OPINIÓN: Después de un año, la pelota sigue en el terreno de Trump
Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en su cuenta de Twitter @IvanFranco555 . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) — El huracán de amenazas que profirió Donald Trump contra México durante su campaña parece estar pasando la prueba del tiempo. Aunque el huracán sigue siendo de categoría 5, aún no ha podido impactar de lleno en nuestro país. Sigue estacionado en la Casa Blanca.
Es un hecho que México ganó durante este primer año de gobierno de Donald Trump. Nuestro país ganó tiempo, en el que se pudieron replantear estrategias y tácticas y mejorar la visión de la relación que debemos tener con ese país.
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La razón de que México no haya sido tan lastimado durante el primer año de gobierno es porque los principales problemas de Trump están en su propia casa.
Estados Unidos debe, ante todo, resolver el crucigrama de su política de gasto que mantiene al país en el paradigma too big to fail. Para empezar, el programa de infraestructura de Trump requiere niveles récord de inversión pública.
En segundo lugar, su reforma fiscal plantea sustanciosos recortes de impuestos al ingreso a diversos segmentos de contribuyentes. Con el programa fiscal discutiéndose en el congreso, la idea del gobierno es mantener y repatriar capitales. Pero bajar los impuestos es solo una de las variables que inciden en los niveles de inversión. Dentro de esta ecuación existen otros costos que pueden menguar el efecto esperado en la inversión por el recorte fiscal. Por ello, la reforma de Trump es un arma de dos filos. O funciona, o, será un gran fracaso.
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Por otro lado, los enormes requerimientos de gasto y de endeudamiento se contraponen con la impostergable necesidad de la Reserva Federal de reducir sus acrecentados balances con bonos gubernamentales.
Estados Unidos ganaría con una combinación de eventos
A Trump aún le queda la carta de disolución del TLCAN. La pregunta es, ¿para qué? La salida de ese país del tratado parece poco probable por razones tanto políticas como económicas. México celebra elecciones en unos meses y todo indica que a Trump le conviene más la continuidad que un cambio de poder en nuestro país.
Si el tratado se cancela, México enfrentaría una caída de su actividad económica, lo que muy probablemente cambiaría la percepción ciudadana, provocando un cambio de dirección en las próximas elecciones, que indudablemente, favorecería un cambio de gobierno.
Sin embargo, usando un poco los juegos, la estrategia y los escenarios, parece que hay una combinación de eventos que favorecería a Estados Unidos sobre México. Si Trump sale del TLCAN, habrá un revés a numerosas inversiones estadounidenses en México.
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Si este resultado se combina con una reforma fiscal que atraiga y retenga los capitales de aquel país, la ganancia neta será para Estados Unidos y la pérdida se acrecentaría para México. Cuidado, porque es una astuta jugada que tiene buena probabilidad de ocurrencia.
Hasta hoy, parece ser que las rondas de renegociación del TLCAN han resultado favorables para México. Al menos, nos han hecho ganar tiempo. Pero ante la supuesta necedad de México en varios temas y, principalmente, en ceder a la petición de reducir el déficit comercial de Estados Unidos, la probabilidad de que Trump dé un manotazo y termine con el TLCAN es alta.
Hasta no ver una solución satisfactoria de renegociación, no podemos cantar victoria. Todo depende de cómo se desenvuelva el juego estratégico del astuto negociador Trump. Una cosa es la tarea de los negociadores y otra lo que el jefe diga.
Otros impactos
El famoso muro sigue como proyecto, pero parece que cada vez asusta a menos personas. En realidad, el muro es un tema poco importante (pero costoso), que es usado más con fines de manipulación política.
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En el tema migratorio, los cientos de miles de dreamers son, en esencia, un valioso capital humano que podría aprovechar México. En la parte de los visados es seguro que el país más afectado con las políticas de puertas cerradas es Estados Unidos.
Por otro lado, el peso mexicano amortiguó los impactos del discurso de Trump durante su campaña y su primer año de gobierno. El efecto Trump sobre el peso permanece firme y en terreno negativo desde principios de año. Como sabemos, gran parte de este deslizamiento tiene que ver con la incertidumbre que genera en los mercados el discurso antimexicano de Trump, incluyendo al tratado comercial. La reforma fiscal y la siguiente ronda de renegociación del TLC podrían traer mayor presión para el peso.
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Finalmente, podemos decir que este primer año no fue del todo satisfactorio para Trump. Porque todas las promesas, tanto las fundamentales como las que generan seguidores y votos han sido frenadas o postergadas, principalmente por los contrapesos políticos y sectoriales que operan en aquel país.
Sin embargo, no hay que olvidar que la pelota se encuentra todavía en su terreno. Contrario a lo que pueda pensarse, Estados Unidos tiene argumentos para comenzar a cerrar los capítulos que tiene pendientes durante el 2018. Tanto la reforma fiscal como la renegociación del TLCAN ya están sobre la mesa. Y estos temas son fundamentales para el buen o mal futuro de México.
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