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Israel y Palestina ya habían alcanzado un acuerdo hace 32 años, por esto fracasó

El plan propuesto por Trump, aceptado por Hamás y el gabinete de Benjamin Netanyahu, si se aplica en su totalidad, acercaría a las dos partes más que cualquier otro esfuerzo anterior.
vie 10 octubre 2025 09:16 AM
La gente mira la Franja de Gaza en una colina en el lado israelí de la frontera el 9 de octubre de 2025 en el sur de Israel, Israel.
El acuerdo, ya aprobado por el gabinete israelí y por Hamás, indica que cesarán los combates, Israel se retirará parcialmente de Gaza y Hamás liberará a todos los rehenes restantes a cambio de cientos de prisioneros retenidos por el Estado hebreo. (FOTO: Amir Levy/Getty Images)

Israel y Hamás alcanzaron esta semana un acuerdo para terminar con la guerra que sostienen desde hace dos años en la Franja de Gaza, que trajo la muerte de al menos 67,000 palestinos y la destrucción casi total del enclave palestino.

El acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes israelíes a cambio de prisioneros palestinos es la primera fase de la iniciativa del presidente estadounidense Donald Trump, para terminar con el conflicto, que se extendió a otros países de la región, como Líbano, Siria, Irán y Yemen.

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El plan, ya aprobado por el gabinete israelí y por Hamás, indica que cesarán los combates que Israel se retirará parcialmente de Gaza y Hamás liberará a todos los rehenes restantes a cambio de cientos de prisioneros retenidos por el Estado hebreo.

También se permitirá la entrada en Gaza de flotas de camiones con alimentos y ayuda médica para socorrer a los civiles, cientos de miles de los cuales se han refugiado en tiendas de campaña después de que las fuerzas israelíes destruyeran sus hogares y arrasaran ciudades enteras.

En la Casa Blanca, Trump dijo que creía que conduciría a una "paz duradera”.

El acuerdo, si se aplica en su totalidad, acercaría a las dos partes más que ningún otro esfuerzo anterior para detener esta guerra.

Sin embargo, muchas cosas podrían salir mal, incluso después de la firma del acuerdo. El camino es estrecho, pero es la mejor oportunidad de crear una paz duradera desde los Acuerdos de Oslo en 1993 y 1995, que fracasaron debido a los extremismos en ambas partes y a la falta de voluntad política de Israel.

¿Qué son los Acuerdos de Oslo?

Los Acuerdos de Oslo son una serie de acuerdos firmados entre Israel y la Organización de Liberación de Palestina (OLP) entre 1993 y 1999 que se suponía que resultarían en un llamado "acuerdo de estatus final" para 1999 que "lograría una paz justa, duradera e integral" entre israelíes y palestinos, según la Declaración de Principios (este enlace se abre en una nueva ventana).

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En el primer acuerdo, firmado en 1993, Israel aceptó a la OLP como representante de los palestinos, y la OLP renunció al terrorismo y reconoció el derecho de Israel a existir en paz.

Ambas partes acordaron que se establecería una Autoridad Palestina (AP) y asumiría las responsabilidades de gobierno en Cisjordania y la Franja de Gaza durante un período de cinco años. Luego, se celebrarían conversaciones sobre el estatus permanente sobre las fronteras, los refugiados y Jerusalén.

Se suponía que el acuerdo final sobre el estatuto se basaría en la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que pedía a Israel que se retirara de los territorios que ocupó durante la guerra de junio de 1967, incluidos Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza.

Como resultado, la mayoría de los palestinos creían que los Acuerdos de Oslo crearían un Estado palestino independiente en los territorios ocupados junto a Israel, como parte de la llamada "solución de dos Estados" en Palestina/Israel defendida por la comunidad internacional.

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Los Acuerdos de Oslo fueron un punto de inflexión importante en las relaciones entre israelíes y palestinos y transformaron la lucha palestina por la libertad y la autodeterminación.

"Se suponía que conducirían a la paz después de décadas de violencia causada por el establecimiento del sistema de apartheid de Israel en Palestina y la expulsión masiva de los palestinos de su tierra natal en 1948, y la ocupación militar de Israel y la colonización de las tierras palestinas restantes que comenzaron en 1967”, indica el Instituto para el Entendimiento de Medio Oriente.

Yasser Arafat, el líder histórico de la OLP, Shimon Peres, entonces ministro de relaciones exteriores de Israel y Yitzhak Rabin, primer ministro del Estado hebreo, ganaron el Premio Nobel de la Paz en 1994 “por sus esfuerzos para crear la paz en el Medio Oriente”, de acuerdo con el Comité Noruego del Nobel.

¿Por qué fracasaron?

Algunos judíos vieron los Acuerdos de Oslo como una traición, y Rabin fue asesinado por un fanático religioso en noviembre de 1995 en Tel Aviv. Eso solo fue el inicio del fracaso de este intento de llevar la paz a Medio Oriente.

“El asesinato de Rabin fue seguido por una serie de ataques terroristas por parte de Hamas, que socavaron el apoyo al Partido Laborista —al que pertenecía Rabin— en las elecciones israelíes de mayo de 1996”, indica la Oficina del Historiador del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Benjamin Netanyahu, el nuevo primer ministro israelí, provenía de las filas del Likud, un partido de derecha que históricamente se había opuesto a la existencia de un Estado Palestino y a la retirada de los territorios ocupados.

Netanyahu reprobaba los acuerdos pactados por Rabin en Noruega y propició su suspensión, provocando tensiones entre ambas naciones.

“Los líderes israelíes nunca aceptaron la creación de un estado palestino independiente junto a Israel o un solo estado en toda Palestina/Israel con igualdad para ambos pueblos”, recuerda el Instituto para el Entendimiento de Medio Oriente.

Con las conversaciones estancadas y temas polémicos pendientes de resolver, el proceso pactado en Oslo se detiene por completo cuando el líder de la oposición israelí, Ariel Sharon, visita en el año 2000 el Monte del Templo, un lugar sagrado para el Islam.

Los palestinos entienden esta visita como una provocación, dando lugar al levantamiento popular conocido como la Segunda Intifada, con graves consecuencias bélicas que todavía perduran hasta el día de hoy.

De acuerdo con fuentes más cercanas a Palestina, Israel utilizó el marco de Oslo para eludir sus responsabilidades y afianzar su poder en la región.

”Mientras que Israel conservaba el control directo sobre la mayor parte de la tierra, ya no tenía que proporcionar los servicios que una potencia de ocupación está obligada a proporcionar a la población ocupada”, indicó la organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional en un informe publicado en 2003.

Entre 1993 y 1999, Israel aceleró la construcción de asentamientos en Cisjordania y Gaza, prohibidos por el derecho internacional.

"La posición de los asentamientos ha asegurado que no haya contigüidad territorial entre las comunidades palestinas en diferentes áreas de los Territorios Ocupados”, decía Amnistía en 2003.

Israel comenzó a imponer restricciones cada vez más severas (este vínculo se abre en una nueva ventana) al movimiento de los palestinos, tanto dentro de los territorios ocupados como entre los territorios y el mundo exterior.

Israel aceleró su destrucción de hogares y comunidades palestinas, principalmente con el pretexto de que fueron construidos sin la aprobación de Israel, que era y sigue siendo casi imposible (este enlace se abre en una nueva ventana) para los palestinos.

¿Cuál es la diferencia entre el plan actual y Oslo?

El plan de Trump ha sido mal recibido por los ministros de línea ultranacionalista de Benjamin Netanyahu, quienes comparan el plan con Oslo y votaron en contra de su aprobación.

Bezalel Smotrich, ministro de defensa, dijo que el plan es ”mezcla incomible (...) desactualizada", y que marca "un regreso a la concepción de Oslo, un fracaso histórico de la oportunidad más legítima del mundo para liberarse finalmente de las cadenas de Oslo, un fracaso diplomático rotundo”.

Sin embargo, el plan propuesto por Trump es distinto a lo alcanzado hace 32 años, pues ofrece “un cambio de negociaciones interminables y abstractas sobre mapas y los hipotéticos arreglos constitucionales de dos estados”, indica The Economist.

“En cambio, promete un enfoque práctico en el que, a medida que Gaza es gobernada y reconstruida, se deshace de los terroristas que una vez la dominaron, los israelíes y los palestinos llegan a creer que tienen más que ganar con la coexistencia que con la destrucción mutua”, señala la publicación inglesa.

El acuerdo entre Hamás e Israel, que también ha sido celebrado por la Autoridad Palestina, llegó después de que ambas partes estuvieran adatad en Sharm el-Sheikh, Egipto, con negociadores de Estados Unidos, Egipto, Qatar y Turquía disponibles para aplicar presión.

Durante un ataque sin precedentes el 7 de octubre de 2023, hecho que desencadenó la guerra, Hamás secuestró a 251 personas en Israel y las trasladó a Gaza. Al menos 47 siguen retenidas allí, incluidas 25 que han fallecido, según el ejército.

La liberación de esos cautivos "debería poner fin a la guerra", aseguró más temprano el canciller israelí, Gideon Saar, mientras el negociador jefe de Hamás, Khalil al Hayya, dijo que obtuvo "garantías de los mediadores hermanos y de la administración de Estados Unidos confirmando que la guerra llegó a su final”.

Sin embargo, el plan aún corre el riesgo de sufrir un destino parecido al de los Acuerdos de Oslo.

El reciente plan de 20 puntos establecido por Trump, que sirvió de base para las negociaciones, estipula el desarme de Hamás y que Gaza sea gobernada después de la guerra por una autoridad de transición encabezada por él mismo.

Estas cuestiones no han sido abordadas todavía.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, expresó este jueves su esperanza de que el acuerdo pueda conducir al establecimiento de un Estado palestino independiente, pero el actual primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y los miembros de su coalición de gobierno están en contra de la solución de dos Estados.

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