OPINIÓN: ¿Qué significa en realidad ser hombre?
Nota del editor: Clive Martin es periodista y trabaja en Londres. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(CNN) — La masculinidad siempre ha sido un concepto cambiante. La historia del hombre está salpicada de ejemplos de provocadores y puritanos que han librado una batalla aparentemente interminable sobre lo que se debe hacer.
Los faraones guerreros del antiguo Egipto se maquillaban mucho antes de que el maquillaje se considerara exclusivo de las mujeres, mientras que en Grecia y Roma, el tener sexo con los súbditos varones no solo era aceptable, sino que era obligatorio hasta que llegaron los primeros gobernantes cristianos, quienes consideraban que la sodomía era una atrocidad y una falta que se castigaba con la muerte.
En la época medieval, el modelo de la masculinidad se inclinó hacia los valores básicos de la cortesía y la cristiandad, hasta que personajes como Byron y Brummell destruyeron esas ideas con el surgimiento del dandy. Aunque David Bowie impactó en la década de 1970 con su maquillaje y sus actitudes afeminadas, en la Inglaterra de la Regencia habría pasado por un miembro estimado de la sociedad.
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Recientemente, la norma de la masculinidad ha sido el heterosexual alto, fuerte, trabajador y de cabello corto, pero eso está cambiando una vez más. Tan solo miremos a la cultura pop: está claro que el género es un tema de moda. Nuestra percepción del significado del género se está diversificando y se están desafiando las convenciones sobre la apariencia o el comportamiento de los hombres y las mujeres.
La redefinición del género
La moda ha reaccionado a estos cambios de formas más evidentes que cualquier otro sector. Aún hay mucho camino por andar para alcanzar la aceptación total y la fluidez, pero las viejas construcciones de las prendas para mujeres y para hombres están empezando a verse un tanto anticuadas; cada vez hay más colecciones unisex en las pasarelas y los modelos de toda la gama del género portan cualquier cosa que se les vea bien.
En la más reciente Fashion Week Men's de Londres, que este año presenta su quinta edición, la tendencia de presentar muchachos ágiles, jóvenes y hermosos vestidos con prendas extravagantes no da señas de menguar. Charles Jeffrey , diseñador cuya obra parte del mundo de los clubes andróginos que frecuenta, fue uno de los personajes más llamativos de la temporada aunque hace algunos años pasó desapercibido. Incluso Cottweiler (una de las marcas más tradicionalmente masculinas, famosa por su reinvención de la ropa deportiva) usó modelos con ombligueras y joyería corporal.
Gucci , que posiblemente sea la marca de moda más importante a nivel mundial en este momento, tiene su propia versión de lo que es un hombre: un dandy un tanto indecente, de cabello sedoso, que no teme a los estampados florales ni a los bordados.
Pero esta no es una simple cuestión de moda. Este cambio de actitudes llega a los entornos más machistas que se puedan imaginar. En el futbol, Cristiano Ronaldo ha estado blandiendo ideales de masculinidad muy alejados de la norma; en el mundo de la música, Young Thug (el rapero de Atlanta, de 25 años, que figuró en la portada de su disco Jeffery con un vestido con holanes) está promoviendo una nueva clase de virilidad.
Pero no todos están convencidos. Cuando en entrevista para la revista Complex le preguntaron a Fat Joe, el rapero de la década del 2000, qué pensaba sobre la vestimenta que Young Thug había elegido, se estremeció y dijo: "nunca me pondría un vestido" (basta ver las cifras de ventas más recientes de Young Thug para ver qué actitud es la que gusta más en el mundo moderno).
No solo estamos hablando de tendencias o estilos. Esto va más allá, hasta la consciencia del hombre moderno; se están llevando a cabo numerosas investigaciones académicas sobre el papel de la masculinidad en el mundo moderno.
En una encuesta que el sitio estadounidense YouGov llevó a cabo en 2016, se descubrió que los hombres estadounidenses más jóvenes suelen identificarse menos como totalmente masculinos: solo el 28% de los hombres de entre 30 y 44 años y el 30% de los de entre 18 y 29 se catalogó como "completamente masculino", a diferencia del 65% de los hombres de más de 65 años. En el caso de los varones británicos, las cifras que arrojó una encuesta similar fueron más impresionantes . Parece que la masculinidad total podría ser cosa del pasado.
El retorno a la tradición
Pero ¿en dónde queda el hombre tradicionalmente masculino (si es que existe tal cosa) en todo esto? Seguramente no todos los hombres de la Tierra están usando ropa de mujer ni se está pintando las pestañas. ¿Cómo sobrevive en este entorno la imagen del hombre heterosexual que usa botas y jeans?
Primero hay que tomar en cuenta que a lo largo de la historia, es tan probable ver esta silueta idealizada del hombre en un sketch de Tom of Finland como en una construcción. También tienes que recordar que se consideraba que algunos hombres, como James Dean y Marlon Brando (quienes fueron pioneros de gran parte del ideal moderno del macho) eran más tiernos y más sensibles que el hombre ideal de su época. Así que la pregunta más bien es "¿existió alguna vez?"
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Parece que con la masculinidad, nada está bien definido. El héroe macho de un hombre es el ícono gay de otro; el afeminado de un hombre es el patriarca de otro. Pero si quieres ver arquetipos masculinos más tradicionales en juego, podrás encontrarlos en los enclaves hípster de muchas ciudades del mundo, en donde parece que hay un esfuerzo concertado por reclamar y dar una nueva imagen a la estética y a los sectores tradicionalmente masculinos.
Si caminas por Hackney Road en Londres, o por Greenpoint, en Brooklyn, encontrarás una nueva clase de movimiento artesanal. Esos barrios están llenos de pequeños negocios en donde se vende de todo (cerveza, ropa, carne e incluso cucharas de madera), a cargo de hombres con barbas bien cuidadas que quieren imponer un poco de individualismo rudo en una cultura cada vez más conectada y más conciliadora. Casi parece que optan por vivir en el pasado en busca de una autenticidad masculina honesta que aparentemente se ha replegado en años recientes.
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Estos sitios ciertamente no son una reacción contra de la difuminación de los sexos, pero no hay que olvidar que el género es una gama y quienes están en el extremo masculino también quieren su espacio.
En la otra cara de este fenómeno, que se está manifestando en las partes aburguesadas de las ciudades más importantes, muchas personas de comunidades y sectores marcadamente masculinos (como los soldados, los obreros y los jornaleros de sitios como el norte de Inglaterra) empiezan a adoptar métodos más femeninos de cuidar su apariencia. Gracias a que a principios del milenio, los esfuerzos de las celebridades "metrosexuales" como David Beckham y Jude Law ayudaron a romper gran parte del estigma relacionado con los humectantes y el cuidado de la apariencia de los hombres, encontrarás a hombres duros del proletariado que usan crema facial de Kiehl's, que se afeitan las pantorrillas e incluso que se aplican cremas autobronceadoras.
Aunque parezcan cambios enormes en la masculinidad y el género, es importante analizar la historia antes de declarar un cambio permanente. Después de los griegos de la Antigüedad y de los duques franceses, muchos de los hooligans y los trabajadores de los muelles de la Inglaterra de la década de 1970 habrían encajado bien en un desfile de Gucci gracias a sus melenas bien cuidadas y a sus pantalones acampanados.
Después llegó la década de los 80, en la que ni los albañiles temían aplicarse luces en el cabello al estilo de George Michael. Lo que nos parece un cambio irreparable a la masculinidad ya ha ocurrido antes. El entorno actual no significa que ya dejamos atrás el oscurantismo.
La versión de la masculinidad de cuya pérdida muchos se lamentan es de hecho una versión muy moderna. Maquillarse y tener sexo con otros hombres era masculino mucho antes de que lo que ahora consideramos masculino lo fuera. Nadie sabrá a ciencia cierta qué es la masculinidad hasta que consideren qué ha sido y qué podría ser.
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