OPINIÓN: ¿Qué quiere Estados Unidos?

En vísperas de la llegada de Trump a Davos, la palabra que define la política exterior estadounidense es “incertidumbre”, señala Alberto Bello.
Foro Económico Mundial Estados Unidos es el protagonista de la película Davos 2018, pero en gran parte de lo que hace nadie entiende qué quiere, a dónde va, señala Alberto Bello. (Foto: CARLOS BARRIA/REUTERS)

Nota del editor: Alberto Bello es director Editorial de Negocios de Grupo Expansión. Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.

DAVOS (Expansión) – Los narradores y guionistas de películas construyen sus personajes atribuyéndoles motivaciones, deseos, objetivos. De lo contrario, las historias pierden credibilidad y la gente cierra la novela, se sale del cine, deja la serie.

Estados Unidos es el protagonista de la película Davos 2018, pero en gran parte de lo que hace nadie entiende qué quiere, a dónde va. Y la primera economía del mundo no es una sala de proyección, un libro o una serie en streaming, y no podemos dejarlo. Forma parte de nuestra historia.

Detrás del replanteamiento de la estrategia comercial y el abandono del TPP o las salvaguardas frente a China; tras las críticas al acuerdo con Irán o las amenazas a Corea del Norte; en la actitud presumida de Trump por el crecimiento estadounidense –que fue el mismo que el de la Unión Europea en 2017–, falta un cuentito que contar más allá de la explicación cortoplacista de la campaña electoral.

nullComo todos, Estados Unidos ha padecido la destrucción de empleos de la cuarta revolución industrial. Pero la primera potencia global debe explicar su visión para el Medio Oriente, donde hay un caos en el que no puede declararse inocente; qué hará con la demanda de China de una mayor participación en el liderazgo global, y en la de sus zonas de influencia en el sureste asiático para contener la expansión china; cómo justificará su peso en las instituciones multilaterales si abomina del multilateralismo; en definitiva, cómo va a justificar su intervención/presencia/exigencias en el Corea del Norte, América Latina o en el medio oriente si está decidido a enfocarse en su política interna, y defender su proteccionismo por encima de todo.

México es en parte víctima de esta confusión que viene desde la oficina de presidencia de la Casa Blanca, de la propia tardanza de Donald Trump en encontrar su estrategia de política internacional. Un día mata el DACA, y al siguiente dice que ama a los “dreamers”. Dice que no quiere afectar el proceso electoral, pero lanza una salvaguarda para lavadoras y páneles solares en plena sexta ronda de negociación del TLCAN. Asegura que no quiere migrantes, pero quiere cancelar un tratado comercial que logró frenar en los últimos años el flujo migratorio. No hay coherencia en su mensaje y su actuar, y urge que lo encuentre.

Porque el riesgo obvio, para quienes no pueden cerrar el libro, dejar la película o interrumpir la serie que nos da ya lo mismo, es que busquen otros aliados poderosos menos desorientados y estratégicos. Los mexicanos decidieron por primera vez en décadas desaprobar a Estados Unidos, según la medición del Pew Research Center.

Estados Unidos tiene que encontrar su discurso para el mundo. Por eso todos esperamos impacientes qué tendrá que decir Trump el viernes en su presentación en Davos. Aunque, la verdad, ya tenemos un pie fuera de la sala.

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