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OPINIÓN: La fiesta del año electoral mexicano le pasará la factura a la economía

México no podrá realizar prácticamente ningún cambio fiscal significativo por el año electoral que se avecina, opina Iván Franco.
mar 19 diciembre 2017 10:30 AM
México Estados Unidos
Escenario Si Estados Unidos sale del TLCAN habrá pérdidas para ambas economías, que se evidenciarán con una caída de sus demandas internas, aseguran analistas. (Foto: ktsimage/Getty Images/iStockphoto)

Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en su cuenta de Twitter @IvanFranco555 .Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(Expansión) – El escenario para México ha cambiado de forma definitiva. Por esta razón, las perspectivas económicas para el año 2018 deben reformularse con una nueva realidad: una victoria de Donald Trump en varios frentes que incluyen: la reforma fiscal, una renegociación del tratado de libre comercio favorable para Estados Unidos, y posiblemente, una victoria republicana en las elecciones intermedias para renovar al congreso, que beneficie la continuidad de su plan de gobierno original.

México ha estado jugando con dos cartas de altísimo riesgo en su relación con Estados Unidos. La primera, es la reforma fiscal, que finalmente se manifestó después de un año de preparación. En el papel, la reforma tributaria es un factor adverso para la economía mexicana, porque implica un aumento de la competitividad fiscal de Estados Unidos como destino de inversión. Además, incentiva a realizar negocios en ese país, en detrimento para México.

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Por otro lado, sigue vigente la renegociación del tratado de libre comercio (TLCAN) que, dicho sea de paso, no va bien para nuestro país.

La reforma fiscal de Estados Unidos y la renegociación del tratado son complementarias. Vienen en un mismo paquete de medidas que se enfocan (para bien o para mal) en la activación de la economía local atrayendo inversiones a ese país. De hecho, con la reforma fiscal aprobada aumenta el incentivo de Estados Unidos para salirse definitivamente del TLCAN. O bien, para renegociarlo con mayor poder y de una forma que le sea claramente ventajosa, tal como lo planteó Trump en un inicio.

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Los nuevos incentivos fiscales podrían aminorar los impactos sobre la economía estadounidense de un revés comercial con México. Con la reforma fiscal, Estados Unidos proveerá un alivio a las corporaciones y a otros segmentos de contribuyentes.

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En lo que toca a la reducción de la tasa del impuesto corporativa de 35% a 21%, la deducibilidad de las inversiones y el impuesto a la repatriación de capitales en efectivo de 15.5%, la reforma fiscal entrará en vigor casi de forma inmediata, durante el año 2018.

A pesar de los tecnicismos y detalles de la reforma fiscal, es previsible que numerosas empresas estadounidenses (y de todo el mundo) con inversiones en México cambien no solamente su dirección fiscal, sino también, su perspectiva geográfica de inversión en el corto plazo. Lo que, sin duda, impactará el panorama para el consumo intermedio y la inversión física local. Pero, lo que daría un viraje definitivo a las inversiones norteamericanas en México será el resultado de la renegociación del TLCAN.

Por otro lado, México no podrá realizar prácticamente ningún cambio fiscal significativo por el año electoral que se avecina. Lo que significa un elemento adverso adicional y tiempo perdido, que jugarán en contra de la economía. De cualquier modo, México cuenta con un margen de maniobra fiscal limitado, por la posición de su deuda pública y por la estructura de los ingresos públicos.

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La economía mexicana, por otro lado, tiene sus propios factores de riesgo. La inflación aún no está controlada y enfrenta exposiciones importantes para el año 2018, fundamentalmente por la política monetaria de Estados Unidos, que continuará su camino hacia la normalización y la reducción de sus balances, de la mano del próximo presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.

Por otro lado, todo parece indicar que los precios de los commodities, incluyendo a los energéticos, estarán entrando en fase expansiva moderada durante el año 2018, la cual comenzó en 2017. Con el precio liberado de las gasolinas, en este contexto, se espera un deslizamiento en los precios de los combustibles. Todos estos elementos apuntarían hacia una postura monetaria restrictiva y de mayor celeridad a lo que inicialmente se supuso para el año 2018.

El tipo de cambio, la variable que inicialmente amortigua los choques externos, estará sumamente influenciada por el futuro del TLCAN, por las elecciones en México y por la reforma fiscal de Estados Unidos. El tipo de cambio, además de la incertidumbre que genera, mantendrá latente el riesgo de traspaso inflacionario.

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En este mismo escenario, el déficit de la cuenta corriente -y la cuenta de capitales- podrían convertirse es un elemento de presión adicional para el tipo de cambio y para la economía. En los dos años anteriores, el déficit mostró una tendencia a la baja. Sin embargo, por lo mencionado anteriormente en materia comercial, este comportamiento puede invertirse para añadir nuevas presiones cambiarias. Hay que recordar que, recientemente, México renovó la línea de crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional, que se utiliza en caso de contingencias.

Todos estos elementos estarían impactando a México que, probablemente, entraría en una desaceleración más severa, o incluso, en una recesión económica. La trayectoria del PIB real entró en fase de desaceleración moderada en el tercer trimestre de 2017. Desde la segunda mitad del año 2016, la inversión privada de nuestro país se encuentra estancada y con un cambio de tendencia.

No obstante, una recesión no se daría inmediatamente, dado que es un año de elecciones federales en México. Lo que es un hecho, es que una coyuntura económica adversa no dependería de quien gane la presidencia.

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Finalmente, todo indica que 2018 será un año importante para Trump y para su gobierno. En noviembre de 2018, Estados Unidos celebrará elecciones intermedias para renovar al congreso. Los resultados de estas elecciones serán fundamentales para Trump y para la continuidad de su plan de gobierno, incluyendo sus reformas.

Por su parte, la fiesta del año electoral mexicano le pasará la factura a la economía, por lo que probablemente, México viva una nueva recesión económica en 2018 o inicios de 2019.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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