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¿Cómo reaccionaría el mercado a un ‘impeachment’ de Trump?

En medio de rumores de un posible juicio político en su contra, el presidente de EU ha dicho que las bolsas colapsarían, pero tres economistas difieren.
vie 31 agosto 2018 06:01 AM
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Donald Trump. El presidente estadounidense dijo que si fuera sometido a juicio político (impeachment, en inglés), la bolsa de valores colapsaría.

Durante una entrevista en Fox News la semana pasada, el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que si él fuera sometido a juicio político (impeachment, en inglés), la bolsa de valores colapsaría.

La entrevista siguió a la condena la semana pasada de Paul Manafort, que alguna vez fungió como administrador de campaña de Trump, y a la declaración de culpabilidad de Michael Cohen, el exabogado personal del presidente.

Le pedimos a tres economistas, M. Todd Henderson, Eric Zitzewitz y Larry Hatheway, que reflexionen sobre cómo podría reaccionar el mercado si Trump es destituído.

Un juicio político ya está contabilizado en los precios de las acciones

M. Todd Henderson es profesor de Derecho y Economía en la Universidad de Chicago. Las opiniones expresadas en este comentario son solo suyas.

Los juegos políticos en Washington generalmente no importan mucho en Wall Street.

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El valor fundamental de una acción se basa en el efectivo que se espera que la compañía subyacente genere a lo largo de su existencia, descontado al valor presente. Por lo tanto, el valor de la bolsa de valores es simplemente la suma de los valores de todas las acciones individuales (o, para un índice, como el Dow, el valor de las acciones en el índice). Si las empresas esperan ganar más dinero, más inversores comprarán en vez de vender, lo que aumentará los precios de las acciones.

Es más, la probabilidad de un evento político como un juicio político ya está considerado en el precio de las acciones de cada compañía. Los mercados (es decir, los compradores y vendedores de acciones) ajustan constantemente sus estimaciones basándose en noticias de todo tipo, ya sea la demanda del consumidor sobre un producto en particular, los aranceles, el último tuit del presidente o incluso su juicio político. Los precios de las acciones actuales reflejan estas estimaciones.

En particular, los mercados no se movieron en absoluto con la noticia de la condena de Manafort y la declaración de culpabilidad de Cohen. Esto significa que el mercado en su conjunto no cree que Trump vaya a ser sometido a juicio político, o sabe que la destitución de Trump no tendría un gran impacto en el valor de las empresas estadounidenses.

Los inversores también podrían pensar que un presidente Pence con una Cámara de Representantes controlada por los demócratas (e incluso el Senado) podría ser bueno para los negocios. Incluso si Trump es sometido a juicio político, sus recortes de impuestos corporativos y el retiro de las regulaciones probablemente no serán revertidas durante muchos años si Pence se convierte en presidente.

Las alzas y caídas del mercado de valores anteriores ofrecen una pista

Eric Zitzewitz es profesor de Economía en Dartmouth. Las opiniones expresadas en este comentario son solo suyas.

Ya había una baja probabilidad de que el presidente Trump terminara su mandato, y que luego fuera nominado de nuevo y reelegido, según los mercados de apuestas en Betfair. Así que la noticia de la semana pasada sobre la condena de Manafort y la declaración de culpabilidad de Cohen hicieron que sus probabilidades de terminar su periodo y ser renominado descendieran aún más (del 70.4% al 63.3% y del 70.0% al 60.6%, respectivamente).

Pero el mercado bursátil no se vio notablemente afectado. Cuando estallaron las noticias del miércoles pasado, el S&P 500 estaba básicamente plano.

Para profundizar un poco más, podemos observar las acciones que se espera que se beneficien particularmente de Trump.

El Trump Long-Short Policy Index es un índice que diseñé en colaboración con Raymond Fisman de la Universidad de Boston. Realiza un seguimiento de la diferencia de rendimiento entre las acciones que se recuperaron cuando Trump fue electo y las que cayeron en ese momento.

Cuando Trump se reunió con los líderes del Congreso el 10 de noviembre de 2016 y confirmó su intención de seguir una agenda republicana, se elevó. Cuando Manafort fue acusado en 2017, el índice sufrió una caída estadísticamente significativa, pero se recuperó un mes después cuando el Senado aprobó los recortes de impuestos.

Las oscilaciones del índice pueden ser usadas para medir la escala de importancia de un evento. Por ejemplo, el hecho de que el índice perdiera cerca del 10% de sus ganancias poselectorales cuando Manafort fue acusado significa que los mercados estimaron que la acusación deshizo aproximadamente 10% de los efectos esperados de la elección de Trump, al menos en lo que respecta a las políticas económicas relevantes para las empresas que cotizan en bolsa. Por el contrario, la gran alza del índice que se produjo cuando se aprobaron los recortes fiscales indicó que estos recortes fueron un componente importante de lo que los inversionistas esperaban que lograra Trump.

En contraste con estos eventos anteriores, nuestro índice apenas se movió ante las noticias del miércoles pasado. No solo fue algo sin importancia para el mercado en general la mayor probabilidad de una salida anticipada de Trump, sino que tampoco pareció importar demasiado para las acciones individuales.

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¿Por qué? La explicación podría estar en el hecho de que las noticias de la semana pasada tampoco afectaron mucho las probabilidades de reelección de Trump (que cayeron del 38.2% al 36.2%) o de que el partido Republicano mantuviera el control de la Cámara de Representantes en 2018 (que cayeron del 35.7% al 35.2%).

Siendo realistas, Trump probablemente ya ha terminado de aprobar la mayor parte de su política económica. La incertidumbre clave ahora es cuánto durará su política. Irónicamente, aunque un juicio político es claramente malo para el propio Trump, si divide al país, podría reducir la probabilidad de que surja una ola azul lo suficientemente grande como para derrocar al Partido Republicano y sus políticas.

La economía era fuerte antes de que llegara Trump

Larry Hatheway es economista en jefe de grupo en GAM Holding AG. Las opiniones expresadas en este comentario son solo suyas.

El motor más importante de los mercados bursátiles estadounidenses sigue siendo la economía estadounidense. Los logros del gobierno de Trump en materia de significativos recortes de impuestos y una regulación más ligera respaldaron claramente el sólido avance del S&P 500 en 2017.

Pero por mucho que cualquier gobierno quiera atribuirse el crédito por un crecimiento económico sólido y un mercado bursátil en alza, el hecho es que estas tendencias estaban claramente en curso antes de las elecciones de 2016. Por esta razón, el simple acto de un juicio político no erosionará los fundamentos que han llevado al S&P 500 a registrar máximos este año.

Desde 2010, el porcentaje de las ganancias corporativas estadounidenses en el producto interno bruto de la nación ha alcanzado niveles nunca antes vistos en la era de la posguerra.

Los bajos costos de endeudamiento corporativo son cortesía de la flexibilización de la política monetaria de la Reserva Federal desde la crisis financiera de 2008 que redujo los costos del pago de la deuda e impulsó el balance general.

Al final de la Gran Recesión, las ganancias se elevaron aun más de lo habitual, debido a que las empresas recortaron muchos más puestos de trabajo —y por lo tanto, costos— durante la recesión que lo que típicamente hacían. Eso permitió a las empresas elevar rápidamente sus ganancias una vez que las ventas comenzaron a recuperarse.

Pero otros factores han estado operando también. La aparición de actores dominantes en industrias clave, como Apple, Google y Microsoft en el espacio tecnológico, ha creado empresas capaces de obtener ganancias “supernormales”. Por último, varios factores han disminuido el poder de negociación de la mano de obra, incluida la globalización, las tecnologías que ahorran trabajo y el declive del poder sindical en el largo plazo.

Como resultado, el crecimiento salarial ha sido tibio. Y debido a que los salarios y los beneficios representan más de dos tercios de los costos totales de una empresa estadounidense promedio, la disminución en el poder de negociación de la mano de obra ha sido un factor clave de las ganancias históricamente altas. Todo esto ha ayudado a reducir costos e impulsar las ganancias corporativas aun más.

Gracias a este crecimiento desenfrenado de las ganancias corporativas, las empresas con abundante efectivo han estado contratando fuertemente durante ocho años. La tasa de desempleo en Estados Unidos alcanzó 10.1% en octubre de 2009. Al final del gobierno de Barack Obama había caído al 4.8%. Ahora está en 3.9%.

Si bien los recortes tributarios de Trump en 2017 claramente han dado un impulso a la economía, el ritmo de crecimiento del empleo se ha desacelerado en los primeros dos años de su gobierno en relación con los últimos cuatro años de la gestión de Obama. En parte, eso refleja una economía estadounidense plenamente empleada: los trabajadores talentosos no están tan disponibles como hace cinco años.

Pero esta combinación de fuerte crecimiento del empleo y el aumento de las ganancias de la empresa ha hecho que la economía de Estados Unidos sea más resistente a todo tipo de crisis, incluso a las políticas.

Entonces, ¿el juicio político —y la destitución— de un presidente de Estados Unidos en funciones provocará que el mercado colapse?

Richard Nixon renunció a la presidencia en 1974. Fue durante un momento de mayor incertidumbre económica, debido al aumento de la inflación que condujo a una “década perdida” para los inversores estadounidenses.

En la década de 1970, la inflación tuvo un impacto mucho mayor y más duradero en el rendimiento de las inversiones que la renuncia de Nixon. Bill Clinton fue sometido a juicio político en 1998, pero no fue destituido de su cargo.

Para los inversores, la burbuja tecnológica de finales de la década de 1990 era de mucha mayor importancia. Luego del colapso del mercado emergente de 1998, los mercados de valores se dispararon a medida que la Fed flexibilizó la política monetaria y los inversionistas se apresuraron a comprar acciones de Internet. La acusación de Clinton apenas provocó una onda.

Podemos extraer lecciones de la historia. Más importante, la salud de la economía y las ganancias corporativas determinan en gran medida el desempeño de mercados bursátiles. En la actualidad, el mayor riesgo para los inversionistas sigue siendo una escalada desestabilizadora del conflicto comercial o un aumento imprevisto de la inflación en Estados Unidos, lo que obligaría a la Fed a tomar medidas agresivas de ajuste.

La política importa, pero parafraseando al estratega político James Carville: “Es la economía, estúpido”.

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