¡La economía de México está frenada!

Independientemente de que los datos respaldan esta afirmación, la realidad es muy fuerte para un país que necesita tener más crecimiento. Si bien no estamos en una crisis económica, es la primera vez en 25 años que la economía de México se desfasa de la de Estados Unidos, es decir, mientras allá crecen aquí no. Es urgente reactivar el mercado interno.

Tenemos un gobierno que está apostando al gasto público enfocado en programas sociales. Sin embargo, en el estudio Development Center 2007, elaborado por la OCDE, se desprende que los contribuyentes mexicanos dudamos de la eficiencia del gasto público. Su nivel de confianza es de lo más bajos en América Latina.

En México, solo 15% sí cree que el gasto gubernamental puede ayudar al crecimiento, mientras el promedio en América Latina es de 21%, en Chile registró 37%, según el organismo internacional.

Se debe ser prudente en cómo se utilizan los impuestos y evitar la tentación de querer aumentarlos en esta coyuntura de freno de nuestra economía.

Feldstein (2008) afirma que el efecto de los impuestos sobre el comportamiento económico es importante por tres razones diferentes. En primer lugar, la respuesta del comportamiento de los contribuyentes se ve afectada por los cambios en las tasas fiscales y normas tributarias.

En segundo lugar, los efectos sobre la eficiencia económica o la pérdida de bienestar dependen de los contribuyentes sobre los efectos en el comportamiento excluyendo efectos de renta pura. Y, en tercer lugar, el comportamiento económico es importante para la comprensión de las consecuencias macroeconómicas de corto plazo de los cambios en los impuestos sobre la demanda agregada y el empleo.

Lo que México necesita es invertir en mejorar la calidad educativa, en universidades que estén en la innovación, en dar certidumbre para que se creen nuevas empresas. México desaprovecha la capacidad emprendedora que tiene el mexicano. Es urgente dar certidumbre a la inversión privada.

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Ante este escenario es importante recordar que el intentar forzar el crecimiento de la economía mediante el gasto público podría generar complicaciones porque está demostrado que por lo general los gobiernos no saben gastar bien los recursos públicos.

Es complicado tratar de predecir el futuro, nadie sabe con certeza lo que puede pasar. Sin embargo, México no puede continuar con la inercia de 30 años con prácticamente nulo crecimiento económico, porque a pesar de que se han hecho importantes reformas y cambios, no han sido suficientes.

Cuando comentamos que crecer al 2% era bajo, cuando hoy estamos alrededor del cero, sin duda en lugar de mejorar estamos empeorando las perspectivas económicas de las personas y de las empresas en México.

Nota del editor: Jorge Sánchez Tello es director del Programa de Investigación Aplicada de la Fundación de Estudios Financieros (FUNDEF). Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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