China defiende la "no proliferación"
          
          Estas declaraciones responden a una serie de anuncios recientes de Vladimir Putin, quien se felicitó el domingo por el éxito de la prueba final del misil de crucero Burevestnik, que, según él, tiene "un alcance ilimitado" y es capaz de burlar prácticamente todos los sistemas de interceptación.
          El miércoles, el mandatario ruso informó del éxito de la prueba de un "dron submarino" bautizado Poseidón, y compatible con cargas atómicas. "Ningún otro aparato en el mundo es igual a este en cuanto a velocidad y profundidad" a la que opera, aseguró el líder del Kremlin.
          Tras las declaraciones de Trump, Moscú aclaró que se trataba de pruebas de armas capaces de portar una ojiva nuclear, y no de bombas nucleares en sí mismas.
          "Con respecto a las pruebas del Poseidón y del Burevestnik, esperamos que el presidente Trump haya sido informado correctamente. Esto no puede considerarse como una prueba nuclear", declaró el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov.
          Poco antes, China había instado a Estados Unidos a respetar "seriamente" la prohibición de los ensayos nucleares, y a tomar "medidas concretas para preservar el sistema mundial de desarme y no proliferación nucleares".
          La semana pasada, el presidente estadounidense pospuso indefinidamente una reunión recién anunciada con su homólogo ruso en Budapest.
          Trump indicó que no deseaba mantener conversaciones "para nada", antes de imponer nuevas sanciones a los hidrocarburos rusos.
          Más allá de estos recientes acontecimientos, la retórica nuclear regresó a la diplomacia mundial desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
          La amenaza del arma definitiva es una de las herramientas recurrentes de Moscú, que ordenó tras el inicio de la guerra "poner las fuerzas de disuasión del ejército ruso en estado de alerta especial de combate".
          Cuando se le preguntó sobre el riesgo de un descontrol, Donald Trump respondió: "No lo creo. Creo que está bastante bien controlado".
          Pero la semana pasada, la OTAN organizó en Países Bajos, excepcionalmente en presencia de periodistas, un ejercicio para poner a prueba su dispositivo en caso de que algún día se tuviera que utilizar el arma.
          Estados Unidos y Rusia siguen vinculados en principio por el tratado de desarme Nuevo START, que limita a cada parte a 1.550 ojivas estratégicas ofensivas desplegadas y prevé un mecanismo de verificaciones, interrumpidas desde hace dos años.
          El tratado expira en febrero. Moscú propuso prorrogarlo un año, pero sin mencionar una posible reanudación de las inspecciones de los arsenales.