OPINIÓN: ¿Cuál será el rumbo de la exploración espacial de ahora en adelante?
Nota del editor: Gene Seymour es crítico de cine; ha escrito sobre música, cine y cultura para publicaciones como The New York Times, Newsday, Entertainment Weekly y The Washington Post. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) — La nueva era espacial comenzó el martes 6 de febrero, aunque se pareció mucho a la vieja… pero en el buen sentido. El cohete Falcon Heavy de SpaceX, el más poderoso de todos los cohetes en uso actualmente , despegó con éxito de Cabo Cañaveral, con una carga útil que se espera que vuele cerca de Marte algún día.
Una vez que el enorme cohete hubo despegado a toda velocidad de la plataforma de lanzamiento 39A, a las 15:45 horas, todo parecía ir conforme al plan, desde la activación de la música de David Bowie como banda sonora hasta el retorno preciso de los dos cohetes impulsores reutilizables.
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Profundicemos: los cohetes de retropropulsión desplegaron su tren de aterrizaje y tocaron tierra como si fueran helicópteros. Ya lo dijimos, esta es una nueva era espacial.
No obstante, lo que nos pareció conocido fue la emoción asombrosa y estremecedora —literalmente— de ver un enorme vehículo hecho por el hombre destinado a llevar algo hecho por el hombre más allá de lo que alguien puede imaginar. Lo único que podría haber causado más emoción habría sido saber que había un humano a bordo. No lo había. Al volante había un Roadster de Tesla con un muñeco de pruebas vestido con un traje espacial.
"Un auto rojo para el Planeta Rojo", tuiteó Elon Musk hace unos meses, cuando este proyecto se estaba volviendo realidad. Musk es el fundador y director ejecutivo de SpaceX y Tesla es su empresa automotriz. Esa es la mayor distinción de esta nueva era espacial: empresas privadas que toman la iniciativa en los viajes espaciales que alguna vez fue privativa del gobierno. El contribuyente estadounidense no tiene que pagar un centavo por los proyectos de SpaceX. El Falcon Heavy le costó 90 millones de dólares a Musk, que parece mucho hasta que lo comparas con la competencia más cercana, el cohete Delta IV de United Launch Alliance, cuyo costo se estima en alrededor de 400 millones de dólares.
nullComo puedes ver, hablamos de un sistema de impulsión de 90 millones de dólares con componentes reutilizables; según algunos estimados, es capaz de transportar un Boeing 737 totalmente lleno de carga y pasajeros, con espacio suficiente para un par más de sedanes Tesla.
De hecho, conforme se disipa la emoción pura del vuelo de prueba del martes, seguirás pensando en las posibilidades asombrosas que se abren gracias a su éxito evidente (al menos hasta ahora). SpaceX podría empezar a considerar ofertas de otras empresas e incluso de gobiernos para encargarse de misiones de largo alcance en el espacio exterior.
Podríamos estar entrando en una era de bucaneros, aventureros independientes, especuladores… De hecho, es una idea atemorizante, tanto en el sentido positivo como en el negativo. Sin embargo, tal vez sea necesario el espíritu emprendedor y arriesgado de Musk y sus soñadores patrocinados por el sector privado para reavivar la llama de las posibilidades que pensamos que se habían extinguido cuando tocó tierra la última misión del transbordador espacial, hace siete años.
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Sí, hubo elementos de espectáculo, bombo y platillo en el vuelo de prueba del martes, contando la música de Bowie (¿Life on Mars? Desde luego). Pero hay que reconocer que la emoción fue el motor que impulsó la carrera espacial de mediados del siglo XX. La emoción. Todas esas palabras solemnes que afirmaban el triunfo de la importancia del propósito democrático estadounidense y el conocimiento sobre lo que entonces se percibía como las maquinaciones "sombrías" de los soviéticos con miras a la dominación mundial.
Hoy suena un tanto bobo. Pero en ese entonces, hacía correr la sangre de todo el mundo e inspiró a generaciones de estudiantes de todo el mundo a soñar en grande y a tener grandes metas, aunque también hubiera gente que se quejaba de cuánto le costaba a los contribuyentes.
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Y hablando de eso, tal vez te preguntes en dónde está la NASA. Está desarrollando su propia versión de un impulsor pesado, el Sistema de Lanzamiento Espacial, que se espera que vuelva a llevar a la humanidad a la Luna y de regreso. Se espera que el proyecto esté listo para los lanzamientos de prueba a partir de 2020. En la vida —o en el espacio— nada es seguro.
Así que si hay una carrera espacial ahora, bien podría ser entre las empresas privadas y sus recursos y los programas gubernamentales con su experiencia. Lo que suponemos es que no habrá un ganador, sino una mezcla complicada de competidores en la carrera espacial. ¿Este será el rumbo de la exploración espacial de ahora en adelante?
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"Para siempre" es mucho tiempo, especialmente hablando del futuro. Pero hay algo en esta nueva era espacial y sus miles de jugadores que nos parece no solamente conocido, sino inevitable. Ya sea que decidamos reconocerlo o no, todo nos ha traído a este momento, probablemente desde la década de 1960, cuando había personas que se preguntaban, pese a toda la espectacularidad de los viajes espaciales subsidiados por el gobierno, si todo ese esfuerzo valía la pena.
Entonces ¿vale la pena? No lo sabremos hasta que lo intentemos. Lo más probable es que Musk te lo diga, igual que la NASA. No es la respuesta más detallada ni la más satisfactoria. Pero hasta que haya una mejor, relájate y disfruta el espectáculo.
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