OPINIÓN: El modelo de reconstrucción a seis meses del sismo, una solución lenta
Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en su cuenta de Twitter @IvanFranco555 . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) — Para la opinión pública, el terremoto del 19 de septiembre de 2017 es un tema pasado. Para las víctimas, es una huella imborrable. Y para las autoridades, la reconstrucción es un trabajo que apenas comienza. Basta con mirar numerosos edificios derruidos que aún se aprecian en la ciudad.
Apenas en febrero de este año, el gobierno de la ciudad publicó los resultados del diagnóstico socioeconómico que aplicó a más de 7,000 personas afectadas por el terremoto del 19 de septiembre.
Prácticamente, todos los entrevistados en este ejercicio manifestaron haber sufrido daños en sus viviendas provocados por el sismo. Alrededor de la mitad de las edificaciones dañadas, se encuentra dentro del estatus rojo, o de alto riesgo, terminología usada por el gobierno local para calificar el máximo nivel de daño de un edificio o vivienda.
El mismo gobierno publicó que ha entregado apenas 224 créditos para la reconstrucción de viviendas, en conjunción con la Sociedad Hipotecaria Federal, donde, la mayor inversión corre por cuenta del primero.
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Supuestamente, el gobierno local contará este año con 12,577 millones de pesos para la tarea de la reconstrucción. Por el lado del Fondo de Atención a los Desastres Naturales en la Ciudad de México (FONADEN), que equivale a 3,000 millones de pesos, el gobierno local apenas liberó este año 2,000 millones de pesos para el pago de seguro de viviendas, como una medida preventiva.
nullLa bolsa millonaria para la tarea de reconstrucción está ahí, pero no sabemos cuánto tiempo más tendrán que esperar los damnificados para contar con una casa nueva. Por lo pronto, el gobierno local les ha entregado más de 150 millones de pesos en ayudas para renta, lo que ha promovido el desuso de los albergues, que representaron una de las imágenes más crudas de la tragedia de hace seis meses.
En el contexto de los fondos, ha habido recursos y donativos perdidos, miles de edificaciones sin dictaminar, dineros devueltos entre las autoridades federales y las locales y, existe menos interés por parte del sector privado en participar en la tarea de la reconstrucción.
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Una y otra vez, el gobierno local denota estar lidiando aisladamente con lo que parece haberse convertido en un elefante blanco. Un elefante sumamente lento.
Aunque la reconstrucción es un negocio lucrativo, la fórmula que se encontró para la monumental tarea es de una mayor participación pública que privada. Quizá, porque la gran mayoría de los damnificados pertenece a los estratos menos favorecidos económicamente, como lo sugiere la propia información del gobierno local.
El problema es, que el modelo de reconstrucción apalancado en el sector público es una solución lenta y sujeta a todos los vicios de la gestión pública, más aun, en año de elecciones.
La reconstrucción de las viviendas dañadas parcial o totalmente es un trabajo que llevará varios años . Y, las autoridades locales lo saben. Por esta razón es que, el próximo gobierno de la ciudad tendrá en sus manos la enorme tarea de finalizar la reconstrucción.
En este sentido, es importante que la sociedad les formule algunas preguntas a los candidatos, que poco han tocado el tema. Por ejemplo.
¿Cuáles son las acciones de prevención que tienen los candidatos al gobierno de la ciudad en términos de desastres naturales? ¿Además de los seguros para las viviendas, qué modelo de participación público-privada se implementará para resarcir daños por futuros siniestros?
¿Cómo se harán respetar los lineamientos y normatividades para la construcción y para la ampliación de edificaciones de la ciudad? ¿Finalizarán la reconstrucción antes del próximo sismo de gran intensidad?
En el actual andamiaje de leyes en materia de construcción y edificación, no hay un marco que prevenga desastres mayores ante la ocurrencia de sismos de gran magnitud. Por ello, es clave hacer respetar con todos los instrumentos disponibles las disposiciones y reglamentos actuales. Esta, me parece que será la próxima gran tarea de la siguiente administración local.
Finalmente, el diagnóstico a seis meses del sismo es que falta mucho por hacer en materia de reconstrucción, pero falta aún más por hacer en materia de prevención. La ciudad lo reclama.
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