OPINIÓN: Donald Trump, la presidencia que nunca fue
Nota del editor: Marco A. Morales es Investigador Afiliado al Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Su cuenta de Twitter es @marco_morales . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(Expansión) – A unos cuantos días de la elección presidencial en Estados Unidos, intentar entender la información que se publica sobre el resultado se ha convertido en un juego de adivinanzas.
La ansiedad en la comentocracia sobre una victoria de Donald Trump parece haber ganado tracción, especialmente luego de la carta que enviara James Comey, Director del FBI, al Congreso informando que reanudaría la investigación a Hillary Clinton por el uso de un servidor privado para fines oficiales durante su periodo al frente del Departamento de Estado.
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La comentocracia, sin embargo, olvida en sus análisis las razones que han hecho de esta elección una relativamente estable y, digámoslo, donde un resultado incierto es lo más cerca que Trump ha estado de ganarla.
Entonces, ¿impacta el anuncio del FBI en la intención de voto del próximo martes? No lo suficiente para mover la elección, por dos razones. La primera: un número sin precedentes de votantes anticipados. Tres cuartas partes de los 50 estados permiten alguna forma de voto anticipado. Más de 30 millones de electores han emitido ya su voto, y podrían llegar a ser 50.
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En otras palabras, alrededor de la tercera parte de los votos que esperaríamos en esta elección ya fueron emitidos. Y los demócratas (que presumiblemente votaron por Clinton) están emitiendo más votos que los republicanos en esta elección, especialmente en los estados en disputa. Sobra decir que, una vez emitidos, estos votos no pueden cambiarse.
La segunda: un número atípicamente alto de indecisos que no cambiarán de opinión. El hecho es que hay más votantes indecisos al final de la campaña que en elecciones anteriores. Esto podría implicar bien que hay una bolsa de votantes a convencer y que pueden ser persuadidos por malas notas sobre Clinton, bien que no hay manera de convencerlos porque ya tienen definida su opinión sobre ambos candidatos y esto los lleva a no decidirse por alguno.
Los estudios más serios sugieren que se trata del segundo caso: la mayoría de los votantes indecisos continúan indecisos precisamente porque tienen muy clara su (mala) opinión de los candidatos y no la cambiarán.
nullLo anterior, para decir que hay muy poco margen para que el anuncio del reinicio de la investigación del FBI sobre los correos electrónicos de Clinton afecte el resultado de la elección.
¿Cómo explicar entonces los “movimientos” en las encuestas durante esta semana? Empecemos por decir lo obvio: una encuesta no hace verano. Dicho lo obvio, señalemos lo evidente: históricamente – y confirmado con las últimas elecciones – la intención de voto tiende a cerrarse en los días cercanos a la elección. Pero, sin duda, atribuir el cierre al anuncio del Director Comey es una mejor “nota”.
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Todo esto, sin embargo, no atiende a la pregunta en la mente de todo mundo: ¿habrá un Presidente Trump? La respuesta – como desde hace meses – sigue siendo la misma: es altamente improbable.
Para tranquilidad de muchos, los modelos de predicción se mantienen estables desde hace varios meses y pronostican que Hillary Clinton ganará más de la mitad del voto nacional (~53%) y que es cinco veces más probable que gane Clinton (~84%) que Trump.
Pero la elección se decide en los estados. Los modelos de agregación de encuestas ( FiveThirtyEight , The Upshot , Princeton Election Consortium , HuffPost Pollster , Real Clear Politics , YouGov ) siguen coincidiendo en señalar la ventaja en votos de Clinton en el Colegio Electoral.
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Cierto, en una elección todo puede pasar hasta que terminan de contarse los votos. Igualmente cierto es que las rutas en el Colegio Electoral para que Trump logre ganar la presidencia son tan tortuosas que se vuelven extremadamente improbables.
En suma, a menos que algo radical suceda, la moneda está en el aire, pero muy cantada.
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