OPINIÓN: Empresas sustentables más allá del verde tradicional
Nota del editor: Francisco Bonilla es director general de la empresa Synergy Agua y Energía, docente de la Universidad Anáhuac del Norte y socio fundador de la Universidad del Medio Ambiente. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(Expansión) — ¿Qué cosas habrá que tomar en cuenta para que un modelo de negocio perdure cien años? Una pregunta interesante y máxime si se toma en cuenta que llegar al futuro no necesariamente significará prolongar los eventos que desde el pasado nos han traído hacia el presente.
Actualmente vivimos en un momento de la historia donde nos encontramos en la frontera del modelo de revolución industrial actual el cual estaba basado en una dinámica donde los sistemas industriales podrían ser abastecidos aparentemente de manera ilimitada de recursos desde fuentes inagotables. A inicios del siglo XXI las empresas están comenzando lentamente a tomar conciencia de que la tierra es un sistema cerrado, sujeto a límites y restricciones, y el capital natural no es ilimitado.
El despertar a esta conciencia de fragilidad deberá por fuerza llevar a los empresarios a evolucionar sus modelos de negocio hacia nuevas realidades donde se reconozca que: el mundo disponible para la población humana es limitado, que no se pueden operar los sistemas basados en una continua tasa de generación de desperdicios, que no se pueden degradar en continuo los sistemas que soportan la vida y nos dan servicios esenciales para sobrevivir tales como aire limpio o agua; y que no se pueden seguir construyendo modelos económicos basados en una creciente desigualdad. Este despertar a una nueva conciencia está impulsando a miles de emprendedores a lo largo y ancho del planeta a construir iniciativas de cambio que les permitirán operar modelos de negocio más asemejados al funcionamiento de la naturaleza, la cual es una historia de éxito evolutiva de varios millones de años de existencia.
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Uno de los casos más icónicos de transformación profunda de un negocio es el de la empresa Interface Carpets en Estados Unidos. A mediados de los años 90 del siglo pasado, al director general de esta empresa, Ray Andreson, se le solicitó construir una visión ambiental para las operaciones de la corporación; tras una investigación a fondo en el tema se dio cuenta que los supuestos sobre los cuales estaba construido su modelo de negocio no eran compatibles con su supervivencia de largo plazo (en discursos públicos posteriores el menciona a este despertar al equivalente de darse cuenta de ser saqueadores de la tierra por la manera en la que operaba el negocio). A partir de este momento decidieron construir no solo una visión ambiental sino un plan a 20 años de transformación del mismo, buscando en su filosofía base hacerlo compatible con el funcionamiento de los sistemas naturales.
El primer paso que dieron en este plan fue estudiar los químicos y polímeros con los cuales desarrollaban los hilos con los que manufacturaban sus alfombras, simplificando estos a solamente siete insumos que pudieran garantizar que no causaran ningún tipo de alergia o asma a sus usuarios, y que pudiesen ser recuperados de las alfombras cuando estas terminaran su vida útil para poder volverlos a reprocesar y convertirlos nuevamente en materia prima para hacer más alfombras. En adición, cambiaron el concepto de diseño de las alfombras tradicionales de rollos a losetas modulares, para así poder ofrecerle al consumidor el poder cambiarle a futuro solamente las piezas sujetas a desgaste (producto de su vida útil natural) en lugar de tener que cambiar toda la superficie cada vez que una alfombra llega al límite de su vida útil.
Con estas dos ideas iniciales Interface Carpets se puso como meta operar el negocio a una tasa cero de desperdicios y crearon toda una logística para poder recuperar las alfombras vendidas y reutilizar dichas alfombras como materia para la fabricación de nuevas alfombras. En adición, transformaron sus procesos industriales para limpiar y reutilizar en sitio toda el agua requerida y para abastecerse de manera local o remota al 100% de energías renovables.
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Posteriormente, la empresa creó una línea adicional de negocio basada en rentar alfombras en lugar de venderlas, dándole al cliente una oferta de valor tal, que pudiese aspirar a tener alfombras siempre con un aspecto nuevo ya que la empresa le cambiaría los elementos sujetos a desgaste durante la vida útil del contrato (recuperando únicamente los elementos modulares desgastados para utilizarlos nuevamente como materia prima en la fabricación de nuevas alfombras).
Junto con todos estos cambios, esta empresa ha llevado a lo largo de 20 años sus iniciativas a un nivel más allá de la simple idea del reuso y reciclaje, transformando sus cadenas de abastecimiento con ideas altamente novedosas como el programa que crearon llamado Net-works, en el cual, en asociación con la Organización ZSL (Zoological society of London), establecieron la creación de un mercado secundario para las redes de pesca desechadas (en particular en los arrecifes marinos) de regiones piloto en Filipinas y Camerún, incentivando que las poblaciones locales las recojan del mar y las puedan vender a la cadena de suministro global de Interface, convirtiéndose en productos de la línea de alfombras Blue Ocean de esta compañía.
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Con una iniciativa de esta naturaleza, esta empresa pasó de operar a una tasa negativa de suministro de recursos para su cadena de valor, a una positiva que además causa un efecto regenerativo en los ecosistemas donde opera, permitiendo que redes rotas y desechadas al mar vivan una segunda vida como alfombras modulares a la par que se contribuye tanto a la regeneración de los arrecifes y ecosistemas marinos junto con la revitalización de la economía local.
nullA partir de este programa imaginemos sus posibilidades de evolución hacia nichos de negocio complementarios y compatibles, tal vez mediante el desarrollo de modelos de turismo de nicho que pudiesen compartir con estas comunidades su vitalidad y sus ecosistemas regenerados. ¿no sería esto una verdadera manera de abordar el capitalismo en el siglo XXI y contribuir a erradicar la pobreza desde su raíz conceptualizando de manera disruptiva los modelos tradicionales de integración de las cadenas de valor?
Que estas ideas queden como testimonio hacia la necesidad de construir un mundo mejor.
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