niños pasan hambre a diario, añadió.
El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí dijo que 25,000 camiones de ayuda habían entrado en Gaza en los 42 días del alto el fuego —antes de cerrar la frontera a principios de marzo— y que Hamás usó la ayuda para reconstruir su maquinaria bélica.
“Gaza está cada vez más cerca de quedarse con las manos vacías”, indicó Olga Cherevko, portavoz la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas el 2 de mayo. “Las reservas de alimentos se han agotado en su mayor parte y el acceso al agua es imposible”.
Cherevko afirmó que el personal humanitario de la ONU está “en contacto permanente” con las autoridades israelíes y aboga por la reapertura de los pasos fronterizos. “Tenemos mecanismos que mitigan los desvíos y garantizan que la ayuda llegue a las personas a las que está destinada”, afirmó.
“Estamos preparados para reanudar la entrega a gran escala en cuanto se reabran los pasos fronterizos”, insistió Cherevko. “Mantenemos nuestra promesa de mantener nuestros principios y seguir aliviando el sufrimiento de la gente, dondequiera que esté”.
Cherevko afirmó que desde marzo, 420,000 personas fueron “una vez más obligadas a huir, muchas de ellas sólo con lo puesto, tiroteadas por el camino, llegando a refugios abarrotados, mientras se bombardean tiendas de campaña y otras instalaciones donde la gente busca seguridad”.