OPINIÓN: El despido público de Tillerson hace estallar mi cabeza
Nota del editor: Aaron David Miller es vicepresidente y académico distinguido del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, además de autor del libro The End of Greatness: Why America Can't Have (and Doesn't Want) Another Great President. Fue negociador para Medio Oriente en presidencias estadounidenses republicanas y demócratas. Síguelo en Twitter como @aarondmiller2 . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(CNN) — El despido público del secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, ocurrido el martes 13 de marzo a través de un tuit presidencial, es nada menos que sorprendente y extraño.
Como he trabajado para una docena de secretarios de Estado, pensaba que ya había visto todas las intrigas burocráticas y las telenovelas de la política, particularmente en lo que concierne a la relación entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado. Pues bienvenido a Trumplandia.
Estas son mis reflexiones sobre el anuncio del martes 13 de marzo.
Una decisión sin precedentes…
Si necesitas más pruebas de que la presidencia de Trump es la más peculiar de todas las presidencias modernas, esta decisión debería despejar toda duda. El despido de un secretario de Estado a través de una red social es humillante y no tiene precedentes. Dos secretarios renunciaron por principios (William Jennings Bryan, por las políticas de Woodrow Wilson respecto a la guerra en Europa, y Cyrus Vance, por la misión de rescate fallida de unos rehenes iraníes en la presidencia de Jimmy Carter). Uno más —Alexander Haig— se fue por las rivalidades en la presidencia de Reagan. Pero desde 1945, no habían despedido a ninguno. Esto es aún más extraño porque Tillerson quería quedarse.
…pero también inevitable
Es probable que los días de Tillerson estuvieran contados casi desde el principio. Trump pensó en cualquier cantidad de candidatos, entre ellos Rudy Giuliani, Mitt Romney y otros, antes de decidirse por Tillerson. Ya designado, Tillerson nunca tuvo gran influencia en Trump y eso tal vez se deba a que diferían en las cuestiones políticas más importantes como Irán, Corea del Norte y Rusia. No sorprende que Trump haya tomado por sorpresa a Tillerson en la cuestión de la cumbre con Corea del Norte, a principios de marzo. En todo caso, nos dejó ver que este gobierno ya había marginado totalmente a Tillerson.
Sin embargo, Tillerson tampoco hizo mucho en su favor. Criticaba a Trump: tras la reacción de Trump a los hechos violentos de Charlottesville, Virginia, el año pasado, Tillerson dijo: "El presidente habla por él". Varios meses después, surgieron reportajes de que Tillerson había dicho que Trump era un "imbécil" . Tillerson también optó por centrarse en la reforma al Departamento de Estado, con lo que desmoralizó al personal y quedó más como un director ejecutivo que como un funcionario comprometido con la política exterior. Peor aún: apenas se dejó ver en la escena pública.
La realidad es que con este presidente, Tillerson nunca tuvo oportunidad. Ya a finales del año pasado circulaban los reportes de que Trump estaba pensando en reemplazar a Tillerson con Mike Pompeo, director de la Agencia Central de Investigación (CIA, por sus siglas en inglés).
¿La cumbre con Corea del Norte fue la razón del despido?
No está claro qué precipitó la decisión de despedir a Tillerson. Trump ha dicho que no estaban de acuerdo en cuestiones clave de política exterior. La razón bien podría ser—y solo podemos especular— que la próxima cumbre sobre Corea del Norte tuvo algo que ver. La cumbre exigirá coordinación y una planificación impecable, que no son los fuertes de este gobierno. También exigiría que haya alguien que dirija y prepare a Trump.
OPINIÓN: El problema con el juego de Trump respecto a Corea del Norte
En el gobierno no había nadie en condiciones de ocupar este cargo y estoy seguro de que a Trump le estremecía la idea de que Tillerson (quien no le cae bien y en quien no confía) asumiera dicha responsabilidad. Sin embargo, Pompeo sirve para matar dos pájaros de un tiro: es leal a Trump y es su confidente, y sus puntos de vista respecto a Corea del Norte reflejan el enfoque duro de Trump. Después de todo, fue Pompeo quien habló públicamente de un cambio de régimen en Pyongyang.
¿Pompeo hará la diferencia?
nullDepende. La cuestión real es si Trump le dará poder públicamente para ser el único poseedor de las facultades en política exterior y para hablar en su nombre. Trump ciertamente no lo hizo con Tillerson. ¿Pompeo será capaz de influir en Trump como Tillerson no pudo? Está claro que comparten puntos de vista. Pero cuando difieran, ¿Pompeo se mostrará firme en privado o facilitará los peores impulsos de Trump?
Está claro que el despido de Tillerson es un mensaje. Es probable que Pompeo no contradiga públicamente a Trump, pero tal vez su afinidad permita que Pompeo presente contraargumentos cuando no estén de acuerdo. Si Pompeo no desafía para nada a Trump, los trenes de la política exterior marcharán sin problema, pero eso no servirá de mucho a los intereses del país. Trump se negará lo que más necesita: alguien a quien respete y que pueda ofrecerle un consejo franco, soluciones alternas y lo más importante: alguien que le diga que está equivocado.
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