OPINIÓN: El error imperdonable del exdirector del FBI
Nota del editor: Ryan Lizza es analista político de CNN. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) — Al final de la entrevista que dio a CNN el jueves 19 de abril, Jake Tapper le preguntó al exdirector del Buró Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés), James Comey, sobre su papel inusual en la política estadounidense: el de un hombre vilipendiado por los partidarios de Hillary Clinton y Donald Trump.
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Los partidarios más fervientes de Clinton insisten en que Comey tenía algo en contra de su candidata en 2016: en las últimas semanas de la campaña, le dijo al Congreso estadounidense que los federales habían reabierto la investigación de los correos electrónicos de Clinton con el fin de registrar la laptop de Anthony Weiner.
La indignación es comprensible: hay pruebas estadísticas sólidas de que el anuncio de Comey inclinó la balanza electoral a favor de Trump (consulta el análisis de Nate Silver, The Comey Letter Probably Cost Clinton the Election, para conocer el argumento completo). John Podesta, el presidente de la campaña de Hillary Clinton, dijo hace poco en CNN que dudaba de que Clinton se animara a leer el libro de Comey.
Los partidarios de Trump critican a Comey por la investigación de Rusia, por obligar al Departamento de Justicia a designar a un fiscal especial que ha ahorcado la presidencia de Trump, y por el retrato feroz que hizo de Trump, quien ha dicho que Comey es un mentiroso y que debería ir a prisión.
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Comey reaccionó a la pregunta de Tapper contestando que históricamente, la intensa polarización de Estados Unidos ha dificultado el trabajo del director del FBI.
"El desafío de estar en el FBI en el entorno político actual es que no estás del lado de nadie. Eso confunde a la gente y lo entiendo. Enfurece a la gente, y lo entiendo. No puedes hacer mucho al respecto, salvo tratar de ser transparente constantemente. Mostrarle tu trabajo a la gente para que la gente justa emita un juicio", dijo Comey.
La idea de la transparencia es uno de los argumentos principales del libro de Comey, A Higher Loyalty.
null"El dolor enterrado nunca mejora con la edad", escribió. "Al recordar nuestros errores y ser abiertos y honestos al respecto, reducimos las probabilidades de repetirlos".
De muchas formas, Comey, tanto en sus libros como en su gira promocional, ha sido transparente y reflexivo. Pero en la entrevista con Tapper demostró una vez más que tiene un punto ciego enorme respecto a su función en las elecciones. Sigue muy confiado en que hizo lo correcto al dar a conocer la investigación de los correos electrónicos de Hillary Clinton y ocultar la investigación de Rusia.
Como periodista, nunca creí en el argumento de los partidarios de Clinton de que Comey no debió haber revelado que se había reabierto la investigación de los correos electrónicos.
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Comey estaba en una situación difícil. Barack Obama hizo declaraciones sobre la investigación que podrían considerarse impropias de un presidente. Bill Clinton y Loretta Lynch, la fiscal general, tuvieron una reunión misteriosa en el avión de Lynch. Si Comey no lo hubiera dado a conocer, la información seguramente se habría filtrado.
Comey dijo que en ese entonces pensó: "Si oculto esto al pueblo estadounidense, será ilegítima desde el momento en el que resulte electa". Tenía razón. Los electores que acudieron a las urnas merecían saber si Clinton estaba bajo investigación. (Si los demócratas no querían que la investigación del FBI fuera parte de la campaña, pudieron haber escogido a alguien a quien el FBI no estuviera investigando).
Pero espera… la gente relacionada con Trump también estaba bajo investigación en ese mismo momento, por la cuestión de Rusia, que comenzó en julio de 2016. Es imperdonable que Comey afirme que el principio de la transparencia lo obligó a revelar una investigación que afectaba a un candidato pero no al otro.
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Cuando le preguntaron sobre esta discrepancia, Comey dio una respuesta inadecuada.
"Creo que las dos investigaciones —y todos los que trabajaban en ella en el Departamento de Justicia y en el FBI también lo creían— son muy diferentes", dijo. "Era una investigación de contrainteligencia sobre estadounidenses en etapas muy tempranas, no de Donald Trump; era un grupo reducido tratando de descubrir de qué se trataba, si había alguna conexión entre esas personas y los intentos de Rusia. Aparte de los esfuerzos de Rusia, cosa sobre lo que discutimos mucho si debíamos darla a conocer".
Agregó que "no habría sido ni remotamente adecuado" revelar cualquier dato sobre la investigación de Rusia. Y sin embargo, como señaló Tapper, Comey hizo justamente eso, solo que cinco meses después en una audiencia pública ante el Congreso .
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Es cierto que la investigación ya estaba más avanzada en ese entonces, pero no por mucho. Comey le insistió a Tapper que algunos miembros del Congreso, como el senador republicano Chuck Grassley, lo presionaron para que revelara la investigación sobre Rusia, pero pasó lo mismo durante la campaña, cuando Harry Reid, el demócrata de más alto rango en el Senado, presionó a Comey para que revelara la existencia de la investigación de Rusia.
A finales de octubre, Reid le escribió a Comey : "Usted posee información explosiva sobre los lazos y la coordinación de Donald Trump y sus altos asesores con el gobierno ruso". La gente se burló de Reid y lo tildó de teórico de la conspiración, pero ahora sabemos que tenía razón en general.
Comey debió haber aclarado las cosas en 2016… y mientras sermonea a todos sobre transparencia en su gira promocional, debería reconocer que fue un error no hacerlo.
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