OPINIÓN: ¿Por qué se ha depreciado el peso? Por Trump y más por otros factores

En comparación con las principales divisas emergentes, el peso ha tenido un sub-desempeño de alrededor de 17% en 2016.
Caída Se dice que el peso ha sido víctima de su propio éxito: que se ha depreciado por ser una moneda muy líquida.

Nota del editor: Carlos Serrano Herrera estudió Economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y se graduó como Doctor en Economía en la Universidad de California, en Berkeley. Ha trabajado en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Banco Mundial (BM). Actualmente es economista en jefe de BBVA Bancomer. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(Expansión) – En los últimos tres años el peso se ha depreciado alrededor de 50% contra el dólar. ¿Qué explica esta caída y qué podemos esperar hacia delante?

Durante 2014 y 2015 el peso se depreció a la par que la mayoría de las monedas emergentes, lo que llevó a varios comentaristas a afirmar que se trataba de un fenómeno global en el que el dólar se apreciaba contra casi todas las monedas del mundo; se decía que el fenómeno no se debía a factores intrínsecos a México. Sin embargo, lo observado en 2016 resta validez a este argumento.

El peso ha perdido valor mientras un buen número de monedas emergentes se ha apreciado. México es el país con la segunda moneda más depreciada en el mundo, solamente detrás de Argentina, país que abandonó un régimen de tipo de cambio fijo.

En comparación con las principales divisas emergentes, el peso ha tenido un sub-desempeño de alrededor de 17% en 2016. Es notorio que no se haya apreciado en la medida en que se han recuperado los precios del petróleo, como ha ocurrido con las monedas de otras naciones exportadoras de crudo, como Colombia y Rusia.

Se dice también que el peso ha sido víctima de su propio éxito: que se ha depreciado por ser una moneda muy líquida (en efecto lo es; es la segunda más líquida dentro de las monedas emergentes). Al ser una moneda líquida, sobre todo una para la que existe un profundo mercado de instrumentos derivados, es cierto que se utiliza para cubrir diversos riesgos en mercados emergentes.

Pero me parece que esta teoría es adecuada para explicar los días malos del peso, pero no para explicar la continua trayectoria de marcada depreciación de los últimos dos años y medio. Si esta fuese la única explicación, veríamos movimientos de nuestra moneda tanto de depreciación como de apreciación

, fenómeno que no ha ocurrido.

Estas razones nos llevan a concluir que hay factores idiosincráticos que explican la caída de nuestra divisa frente al dólar estadounidense. Me parece que estos factores son principalmente tres:

I. Deterioro en los fundamentales macroeconómicos del país, en particular las cuentas externas y fiscales

Si bien los fundamentales del país siguen comparando bien con los de otros países emergentes, éstos han sufrido un deterioro considerable que se aprecia en las cuentas externas y en las fiscales.

Las cuentas externas han sido impactadas principalmente por la caída tanto en los precios como en la producción de petróleo. Esto ha resultado en que México tenga una balanza petrolera negativa. Esta situación explica, en mayor medida, que el déficit de cuenta corriente se haya ampliado de forma significativa: pasó de niveles de alrededor de 1% del PIB en 2012 a niveles cercanos al 3% en la actualidad.

En el frente fiscal, la deuda como porcentaje del PIB ha aumentado en más de 10 puntos porcentuales. No nos debe sorprender que estos dos factores hayan ejercido una importante presión sobre el peso.

II. Expectativas de menor crecimiento en Estados Unidos

Las menores expectativas de crecimiento en Estados Unidos, país que crecerá a niveles de 1.5% este año y a niveles similares el año próximo, impactan a su vez a las expectativas de crecimiento de México debido a la fuerte correlación que hay entre los ciclos económicos de ambos países.

III. El factor Donald Trump

Durante el 2016 se ha dado una fuerte correlación entre los resultados de las encuestas a la elección presidencial de Estados Unidos y el tipo de cambio. Cada vez que Trump aparece con mayores posibilidades de triunfo, el peso se deprecia. Esto no debe de sorprender. El candidato republicano ha dicho en repetidas ocasiones que, en caso de ganar la elección, retiraría a su país del TLCAN, daría facilidades fiscales para que las empresas que tengan operaciones en otros países las regresen a Estados Unidos, y que impondría impuestos elevados a las remesas.

Si el día 8 de noviembre, como indican las encuestas, Clinton resulta ganadora, creo que veríamos una cierta apreciación del peso, pero sería limitada. Para que el peso logre regresar a los niveles de hace un par de años, se requiere que los fundamentales se fortalezcan nuevamente. Y para que ello ocurra es necesario que se lleve a cabo una consolidación fiscal, que se mejore la situación financiera de Pemex y que aumenten los precios del petróleo.

Cuando los inversionistas toman una posición contraria al peso para cubrir algún riesgo emergente, el peso se deprecia, pero cuando logran cubrir de manera directa ese riesgo o cuando el riesgo no se materializa, los inversionistas deshacerían la posición contraria al peso, lo cual resultaría en una apreciación.

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