OPINIÓN: La ciudad que Amazon elija dirá mucho sobre la diversidad en EU
Nota del editor: Ana Ma fue directora de Operaciones y de Personal de Human Rights Campaign. Ostentó varios cargos en el Departamento del Trabajo de Estados Unidos y en la Administración de Pequeñas Empresas de Estados Unidos durante la presidencia de Obama; fue jefa de asesores y de personal del diputado demócrata por Arizona, Raul M. Grijalva. Es socia de Nexxus Consulting, una empresa de relaciones gubernamentales. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN) — Jeff Bezos subió al podio en la cena anual de Human Rights Campaign, en octubre, para dar un discurso más digno de un activista social que de un director ejecutivo.
"No deberíamos hacer la vista gorda ante la desigualdad", dijo a las más de 3,500 personas que se reunieron para apoyar los derechos de la comunidad LGBTQ. "Deberíamos exponerla, entenderla, cuestionarla y solucionarla". Salió del escenario como orgulloso ganador del Premio Nacional de la Igualdad 2017 de HRC.
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El premio llegó en un momento interesante para Bezos, quien está a punto de elegir la sede de las segundas oficinas corporativas de Amazon, una de las decisiones empresariales más esperadas de la historia reciente, con una inversión de 5,000 millones de dólares . Sin embargo, como los expertos y los conocedores de los sectores empresarial y de la tecnología especulan sobre cuál será la ciudad ganadora, muchos están pasando por alto la verdadera noticia.
Algunas de las ciudades y estados que han surgido como finalistas en la carrera por ganar la sede de las segundas oficinas corporativas de Amazon también promueven políticas sociales discriminatorias que se oponen diametralmente a los valores que Bezos ensalzó tan elocuentemente.
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En Texas, por ejemplo, el gobernador promulgó recientemente una ley que permite que los grupos religiosos que trabajan con el sistema de servicios sociales del estado impidan que las personas LGBTQ adopten niños. Pese a ello, Austin es una de las principales candidatas.
En Georgia, cuatro de los principales candidatos republicanos a la gubernatura se comprometieron a promulgar una polémica ley de libertad de cultos , que se espera que se someta a votación este año , en la que se permitiría que los comerciantes rechacen dar servicio o les nieguen el empleo a personas LGBTQ con el argumento de la libertad de cultos. Pese a que los demócratas seguramente se opondrán al proyecto, sigue teniendo posibilidades de aprobarse si uno de estos candidatos gana. No obstante, Atlanta es una de las ciudades favoritas para las segundas oficinas de "la tienda de todo".
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Por lo visto, esta decisión es una oportunidad para que Bezos demuestre la integridad moral de la empresa. Más que eso, marcará un punto de inflexión en la trayectoria del Estados Unidos corporativo: ¿de verdad quedaron atrás los días en los que las empresas buscaban ganancias, ignorando los principios?
En la pasada década ha habido un cambio notorio en la función de las corporaciones en la sociedad estadounidense. Los directores y los ejecutivos se mostraban reticentes a adoptar una postura pública en cuestiones sociales. Entonces llegaron Howard Schultz de Starbucks, quien defendió públicamente al matrimonio homosexual en 2013, y Marc Benioff de Salesforce, quien hace poco amenazó con dejar Georgia porque sus legisladores locales insisten en promover leyes anti-LGBTQ. Encabezaron una nueva era de ciudadanía corporativa en la que los líderes empresariales sirven cada vez más como árbitros en debates morales polémicos.
nullEn el mejor de los casos, pueden inclinar la balanza legislativa a favor de ciertas políticas. Por ejemplo: cuando en Indiana se aprobó la ley de libertad de cultos, en 2015 (que como pretenden los partidarios del proyecto en Georgia, permite que los negocios locales aduzcan creencias religiosas para negarles el servicio a personas LGBTQ), los directores ejecutivos de Angie's List, Anthem y Eli Lilly, entre otros, se unieron para oponerse. Se cree que su intervención fue esencial para que se revirtiera la ley.
En el peor de los casos, los líderes empresariales pueden desatar la indignación pública y condenar a sus empresas al escrutinio permanente. Abundan las historias con moraleja, como la reciente salida de ejecutivos de los medios de comunicación acusados de acoso sexual. Otras empresas, como Uber , han sido blanco de críticas y sus empresas han sido objeto de boicots , en algunos casos, por callar en la cuestión de la dinámica del poder según el sexo en el trabajo.
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Amazon ha aprendido estas lecciones bajo el mando de Bezos. Amazon demostró que está dispuesto a saltar a la trinchera de los problemas sociales cuando peleó en 2016 para impedir la aprobación de la Propuesta I-1515 en Washington, con la que se habrían derogado las protecciones contra la discriminación por identidad de género. Al unirse a Washington Won't Discriminate, una coalición que se opuso a la propuesta, el gigante tecnológico ayudó a impedir que la disposición se promulgara.
Bezos podrá hacer su posicionamiento más fuerte en cuanto a responsabilidad social corporativa al tomar la decisión correcta respecto a las segundas oficinas de Amazon. Sin embargo, dará la impresión equivocada si ignora las leyes discriminadoras que podrían volver a implementarse en estados como Georgia.
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Aquí hay más en juego que las ganancias. Bezos tiene la oportunidad de consolidar un nuevo rumbo para el Estados Unidos corporativo, un rumbo moral, con principios, en el que no se buscan las ganancias a costa de la gente. "En Amazon —dijo Bezos al público en la cena de HRC— la igualdad es uno de los valores más importantes y, sencillamente, es lo correcto". Ahora tiene la oportunidad de decírselo y demostrárselo al país.
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