Como parte de mi desarrollo como Coach de Liderazgo, tuve la oportunidad de cruzarme con el libro “Multiplicadores”, escrito por Liz Wiseman. En su obra, Wiseman nos habla de dos tipos de líderes: Los Multiplicadores, aquellos capaces de potencializar a su gente y los Disminuidores, quienes, por el contrario, parecieran apagar la chispa de sus colaboradores.
Aunque pudieran existir líderes muy Multiplicadores o muy Disminuidores, la mayoría oscilamos este espectro. Del mismo modo, Wiseman nos habla de conductas accidentalmente disminuidoras en las que a veces, como líderes, incurrimos con la mejor intención.
Daré algunos ejemplos de este tipo de conductas: en un proyecto muy importante y en el que todo parece ir bien, supones que tu equipo no podrá con la presión y te anticipas a los probables obstáculos y gracias a tu jugada lo salvas y todo termina bien.
En otro caso, durante una reunión decides descargar primero todas tus ideas brillantes para alinear e inspirar a tu equipo para que se atrevan a dar sus propias ideas. Y aquí un clásico, decidimos ser grandes líderes y confiar en nuestro equipo plenamente, pero obviamos algunas dificultades a las que se están enfrentando por ser demasiado optimistas.