Entre lágrimas, la exdiputada Lucero Sánchez cuenta su vida con el 'Chapo'
NUEVA YORK - La exdiputada mexicana Lucero Guadalupe Sánchez López contó este jueves en la Corte de Nueva York cómo ella y Joaquín El Chapo Guzmán se libraron por un pelo de ser capturados una madrugada de 2014, al escapar por un túnel construido debajo de una bañera en una casa de Culiacán, Sinaloa. El capo estaba totalmente desnudo.
Estaban en la cama el 17 de febrero de ese año cuando a las tres o cuatro de la mañana despertaron con el ruido de los helicópteros y estremecedores golpes de los marinos mexicanos en las puertas, contó ante el jurado la exdiputada por el Partido Acción Nacional (PAN) de 29 años.
El Chapo la llevó corriendo hasta el baño y, para sorpresa de su amante, activó un mecanismo que levantó la bañera, relató Lucero Sánchez de largo cabello suelto y con un tic nervioso que le hace guiñar constantemente ambos ojos.
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Bajaron a toda prisa una escalera de madera, El Chapo abrió una puerta reforzada de acero y accedieron a un húmedo, oscuro y estrecho túnel; lleno de agua y lodo junto a su secretario Cóndor y una empleada en pijamas.
Guzmán, capturado por tercera vez en julio de 2015 y extraditado a Estados Unidos en enero de 2017, adonde es acusado de traficar más de 155 toneladas de drogas, puede ser condenado a cadena perpetua si es hallado culpable.
‘Nos dejó atrás’
El primero en correr por el túnel fue El Chapo, que "iba desnudo", contó Sánchez.
"Él corría primero, nos dejó atrás", dijo la mujer en su testimonio contra su examante, con quien mantuvo una relación desde febrero de 2011 hasta 2013, aunque luego siguieron encontrándose esporádicamente.
En la corte Sánchez se mostró muy nerviosa, y lloró tanto en un momento que hubo que retirarla brevemente de la sala.
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Guzmán Loera, de 61 años y conocido por tener de manera simultánea cuatro o cinco mujeres, miró casi todo el tiempo hacia abajo, evitando los ojos de su exnovia.
Su esposa Emma Coronel, también de 29 años, jugueteaba con su pelo mientras escuchaba y tampoco miró directamente a la testigo.
El Chapo, quien realizó dos fugas espectaculares de prisiones mexicanas, sería atrapado por segunda vez en su vida pocos días después de esa huida con Sánchez, el 22 de febrero de 2014 en un hotel de Mazatlán, Sinaloa, donde estaba con Coronel y las mellizas de ambos, nacidas en agosto de 2011.
Sánchez dijo que conoció al Chapo cuando tenía 21 años, y que lo amaba, pero que al mismo tiempo le tenía miedo y sintió más de una vez que éste la amenazaba.
"Hasta el día de hoy yo estoy confundida porque yo creía que era una relación de pareja", dijo con voz triste Sánchez, que vestía un traje de presidiario azul.
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Cuando la llevaban a visitar al Chapo -al principio una o dos veces por mes, luego más seguido, hasta que terminaron viviendo juntos- no se le permitía usar un celular, y le vendaban los ojos para que no supiera dónde estaba.
Cuando le contó que no dormía por las noches porque tenía miedo, Joaquín Guzmán le escribió: "La mafia mata a la gente que no le paga o a la que pone el dedo (a soplones), pero no a la que es seria", según uno de sus intercambios de mensajes de texto interceptados por el gobierno estadounidense y divulgado en la corte.
Cuando vivió con él, "lo atendía en la casa" y le compraba todas sus cosas. Sus tareas incluían también recortarle "las mangas del pantalón porque le quedaban un poco largas", contó de su expareja, que mide poco más de 1.60 m.
Primero los negocios
En 2014, Sánchez decidió dedicarse a la política y fue electa diputada local en Sinaloa. Fue destituida pocos meses antes del fin de su mandato "por la relación con Joaquín", afirmó.
La testigo fue arrestada hace poco más de un año y medio, cuando intentó entrar a San Diego, California, y desde entonces está presa en Estados Unidos, acusada de conspiración para traficar cocaína.
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Sánchez contó al jurado cómo tras conocer al Chapo, éste la envió a la triple frontera de los estados mexicanos de Durango, Sinaloa y Chihuahua para comprar marihuana "que cumpliera las tres B de calidad; buena, bonita y barata" en comunidades que ella conocía desde niña, y para cargar aviones con hasta 400 kg de la droga.
Insistió en que nunca recibió un peso por su trabajo.
También contó que El Chapo tenía al menos tres compañías fachada para mover dinero de la droga.
Sánchez, que se declaró culpable en octubre pasado, enfrenta una pena de 10 años de cárcel a cadena perpetua, pero espera obtener una reducción de su sentencia por colaborar con el gobierno.
Su testimonio continuará el martes próximo, cuando prosiga el juicio.