OPINIÓN: Diálogo, la vía para fortalecer la cadena de valor energética

El flujo e intercambio de información promueve la transparencia y confiabilidad de los usuarios para reflejar un impacto positivo en el mercado mexicano, apunta Noé Sáenz.

Nota del editor: Noé Sáenz es Country Manager de Burns & McDonnell México. Síguelo en su cuenta de

. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(Expansión) - Al hablar del sector energético global, es común encontrar temas relacionados a la incertidumbre del sector, principalmente a la variabilidad de los costos de generación y consumo de energía, la irrupción de energías renovables o las condicionantes por la amenaza que representa el cambio climático. Sin embargo, para fortalecer la cadena de valor del sector en México, es preciso hacer un análisis mucho menos reactivo y más exhaustivo de las necesidades y oportunidades a corto, mediano y largo plazo.

A partir de la introducción de la reforma energética y la liberalización del mercado en la cadena de suministro, México inició la era de un

. Este nuevo modelo consiste en generación, en el cual participan la Comisión Federal de Electricidad (CFE) e iniciativa privada; operación del sistema, proceso en el cual se realizan los contratos bilaterales y las subastas; transmisión y distribución, llevada a cabo por la CFE; , el cual se provee del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) y el , el cual no está registrado en dicho organismo y compra electricidad a un precio regulado y, finalmente, el consumo, que también se divide en calificado y básico.

La definición del modelo energético por medio de la apertura con la competitividad como mayor principio motiva a los mayores consumidores (empresas o industriales) a la diversificación del suministro. De acuerdo con un

, los principales motivadores para la adopción de nuevos modelos de suministro eléctrico son la reducción de costos, el cumplimiento de cuotas de energía limpia y un retorno de inversión atractivo.

En tanto, si analizáramos la cadena de valor del sector de acuerdo con los puntos número uno y dos, que están directamente relacionados a los costos de inversión, quedaríamos una vez más atados al análisis reactivo que mencionamos anteriormente. Es decir, que estaríamos sujetos a los costos y actuaríamos solamente en razón de ellos. Sin embargo, lo que pagamos por electricidad, ya sea como consumidores privados, como empresas o dependencias de gobierno, tiene su base en toda la cadena de valor, no únicamente en el costo de generación, sino en cada uno de los pasos del modelo energético.

Esto sucede en gran medida por la complejidad del sector eléctrico. La electricidad no puede ser almacenada, por lo que no se pueden crear previsiones ni a mediano ni a largo plazo, razón por la cual es preciso no depender de una sola fuente de energía para su generación. Asimismo, la competitividad en el sector no se impulsa únicamente para reducir costos de consumo, sino de operación. La liberalización del mercado, con la incursión de nuevos actores en la generación de electricidad permite a la CFE destinar recursos en otros rubros, que antes se ocupaban mayoritariamente en la generación, apenas la primera parte de la cadena de suministro.

Actualmente,

, lo cual se ha ido contrarrestando paulatinamente con la inclusión de nuevas fuentes de energía, tales como la solar, la hidráulica y la eólica, así como con acuerdos de integración energética con .

Las dos principales fuentes de generación en el país

. Sin embargo, la diversificación aún se encuentra en un estado prematuro. Las necesidades más apremiantes para el país si deseamos fortalecer la cadena de valor son continuar con esta diversificación, liberar costos de organismos paraestatales que puedan absorber empresas privadas en la generación de energía para aumentar la productividad y revisar que la implementación de regulaciones se haga de manera eficiente y se aplique a cada una de las etapas de la cadena de suministro.

En este sentido, también es necesario impulsar espacios de diálogo constructivo para alcanzar el fortalecimiento de la cadena de valor, pues el sector energético en México es un mercado joven. Ya existen algunos facilitadores como la Sociedad Internacional de la Energía en México, ISME por sus siglas en inglés (International Society for Mexico Energy), en donde la labor principal es compartir conocimiento e información clave para que los actores inmersos en el sector estén actualizados y puedan tomar buenas decisiones para que los proyectos de inversión sean tangibles.

Con esto, el flujo e intercambio de información promueve también la transparencia y confiabilidad de los usuarios para reflejar un impacto positivo en el mercado mexicano. De esta manera puede fortalecerse la cadena de valor en el sector energético mexicano y, entre otros resultados positivos como una mejora competitiva ante otros mercados, sería posible reducir los costos de consumo.