En un mundo ideal tu line manager sería muy claro en la comunicación contigo sobre lo que espera de ti y de tu gente y, sin duda, tú lo comprenderías. Por otra parte, tu equipo, tus pares y stakeholders tampoco tendrían problemas para comprenderte, y cualquier diferencia se resolvería con una simple charla, pero las cosas no son tan fáciles, ¿o sí?
Para empezar, el mundo en el que vivimos hace que las organizaciones sean cada vez más diversas, esto implica, en primer lugar, que los estilos de comunicación entre tú y los otros no sean los mismos; es más, es muy probable que algunas de las personas con las que interactúas cotidianamente sean de distinta nacionalidad, lo cual implica que aunque hablen el mismo idioma, gran parte del lenguaje y estilo de comunicarse sea muy diferente.
Ahora bien, hoy en día, muchas de las conversaciones que tenemos, como managers, para gestionar nuestro trabajo implica no solo la diferencia en estilos de comunicación e idiomas, sino que sean de manera remota, y aunque la tecnología nos permite que esto sea posible, la mayoría de las veces no tienes la oportunidad de ver a la persona con la que estás hablando, o bien la conversación se limita a un texto vía mail.
Agreguémosle un poco más al caldo, el sentido de urgencia y el cambio constante en que vivimos más una pizca de conflicto para darle mejor sabor… ¿quedó muy picante o es así como más o menos es tu día con día?
Ya desde esta óptica, la habilidad de comunicarte efectivamente como manager resulta más que relevante, pero es aquí donde hay que revisar: ¿qué tanta confianza hay en tu equipo para que puedan darse conversaciones difíciles?, ¿qué pasa cuando hay un error?, ¿se castiga, es motivo de vergüenza, de crítica o de aprendizaje?; ¿qué ocurre cuando alguien no está de acuerdo?, ¿el desacuerdo se discute o la persona se siente obligada a callar y aceptar?