OPINIÓN: Los hombres de ego frágil no deberían cargar con la esperanza del mundo
Nota del editor: Beatrice Fihn es directora ejecutiva de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares , organización que ganó el premio Nobel de la Paz en 2017. Siguela en Twitter como @BeaFihn . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN) — El mundo no pudo hacer más que esperar pasivamente esta semana mientras dos hombres jugaban con el destino de la humanidad , suponiendo erróneamente que Donald Trump y Kim Jong Un velan por nuestros intereses.
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Donald Trump, presidente de Estados Unidos, nos está mostrando los peligros de dejar nuestra vida en manos de un par de hombres frágiles. Tan solo en mayo, Trump destruyó el exitoso acuerdo nuclear con Irán y echó por la borda nuestras esperanzas de que Corea del Norte aceptara la vía diplomática hacia la desnuclearización.
El jueves 24 de mayo, amenazó con la muerte de millones de civiles inocentes al retirarse de la esperada cumbre con Kim Jong Un porque habían herido sus sentimientos y por las palabras duras que se intercambiaron .
¿Quién se siente más a salvo ahora?
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Esa es justamente la mentira que los Estados nucleares nos han dicho desde hace 70 años: que estamos más a salvo aunque vivamos a un tris de la aniquilación porque "los buenos" (Trump) tienen armas nucleares y disuadirán a "los malos" (Kim) de querer tenerlas. ¿Les suena conocido?
En realidad, nuestra mayor amenaza es la existencia de las armas nucleares. Tan solo pregúntenle al presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in. Vive dentro del rango de unas armas nucleares convencionales permanentemente apuntadas hacia Seúl y que podrían lanzarse antes de que las armas nucleares estadounidenses destruyan al régimen norcoreano. No hay ningún escenario militar en el que decenas de miles de surcoreanos no mueran en los primeros minutos del conflicto.
nullSabiendo esto, su peor pesadilla se volvió realidad este año, cuando la guerra de palabras de Trump nos puso al borde de la destrucción nuclear. ¿Cuál fue su solución? Entablar esfuerzos diplomáticos cuidadosos con el Norte, por un lado, y acariciar gentilmente el ego de Trump por el otro. (¿Alguien tiene por allí un premio Nobel?).
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Apelando al ego de Trump, Moon lo convenció de intentar la diplomacia del estadista y convenció a Corea del Norte de comprometerse con la desnuclearización.
Tan solo por un momento, el mundo se aferró a la esperanza de que funcionara. Por la mañana del jueves 24 de mayo, Corea del Norte, en un gesto simbólico, hizo estallar su sitio de pruebas nucleares. Trump respondió echando abajo el proceso de paz.
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Todo esto sirve para demostrar que no podemos confiar en que estos acuerdos poco sistemáticos sobre armas nucleares garanticen nuestra seguridad. La gente no debería confiar en que estos hombres de egos frágiles pueden resolver esta clase de crisis existencial.
Sin embargo, ya tenemos una solución. Estas armas ya están prohibidas por tratado y solo es cuestión de lograr que todos los países se incorporen. El año pasado, 122 países adoptaron el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares en la ONU y está en vías de volverse ley positiva internacional.
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Es muy simple: la posesión de armas nucleares es una grave amenaza humanitaria que no podemos tolerar. Los surcoreanos no tendrían por qué irse a dormir preguntándose si un tuit procedente del otro lado del Pacífico provocará que no despierten al día siguiente.
Aún hay esperanza para las dos Coreas. Trump nos ha acusado de aferrarnos a la ilusión de un mundo sin armas nucleares. Sin embargo, este episodio demuestra que nosotros somos los realistas, que tenemos la vía legítima para avanzar hacia la desnuclearización a través de un tratado multilateral que no pueda violarse si alguien se siente herido.
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