¿Por qué no funcionará esta medida?
La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) señala que hay varias razones por las que el uso del ejército no es la mejor estrategia para combatir a los cárteles del narcotráfico, aunque reconocen la dificultad de detener a estas organizaciones.
En primer lugar, menciona que el objetivo de la administración Trump con estos operativos es poco claro.
“Aun cuando el objetivo fuera eliminar a un grupo determinado, el resultado sería decepcionante en términos de reducir la violencia o el narcotráfico en el mediano y largo plazo”, indica la organización en un reporte, pues los líderes individuales son fácilmente reemplazables.
Aunque el ejército estadounidense cuenta con capacidades de sobra para interrumpir las actividades de un grupo criminal específico, como destruir complejos de laboratorios de drogas y capturar capos, eso aporta muy poco al objetivo más amplio de acabar con el crimen organizado.
“Nuevos grupos criminales —a menudo más violentos— surgen para llenar los vacíos que dejan los líderes asesinados o capturados”, señala la organización.
También señala que la naturaleza de los grupos de los cárteles del crimen organizado es muy distinta a la de los grupos insurgentes o terroristas, como lo ha hecho en Latinoamérica y en otras regiones del planeta.
Estos grupos necesitaron décadas de ofensivas militares antes de disolverse o sentarse a negociar, y son adversarios muy distintos de enfrentar en comparación con el crimen organizado, señala WOLA.
"Los grupos criminales son adversarios menos predecibles porque no necesariamente buscan enfrentarse con los gobiernos de sus países. Lo que quieren es ganancia, no poder político (salvo cuando el poder sirve para proteger sus ganancias)”, indica el reporte, “La administración Trump parece no entender este punto en absoluto”.
Por ejemplo, aunque las acciones logran afectar las operaciones temporalmente, de poco servirá si no se destruyen las estructuras políticas y económicas que sostienen a este tipo de organizaciones criminales.
“Deshacer esas relaciones no es una misión militar: es tarea de investigadores, fiscales y jueces, quienes a su vez deben estar sujetos a un estricto control anticorrupción”, dice WOLA. “Dejará intacto al ‘crimen organizado’, porque los soldados y las fuerzas armadas no existen para combatir redes de corrupción y el financiamiento ilícito”.