Dejando de lado la discusión sobre el impacto que cada uno de estos proyectos tendría en el crecimiento económico del país o sobre aquellos que no fueron considerados (por ejemplo, los relacionados a energías renovables), la pregunta importante hoy en día es si la federación contará con los recursos suficientes para cumplir en tiempo y forma este plan de inversión.
Existe el compromiso del Gobierno Federal de no contratar nueva deuda ni aumentar impuestos; por lo que los recursos comprometidos deberían obtenerse del combate a la corrupción, la política de austeridad, la labor recaudatoria del SAT y la Unidad de Inteligencia Financiera, y del aumento en la producción de crudo
Intentando responder la pregunta, comencemos diciendo que alrededor del 82% del presupuesto de la federación es rígido, es decir, por ley el Gobierno Federal debe transferir recursos a los estados y municipios, destinar recursos al pago de intereses de la deuda, pensiones, a los órganos autónomos (Congreso de la Unión, la CNDH y la SCJN) y a las empresas del estado (Pemex, CFE, IMSS e ISSSTE), de tal manera que el 18% restante sería distribuido entre los programas sociales de la presente administración, la operación de las distintas Secretarías de Estado y para la inversión de nuevos proyectos.
Por otra parte, el Paquete Económico para 2020 considera un crecimiento real del PIB entre 1.5% y 2.5%, el cual es similar al proyectado para 2019 el año pasado. No obstante, las recientes estimaciones oficiales para el crecimiento de 2019 se han ajustado a la baja (0.6% - 1.0%). Cabe mencionar que HR Ratings estima un crecimiento real del PIB de 0.3% para 2019 y 1.4% para 2020, por lo que es posible pensar que la meta de gasto en inversión pública en infraestructura podría no cumplirse.