OPINIÓN: La mudanza de Melania, ¿de vuelta a la tradición en la Casa Blanca?
Nota del editor: Kate Andersen Brower es colaboradora de CNN y autora de los libros First Women: The Grace and Power of America's Modern First Ladies y The Residence: Inside the Private World of the White House. A menos que se indique lo contrario, los hechos establecidos en este artículo reflejan las investigaciones para los libros mencionados. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.
(CNN) — Después de casi cinco meses, Melania Trump está haciendo lo que todas las primeras damas de Estados Unidos, desde Abigail Adams, han hecho (con la notable excepción de Anna Harrison, cuyo esposo, William Henry Harrison, murió unas semanas después de haber asumido la presidencia): se mudará a la Casa Blanca.
En un tuit que la primera dama escribió la noche del lunes 12 de junio ("¡Esperando con ansia los recuerdos que haremos en nuestra nueva casa!"), se ve una foto de dos velas encendidas con el Jardín Sur, el Monumento a Washington y el Monumento a Jefferson en el fondo. Fue una referencia a la tradición de parte de una familia presidencial que la ha rechazado a cada paso. Como ocurre con casi con todo lo que tenga que ver con los Trump, han puesto de cabeza la mudanza tradicional: Melania decidió que se quedaría en Nueva York con su hijo Barron, de 11 años, para terminar el año escolar.
Barron será el primer hijo joven del presidente que vivirá en la Casa Blanca desde John F. Kennedy hijo, quien estaba recién nacido cuando los Kennedy se mudaron en 1961. Caroline Kennedy tenía apenas tres años; ella y su hermano fueron los niños más pequeños en vivir en la Casa Blanca desde que la numerosa progenie de Theodore Roosevelt desataba el caos en la mansión a principios del siglo XX.
Los Kennedy sabían que era importante proyectar la imagen de que había una familia feliz en la Casa Blanca y que por cuestiones de imagen, era importante mostrar a la familia unida. Aunque Barron irá a la escuela privada episcopaliana de St. Andrews, en Maryland, es muy probable que lleve a la Casa Blanca esa liviandad que solo un niño puede aportar.
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Cuando llegó el domingo 11 de junio, a bordo del Marine One junto con sus padres y mucho equipaje, Barron llevaba puesta una camiseta con la leyenda The Expert (la camiseta se agotó). Los padres de Melania Trump (Viktor y Amalija Knavs) también venían a bordo de la aeronave, lo que nos hace preguntarnos si los padres de la primera dama tendrán una función similar a la de Marian Robinson, madre de Michelle Obama, quien vivió en una suite en el tercer piso. Tener a su abuela cerca brindó estabilidad adicional a Sasha y Malia Obama, quienes tenían siete y diez años cuando se mudaron a la Casa Blanca.
Los Obama respetaron la tradición y se mudaron el día de la toma de posesión. La semana antes, gran parte de su mobiliario había llegado a la Casa Blanca y estaba almacenado en el Salón Chino, en la planta baja, para que pudieran subirlo rápidamente una vez que los Bush se hubieran ido. "Queríamos que estuviera fuera de la vista de la familia existente", dijo el entonces mayordomo en jefe, Stephen Rochon, quien coordinó la residencia de la Casa Blanca desde 2007 hasta 2011. "No es que no supieran que los muebles ya estaban allí, sino que no queríamos que sintieran que tratábamos de sacarlos". Los Trump no tenían prisa y lo han hecho a un ritmo mucho menor que cualquier otra familia presidencial.
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La nueva familia presidencial no tiene permitido hacer cambios en las secciones históricas ni en la planta baja, pero tienen amplio margen de maniobra para alterar la sección habitacional de la segunda y la tercera planta una vez que se muden. Las primeras damas suelen estar muy involucradas en la redecoración de la Casa Blanca. Jackie Kennedy es la más famosa porque su misión fue lograr que la Casa Blanca fuera la casa "más perfecta" del país. Nancy Reagan y su decorador, Ted Graber, trabajaron en la redecoración de la segunda y la tercera planta. Melania contrató a Tham Kannalikham, diseñador de interiores que comenzó su carrera en Ralph Lauren Home en Nueva York.
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A diferencia de Michael Smith, el decorador de los Obama, Kannalikham tuvo el inusual privilegio de trabajar cinco meses sin que la primera dama estuviera en la Casa Blanca supervisando cada decisión de diseño.
Por cuestiones de privacidad, los cambios que se hacen a la residencia no suelen revelarse inmediatamente, sino que se muestran al final de la presidencia. Antes de que se fueran los Obama, por ejemplo, la revista Architectural Digest publicó un artículo sobre los esfuerzos de Smith.
Ahora que Melania y Barron se mudaron, el personal de la residencia se siente aliviado. La secretaria de asuntos sociales de Kennedy, Letitia Baldrige, recordó que los niños creaban un ambiente feliz en el espacio imponente. Jackie estableció una guardería en el solario del tercer piso para Caroline y sus amigos. A veces las clases de ballet de Caroline se daban en al Jardín Sur; Baldrige recuerda que las niñas "revoloteaban como pajarillos rosados con leotardos rosas, tutús de tul y zapatillas de ballet", para deleite del personal.
Una de las pocas cosas que sabemos sobre Barron Trump es que le gusta jugar golf, igual que a su papá. Tal vez podamos echar un vistazo a su vida familiar en un partido de padre e hijo. Ciertamente sería prudente, en vista del tumulto que reina en esta Casa Blanca.
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