OPINIÓN: Oportunidades y retos para México más allá del TLC
Nota del editor: José Jaime Díaz González de la Campa es consultor en Finanzas Corporativas y Administración de Riesgos de GSG CONSULTORES ASOCIADOS S.C.. Es presidente del Comité Técnico Nacional de Finanzas Corporativas del IMEF (2017-2018). Se ha desempeñado en cargos relacionados a Finanzas y Administración de riesgos en empresas mexicanas y globales. Es Maestro en Negocios Internacionales por la Universidad de Miami y LAE por la Universidad Iberoamericana. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(Expansión) — Se ha hablado de los retos que ha tenido el gobierno mexicano para avanzar en una “modernización” del Tratado de Libre Comercio con América del Norte. Todos hemos escuchado que en los Estados Unidos la discusión se está centrando en la reducción del déficit comercial que tiene con sus vecinos al norte y al sur, principalmente con lo acumulado en 2017 con México, alcanzado la cifra de 53,092 millones de dólares (Reuters), que equivale aproximadamente a poco más del 13% de su déficit comercial con el mundo.
Cabe mencionar que China le genera al país vecino el 80% de su déficit comercial global. El reto para México es convencer a los Estados Unidos que el déficit comercial no es negativo y que ofrece ventajas a sus consumidores, ya que tienen a su alcance productos a precios competitivos, además de fomentar la expansión y el crecimiento de sus empresas globalmente.
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Ahora hablemos de la inversión extranjera directa que ha llegado a nuestro país. Estados Unidos ha invertido en México 220,000 millones de dólares desde 1999 hasta 2016, y en los últimos siete años ha invertido 83,000 millones de dólares (Secretaría de Economía). Dicha inversión se encuentra en tres sectores primordiales: Industrial (manufacturero), consumo y bancario. Es así que los productos que se exportan desde México hacia los Estados Unidos y que son producidos por empresas con capital de ese país, están siendo considerados como mexicanos porque son parte del Producto Interno Bruto de México, sin embargo, son además parte del Producto Nacional Bruto de los Estados Unidos.
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En otras palabras, la utilidad producida por las exportaciones de México a Estados Unidos de productos hechos en México con capital estadounidense, eventualmente regresarán a ese país, o se reinvertirán en México o en otro país del mundo. Con esto quiero decir, que el capital ya es global y la integración no se puede detener aunque el gobierno de Donald Trump grite o amenace con una terminación del tratado. Es una inercia que nadie puede parar y que a ningún país le conviene. El reto para México, otra vez, es que el gobierno de Estados Unidos considere este argumento de manera más contundente que el simple comentario político de traer de vuelta todas las empresas hacia su país.
Por otro lado, se corre riesgo por la reforma fiscal en Estados Unido s, la que principalmente se centra en disminuir la tasa de impuesto a las utilidades, del 35% al 20%. En ese momento, las tasas para las empresas y las personas en México quedan superiores, perdiendo competitividad y posiblemente atractivo para incrementar la inversión extranjera directa.
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Pero, ¿en dónde podemos vislumbrar las oportunidades?
Debemos de voltear a ver otros países como alternativa de comercialización de productos y servicios “Hechos en México”, ya que el 81.2% de las exportaciones están concentradas hacia los Estados Unidos. México tiene una red de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países (TLCs), 32 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) con 33 países y nueve acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) (Secretaría de Economía).
Los países con los que se tienen tratados también han invertido fuertemente en México. Por ejemplo, España, Bélgica, Países bajos, Canadá, Alemania, Japón y Reino Unido han invertido en conjunto el equivalente a los Estados Unidos entre 1999 y 2016. Estos países no solo han firmado acuerdos comerciales con México, sino que han invertido en nuestro país, por lo que manifiestan un gran interés por nuestros productos y servicios.
Otra gran oportunidad que debemos también explotar tiene que ver con los servicios de valor agregado y el turismo. La Secretaría de Turismo ha nombrado 111 pueblos mágicos en los 31 estados del país, esto, además de sus playas y otros atractivos, son una fuente potencial de oportunidades a los inversionistas mexicanos y extranjeros. La labor y la inversión que se debe de hacer es inmensa para mostrar lo que México puede ofrecer al mundo.
Finalmente, tenemos como país más de 51,000 millones de dólares en fondos que están disponibles para proyectos de inversión e iniciativas productivas para ser ejecutadas en los siguientes meses, de acuerdo a con la Asociación Mexicana de Capital Privado AC (AMEXCAP).
La oportunidad es histórica. México puede convertirse en una potencia económica si aprovecha las ventajas geográficas y la imagen internacional como una nación atractiva para la inversión. El reto es mayúsculo y el momento es complicado por las elecciones del 2018, pero debemos de actuar de manera propositiva, madura y controlada para posicionarnos como la mejor alternativa para que los capitales del mundo vengan a nuestro país en inversiones en infraestructura y generación de riqueza.
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