OPINIÓN: Imposible el desarrollo sin inversión en salud
Nota del editor: Juan Manuel Sotelo es Representante de OPS/OMS en México. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) – Las enfermedades no transmisibles (ENT) son la principal causa de mortalidad y morbilidad en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, las ENT matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 71% de las muertes en el mundo.
Este panorama es altamente preocupante, no solamente por la carga de morbilidad y mortalidad que tiene para la población, sino también por la amenaza que significa su costo en términos económicos para el desarrollo de los países.
Si bien el aumento de las ENT es debido, entre otros factores, al envejecimiento poblacional, la preocupación se acentúa ante más muertes prematuras cada día. Cada año mueren 15 millones de personas de entre 30 y 69 años; más del 85% de estas muertes ocurren en países de ingresos bajos y medianos.
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Además del envejecimiento, tenemos claridad que hay otros factores que están determinando este perfil epidemiológico. El análisis de estos factores implica un enorme desafío, no sólo para los ministerios de salud, sino para la sociedad en conjunto.
Las enfermedades cardiovasculares, diabetes, el cáncer y enfermedad pulmonar obstructiva crónica son responsables por más del 80% de las muertes prematuras por ENT; y están estrechamente relacionadas con los hábitos que tenemos las personas día a día: cómo nos alimentamos, somos o no físicamente activos, cuánto alcohol consumimos y nuestro nivel de exposición al humo de cigarrillos.
El desafío fundamental para prevenir y controlar las ENT es lograr incidir sobre los hábitos de vida en las personas. Si nuestras poblaciones tuvieran una alimentación saludable, no fueran sedentarias, no fumaran y tuvieran un consumo
moderado de alcohol seriamos capaces de prevenir más del 90% de la diabetes tipo 2, más del 50% de las enfermedades cardiovasculares y entre el 30 y 40% de los cánceres.
Si bien, en último término la decisión de fumar es responsabilidad del individuo, lo que hemos aprendido es que hay una serie de aspectos sociales, culturales, ambientales, económicos que son determinantes para que ese individuo tome la opción o no de fumar, de alimentarse adecuadamente o de consumir alcohol. En otras palabras, hay ambientes sociales, económicos y construcciones culturales que moldean nuestras opciones individuales, de manera que pueden inducirnos a tomar una opción no saludable o hacernos más favorable esa opción saludable.
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Al momento contamos con sólida evidencia científica que sustenta la relación entre, por ejemplo, el tamaño del mercado en el país de alimentos no saludables y el sobrepeso y obesidad en la población. El nivel de exposición a publicidad de alimentos no saludables, que contribuyen a enfermar a la población especialmente a la niñez, el nivel de consumo de alcohol y su relación con accidentes de tránsito. El nivel de exposición a propaganda de alcohol y la edad de inicio de consumo.
Experiencias en países demuestran que una política fiscal que aumente el impuesto al alcohol, las bebidas azucaradas y al tabaco genera una disminución en el consumo; es necesaria una estricta regulación que vigile eficazmente a expendios y garantice su prohibición en instituciones educativas y alrededores.
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También en diferentes países se van adoptando formas de etiquetado nutricional que informe de manera simple y clara a la población sobre el contenido de lo que consumen. Todas las medidas de política pública, además, están orientadas a proteger a los grupos más vulnerables, particularmente a la niñez, personas jóvenes y en pobreza. Sin embargo, el mayor desafío para la implementación de estas políticas es que no depende de los ministerios de salud, sino de otros sectores, principalmente el económico y comercial.
Por ello se ha hecho un esfuerzo a nivel mundial para colocar a estas políticas de prevención y control de las ENT, en la discusión al más alto nivel político y este año, el 27 de septiembre tendrá lugar la tercera reunión de alto nivel sobre la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles (ENT) de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
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Con el reconocimiento de que todavía es insuficiente la inversión de los países para implementar estas recomendaciones de prevención y control de ENT, espero que la tercera reunión implique el compromiso de los Estados y gobiernos necesario que permita avanzar hacia el cumplimiento de la meta 3.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Como dice el último informe de la Comisión Independiente de Alto Nivel de la OMS sobre Enfermedades No Transmisibles: ¡No hay excusa para la inacción!
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