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OPINIÓN. Llamemos a la violencia racista por su nombre: terrorismo

Entender las fuerzas ideológicas que promueven el extremismo violento es esencial para desarrollar estrategias para evitar que los futuros asesinos lleven a cabo sus planes.
mar 28 marzo 2017 09:00 AM
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Supremacía blanca El trágico asesinato de Timothy Caughman es un atroz crimen de odio. También es un acto de terrorismo interno. (Foto: Thos Robinson/)

Nota del editor: Sherrilyn Ifill es presidenta y consejera directora del Legal Defense & Educational Fund Inc. de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, por sus siglas en inglés). Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de la autora.

(CNN) — Esta semana, un partidario de la supremacía blanca, de 28 años, viajó a Nueva York con el propósito expreso de matar a un hombre negro. A cualquier hombre negro.

Unas horas después, Timothy Caughman, un hombre negro del barrio de Queens, llegó sangrando a una estación de policía en el centro de la ciudad. Lo habían apuñalado con una espada de 65 centímetros de largo y la herida le costó la vida. "¿Qué estás haciendo?", le preguntó Caughman a su agresor.

James Harris Jackson dio su respuesta a los policías : odia a los negros y los ha odiado desde su juventud. Su plan era matar a más personas. Había pensado en tomar el arma de un policía y dispararles a otros hombres negros.

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La trágica muerte de Timothy Caughman es un crimen de odio despreciable. También es un acto de terrorismo interno. Es importante que empecemos a llamar terrorismo a los asesinatos que cometen los partidarios de la supremacía blanca.

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Su delito se parece misteriosamente al de Dylann Roof , quien perpetró una matanza en una iglesia metodista en abril de 2015. Al igual que Roof, Jackson eligió el sitio en el que cometería su crimen para dar más relevancia pública a sus acciones.

Jackson le dijo a la policía que Nueva York era ideal porque es la "capital mediática" del país. Roof, quien vivía en Carolina del Norte, eligió la iglesia Emanuel en Charleston, Carolina del Sur, porque se enteró de que esa iglesia tenía un significado histórico. Jackson afirma que dejó un manifiesto en su computadora, al igual que Roof, en el que "explica" sus actos.

nullEsta clase de crímenes ciertamente parecen actos terroristas, pero la ley federal estadounidense sobre terrorismo no abarca la persecución de actos de terrorismo interno, por parte de estadounidenses, en contra de estadounidenses, que no cuenten con influencias del exterior.

Claro que a Dylann Roof lo procesaron por asesinato y es el primer acusado de un delito federal sentenciado a muerte, aunque muchos de los familiares de sus víctimas se opusieron a la pena máxima. A James Jackson lo acusaron de homicidio doloso y podrían condenarlo a varias décadas de prisión.

La Oficina del Fiscal de Distrito de Nueva York indicó que está evaluando clasificar los presuntos actos de Jackson como terrorismo de acuerdo con las leyes estatales, por lo que podrían acusarlo de homicidio agravado, lo que podría implicar cadena perpetua.

Es importante la designación de terrorismo no solo por la posible sentencia. Aunque lo condenaran por homicidio doloso, Jackson irá a prisión muchos años. La designación importa porque reconoce correctamente que los afroestadounidenses y otras minorías pueden ser víctimas del terrorismo racista dentro de Estados Unidos.

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Esta falta de una pena federal a los actos de terrorismo interno también tiene raíces históricas. El linchamiento (la matanza indiscriminada, principalmente de negros, en el Sur de Estados Unidos a finales del siglo XIX y a lo largo del XX , colgándolos, quemándolos, arrastrándolos, ahogándolos o disparándoles) desencadenó una oleada de terror en las comunidades afroestadounidenses.

El azar y la crueldad con la que se perpetraban estos actos eran esenciales para difundir el terror. Los negros eran víctimas de linchamiento por cualquier razón: por no saludar, por insistir en que se les pagara lo debido, por acusaciones falsas de violación o asesinato o incluso por ser demasiado prósperos.

También era deliberada la publicidad del crimen. Los linchamientos eran crímenes que servían para enviar "mensajes": la idea no era solo lastimar a un individuo, sino recordarles a los afroestadounidenses de la comunidad que no eran ciudadanos de verdad. El linchamiento, al igual que todas las formas de terrorismo, difiere de otros crímenes violentos en que su intención es intimidar a ciertos grupos y usar el miedo para que los ciudadanos sean cómplices en la limitación de sus propias libertades.

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A lo largo de la primera mitad del siglo XX, los defensores de las garantías individuales lucharon por que se aprobara una ley contra el linchamiento. Esos esfuerzos fueron infructuosos, situación vergonzosa por la que el Senado de Estados Unidos ofreció disculpas en 2006 . Las corporaciones policiacas y los fiscales estatales casi nunca arrestaban ni juzgaban a los que cometían linchamientos (ciertamente no los juzgaban por homicidio), así que la impunidad con la que podían cometerse estos crímenes también eran parte del terrorismo.

Entender las fuerzas ideológicas que promueven el extremismo violento es esencial para desarrollar estrategias para evitar que los futuros asesinos lleven a cabo sus planes. Además, el catalogar correctamente a los actos de racismo como terrorismo podría brindar el punto de vista jurídico apropiado para investigar estos casos.

Lo más importante es que designar a estos crímenes como actos terroristas da entender a las comunidades vulnerables que se entienden sus temores y que los actos violentos de racismo se reconocen como una amenaza a la seguridad estadounidense y a las víctimas en particular.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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