La migración como un tema de seguridad
“La migración afecta de manera directa a dos de los elementos constitutivos de los Estados, a saber: una población permanente y un territorio determinado. Por lo tanto, se considera que la regulación de la migración (la entrada y la estancia de las personas) es un derecho de los Estados soberanos”, indica la Organización Internacional de la Migración en su informe sobre las migraciones 2024.
El concepto migración regular o irregular surgió después de la Segunda Guerra Mundial cuando los Estados aumentaron sus capacidades y su voluntad de ampliar el número y el alcance de las regulaciones.
El concepto de migración regular era muy distinto a lo que comprendemos ahora. En la década de 1950, varios académicos definieron la migración irregular por oposición a la migración permanente. Entendían que el carácter irregular de la migración residía en la probabilidad de que se produjeran nuevos desplazamientos, pero sin que se conocieran aún el momento ni el destino de esos desplazamientos, puesto que ambos escapaban al control de los afectados.
La migración comenzó a considerarse un riesgo para la seguridad nacional hasta el final de la Guerra Fría, en la década de 1990 y en los 2000, especialmente después de los ataques terroristas contra Estados Unidos cometidos el 11 de septiembre de 2001.
“Después de los atentados del 11 de septiembre, se reforzó la tendencia a tratar la migración como un fenómeno de seguridad, lo que tuvo como resultado directo un aumento de los controles migratorios y una importante inversión en sistemas de información fronteriza y respuestas institucionales contundentes, sobre todo en los Estados Unidos, pero también en el resto del mundo occidental”, dice la OIM.
La OIM señala que posterior a este cambio de paradigma, el discurso sobre la migración se volvió cada vez más “tóxico” y “está cada vez más influido por una estrategia política que consiste en sembrar el miedo y la división”.