OPINIÓN: Preferir el golf sobre los jóvenes estadounidenses, el error de Trump
Nota del editor: Dean Obeidallah fue abogado; conduce el programa The Dean Obeidallah Show, que se transmite diariamente por la estación estadounidense SiriusXM, además de que es columnista del sitio The Daily Beast. Síguelo en Twitter como @deanofcomedy . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(CNN) — "¡Nuestros hijos están muriendo! ¡Trump está jugando golf!" Esas palabras, que surgieron en una de los miles de pancartas de la Marcha por Nuestra Vida el sábado 24 de marzo, en Washington, D. C., resumieron el sentir de mucha gente. Como le dijo una estudiante de preparatoria a Ana Cabrera de CNN, el sábado por la noche, Trump tendría que haber estado en la capital de Estados Unidos, no en Mar-a-Lago, su propiedad de Florida.
Aunque Trump no dijo nada sobre el mitin, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que manifestó su apoyo: "Aplaudimos a los muchos jóvenes estadounidenses valientes que hoy ejercen sus derechos consagrados en la Primera Enmienda", a lo que agregaron: "Mantener a salvo a nuestros niños es prioridad para el presidente".
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Pero si mantener a salvo a nuestros niños de verdad fuera la "prioridad" de Trump, ¿por qué se fue a jugar golf en vez de asistir a la marcha? Después de todo, a Trump no le faltan oportunidades para jugar golf en alguna de sus propiedades. Desde que asumió la presidencia, ha pasado más de 100 días en sus campos de golf.
En resumen, Trump debió haberse presentado en el mitin y debió haberles hablado a estos jóvenes estadounidenses. Es verdad que algunos lo habrían abucheado, pero sin duda muchos otros le habrían aplaudido. Incluso quienes disienten políticamente con Trump le habrían mostrado cierto respeto si hubiera dejado en claro que está comprometido con la implementación de leyes que salven la vida de los estudiantes.
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Para empeorar las cosas, además de que Trump no asistió al mitin, se dice que la caravana en la que viajaba cuando iba a su club campestre cambió de ruta para que Trump no viera la marcha de los manifestantes locales. La Casa Blanca no respondió a las solicitudes de comentarios relativos al cambio de ruta inesperado.
Sin embargo, si Trump pensara que la seguridad de nuestros hijos es la "prioridad", ¿por qué no manifestó su apoyo en Twitter el sábado cuando menos o por qué no los alabó el domingo por la mañana, al día siguiente? Trump tuitea sobre casi cualquier tema que le apasiona y quiere llamar la atención de sus partidarios. Por ejemplo: la semana pasada, Trump alabó al abogado Alan Dershowitz, quien dijo en el programa Fox Business que Trump no estaba coludido con Rusia, y tuvo un intercambio acalorado con el exvicepresidente, Joe Biden. Trump alardeó que si pelearan, Biden "caería pronto y fuerte, llorando todo el tiempo".
El domingo por la mañana, Trump soltó una marejada de tuits sobre varios temas. Tuiteó que "NO HUBO COLUSIÓN" con Rusia; dijo que la prensa publica "noticias falsas" y llamó "Hillary la retorcida" a su antigua oponente. Sin embargo, no ha publicado un solo tuit sobre los jóvenes —ni sus aliados adultos— que salieron a las calles de Washington y otras ciudades para exigir acción ante la violencia con armas de fuego.
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Si Trump hubiera preferido a estos jóvenes activistas en vez de al golf, habría escuchado la versión de algunos de los jóvenes más brillantes del país. Tomemos por ejemplo a Emma Gonzalez, una de las sobrevivientes de la preparatoria Marjory Stoneman Douglas, quien nos contó la masacre que ocurrió en su escuela, el mes pasado: "En poco más de seis minutos, nos habían arrebatado a 17 amigos, 15 resultaron heridos y la comunidad de Douglas quedó alterada para siempre". Luego, guardó seis minutos de silencio en el escenario (el tiempo que duró el ataque) para dejar en claro que ese breve lapso bastó para masacrar a sus amigos y cambiar para siempre la vida de sus compañeros.
Trump debió haber estado presente para ver a Naomi Wadler, una niña maravillosa de once años que salió al escenario para conmover a todos con su declaración: "Estoy aquí hoy para reconocer y representar a las niñas afroestadounidenses cuyas historias no llegan a la primera plana de todos los diarios nacionales, cuyas historias no dominan en los noticieros nocturnos". Sin embargo, Trump prefirió un hierro cuatro que compartir el escenario con estos jóvenes activistas.
Me pregunto si cuando Trump piense en lo ocurrido, habrá valido la pena que prefiriera jugar golf sobre asistir al mitin. El tema del que se habla, mitin tras mitin (incluido aquel al que asistí el sábado en Nueva Jersey), es que estos jóvenes se están registrando para votar e irán tras los políticos que prefirieron ignorarlos o que le dieron más importancia a la Asociación Nacional del Rifle que a su vida.
Delaney Tarr, una de las sobrevivientes de la preparatoria Marjory Stoneman Douglas, lo expresó mejor: "Este no es un truco publicitario, un día aislado en el curso de la historia. Es un movimiento que depende de la persistencia y la pasión de su gente". Agregó una frase que a Trump y a otros políticos no les conviene ignorar: "Tomaremos medidas todos los días, en todas las formas, hasta que ya no puedan seguir ignorándonos".
Cuando lleguen las elecciones de 2018 y 2019, cuando Trump busque la reelección en 2020, estos jóvenes transformarán en acciones las palabras de un coro que se escuchó muchas veces en los mítines: "¡Sáquenlos con su voto!".
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