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Las nuevas restricciones a la migración en el mundo en un mapa

Varios países en América y Europa quieren reducir la llegada de migrantes en el mundo. Estos son algunos ejemplos.
jue 17 julio 2025 10:00 AM
Las furgonetas salen de una instalación agrícola donde los agentes federales y los oficiales de inmigración de los Estados Unidos llevaron a cabo una operación, mientras los agentes federales de los Estados Unidos hacen guardia, en Camarillo, California, EE. UU., el 10 de julio de 2025. (Imagen principal del artículo web "Crisis migratoria global: países desarrollados cierran sus fronteras | Mapa")
Desde la década de 1990, la migración es considerada por muchos países como un asunto de seguridad nacional.

El número de migrantes aumenta en el mundo. Ante este panorama, varios países en el mundo comienzan a cerrar su puerta a la llegada de nuevas personas provenientes de otros países.

En 2020, los continentes que tenían las proporciones más altas de migrantes internacionales eran Oceanía, Norteamérica y Europa, con 22%, 16% y 12% de la población total, respectivamente. En contraste con Latinoamérica y el Caribe, Asia y África, donde se tienen las menores dimensiones.

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Norteamérica y Europa son también las regiones donde la migración es considerada un problema para una cantidad más grande de la población. Por el contrario, muchos gobiernos en otras regiones aún conservan una actitud de apertura ante la migración.

África se encuentra en un punto de su desarrollo en el que existe un reconocimiento generalizado de que las barreras entre sus relativamente pequeñas economías nacionales se interponen en el camino del acceso a mercados, fuentes de capital y habilidades más grandes.

En cuanto a Sudamérica, su rápido progreso hacia la apertura cuando se trata del movimiento de personas también es en parte una función de la necesidad: incluso los gobiernos de derecha de la región se han visto obligados a lidiar con la realidad del éxodo masivo de migrantes de Venezuela.

“En general, el Norte y el Sur Globales se dirigen en direcciones opuestas en el tema de la apertura de las fronteras. Esto está relacionado en parte con sus circunstancias de desarrollo: los países en desarrollo tienen menos que perder en forma de riqueza, calidad de vida y calidad de infraestructura y servicios sociales que los países ricos”, indica Alan Hirsch, investigador senior en el New South Institute, en un artículo del Fondo Carnegie para la Paz Internacional.

Sin embargo, incluso en estas regiones con mayor apertura hay ejemplos de mayores medidas contra la migración.

Por ejemplo, en Sudáfrica, el centro de inmigrantes más grande del continente, el Congreso Nacional Africano (ANC) perdió en 2024 su mayoría parlamentaria por primera vez desde el fin del apartheid, en una elección en la que la migración era un tema clave. El nuevo gobierno de coalición tomó medidas enérgicas contra la migración irregular, incluso aumentando las redadas en el lugar de trabajo.

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La migración como un tema de seguridad

“La migración afecta de manera directa a dos de los elementos constitutivos de los Estados, a saber: una población permanente y un territorio determinado. Por lo tanto, se considera que la regulación de la migración (la entrada y la estancia de las personas) es un derecho de los Estados soberanos”, indica la Organización Internacional de la Migración en su informe sobre las migraciones 2024.

El concepto migración regular o irregular surgió después de la Segunda Guerra Mundial cuando los Estados aumentaron sus capacidades y su voluntad de ampliar el número y el alcance de las regulaciones.

El concepto de migración regular era muy distinto a lo que comprendemos ahora. En la década de 1950, varios académicos definieron la migración irregular por oposición a la migración permanente. Entendían que el carácter irregular de la migración residía en la probabilidad de que se produjeran nuevos desplazamientos, pero sin que se conocieran aún el momento ni el destino de esos desplazamientos, puesto que ambos escapaban al control de los afectados.

La migración comenzó a considerarse un riesgo para la seguridad nacional hasta el final de la Guerra Fría, en la década de 1990 y en los 2000, especialmente después de los ataques terroristas contra Estados Unidos cometidos el 11 de septiembre de 2001.

“Después de los atentados del 11 de septiembre, se reforzó la tendencia a tratar la migración como un fenómeno de seguridad, lo que tuvo como resultado directo un aumento de los controles migratorios y una importante inversión en sistemas de información fronteriza y respuestas institucionales contundentes, sobre todo en los Estados Unidos, pero también en el resto del mundo occidental”, dice la OIM.

La OIM señala que posterior a este cambio de paradigma, el discurso sobre la migración se volvió cada vez más “tóxico” y “está cada vez más influido por una estrategia política que consiste en sembrar el miedo y la división”.

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