El nivel comunitario tiene un proceso complejo porque en él se ven involucrados varios actores: el sujeto, su familia, los vecinos, las autoridades y el representante de la alcaldía. El gobernante no debe deslindarse de sus responsabilidades ni mucho menos ignorar la realidad del grupo al que representa, es importante que esté cercano a las preocupaciones reales que tienen sus habitantes para que pueda atenderlas y así asegurarles la creación y la manutención de sitios seguros en los que se salvaguarde su vida.
Seguramente después de leer hasta este punto te preguntarás ¿de verdad es posible lograr un cambio? Parece que todo está enraizado en la cultura y que por ende es difícil de erradicar. Sin embargo, con la planificación de programas de prevención de delito y reinserción social ejecutados a tiempo existen más posibilidades de éxito y que con la participación de todos y todas se conformen entornos que promuevan una vida social sana y segura.
Es importante que se generen políticas sociales en las que se tome en consideración el expertise y el punto de vista de los tres órdenes de gobierno, empresas y organizaciones de la sociedad civil y por supuesto, el de la población que nos interesa atender, en este caso a los jóvenes porque en ellos se encuentra gran parte de la solución para revertir la ola de inseguridad y violencia en la que vivimos.
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Nota del editor: Jimena Cándano estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo el grado de Maestría en Administración Pública, Comunicación Comunitaria y Transformación Social en la Universidad de Nueva York. Actualmente es Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra. Síguela en su cuenta de Twitter @JimenaCandano. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.
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