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El olvido de los programas de reinserción

Estamos regresando a una “justicia” en la que se abusa de la prisión como medida cautelar y/o condena, lo cual volverá a causar una sobrepoblación en los centros penitenciarios, opina Jimena Cándano.
dom 01 septiembre 2019 07:00 AM
Programas de reinserción social
Los programas de reinserción social son tan importantes como los de prevención del delito para revertir los índices de violencia y delincuencia que tanto nos preocupan, considera Jimena Cándano.

(Expansión) – La libertad es uno de los derechos más preciados que como seres humanos tenemos. Por eso la pena máxima del sistema de justicia penal es la privación de la libertad, la cual teóricamente debiera ser para las personas que ponen en grave riesgo a la sociedad.

También se puede detener a una persona durante el proceso de investigación, esta es la prisión preventiva y busca evitar que la persona se fugue o siga lastimando a la sociedad.

Calificar al sistema de justicia penal como ineficiente solo refleja el poco conocimiento que como sociedad tenemos al respecto. Su buen funcionamiento depende de varios actores y sobre todo de la capacitación y compromiso por parte de las personas que lo llevan a cabo.

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También habla de una realidad social y con esto nos referimos a que somos un país que piensa muy poco en sus procesos penales como una variable crucial para que los índices de delincuencia puedan disminuir.

No conocemos cómo funciona la prevención del delito ni la reinserción social, es más, parece que no nos interesa saberlo porque además de aburrido nos resulta inútil y sin un beneficio individual. ¿Por qué? Porque hemos desarrollado la idea colectiva de que están encarcelados “porque lo tienen merecido” y que gracias a la privación de su libertad, como sociedad estamos más seguros.

Incluso lo podemos ver con las nuevas reformas para la prisión preventiva oficiosa, esto es si se te acusa de un delito que tiene esta medida cautelar, vas a prisión sin importar la opinión del juez.

Reparemos en que como sociedad no somos conscientes de tres puntos fundamentales:

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1.- Si queremos revertir las tasas de delincuencia es importante atender desde la prevención no solo cuando la persona ya se encuentra recluida y esto funciona si se trabaja desde la infancia y la adolescencia creando oportunidades y entornos seguros en los que no se normalicen los actos delictivos para que no se conviertan en un estilo de vida.

2.- La justicia no significa venganza, y menos si lo pensamos desde el Estado ya sea Poder Ejecutivo, Legislativo o Judicial. Las autoridades debieran tener esto claro al hacer su trabajo. ¿Por qué ser empático con quién ha cometido un delito? Porque al hacerlo disminuyes la posibilidad de que pueda pasar nuevamente.

3.- La delincuencia no es un fenómeno natural propio de personas con un perfil físico determinado, es más bien una problemática social que denota una serie de propensiones a las que se encuentran ciertas zonas de nuestro país.

OPINIÓN: Empecemos juzgando menos

Estamos regresando a una “justicia” en la que se abusa de la prisión como medida cautelar y/o condena, lo cual volverá a causar una sobrepoblación en los centros penitenciarios de México, esto trae consigo muchas consecuencias como la falta de atención de las necesidades mínimas y así emerge una violación a los derechos humanos de quien se encuentra en prisión.

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Aunado a ello, de acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el 76% de estos sitios no cuenta con protocolos para prevenir y atender incidentes violentos disminuyendo así que puedan reincorporarse a la sociedad de forma óptima al salir.

El paso por estos sitios sin importar el tiempo que sea tiene un efecto negativo importante en quien lo vive y para su familia, esto puede llegar a ser determinante para quien desee reincorporarse a la sociedad. La falta de oportunidades para estas personas, causada por un estigma de haber estado en prisión, aumenta la probabilidad de que se vuelvan a cometer actos delictivos y por ende, que te afecten a ti.

Es crucial que como sociedad trabajemos para prevenir el delito y para hacer que los programas de reinserción social existan y funcionen porque ante la ausencia de éstos el tejido social de la comunidad se ve afectado, fragmentando nuestra calidad de vida.

Trabajando en conjunto podemos crear espacios y redes de apoyo que impulsen a las personas que terminaron de cumplir una condena o que lo hacen en libertad a trabajar y restablecer vínculos sociales sanos que los lleven a potencializar sus habilidades positivas para ejercer un oficio que los gratifique en tanto son retribuidos también económicamente.

OPINIÓN: Gobierno, sociedad civil y empresas deben coordinarse ante la ola de violencia

Los programas de reinserción social son tan importantes como los de prevención del delito para revertir los índices de violencia y delincuencia que tanto nos preocupan, es necesario que la gente se sume, que crean y que traten de eliminar los prejuicios que tienen en torno a quienes han cometido un delito; es difícil, lo sabemos, pero no hay paz sin justicia y no hay justicia si se busca venganza.

Nota del editor: Jimena Cándano estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo el grado de Maestría en Administración Pública, Desarrollo Comunitario y Transformación Social en la Universidad de Nueva York. Actualmente es la Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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