Sin embargo, Irán anunció también que – a diferencia de Corea del Norte en su momento – permanecería dentro del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares Nuclear y mantendrá cooperación con los inspectores del OIEA. En otras palabras, continuará enriqueciendo uranio mientras el OIEA no pueda probar que ha pasado niveles aceptables. Esta zona gris es una provocación permanente a Estados Unidos.
Segundo, el contexto de la elección presidencial en Estados Unidos. Para nadie es un secreto que un presidente estadounidense en guerra aumenta su respaldo en la opinión publica. Posiblemente eso explique que ningún presidente estadounidense en tiempo de guerra ha perdido la reelección. La tentación de mantener un conflicto, pues, es alta.
Este presidente, además, enfrentará un juicio de destitución (impeachment) durante la campaña electoral que empieza en un par de semanas. Un conflicto armado otorga un argumento político pesadísimo que puede resonar con los votantes: es muy peligroso cambiar de comandante supremo de las fuerzas armadas a la mitad de un conflicto armado.
¿Qué significa el anuncio del Presidente Trump?
Por lo pronto, que no hay escalada en hostilidades… hasta que las vuelva a haber. El ataque iraní envía un mensaje clarísimo: las decenas de miles de tropas estadunidenses en el Golfo y los aliados estadunidenses (léase Israel) están al alcance de las capacidades militares de Irán. No hay que descartar.
Por otro lado, no hay que olvidar que el incremento de sanciones económicas a Irán es, simplemente, el regreso a la estrategia de “presión máxima” que originó la escalada en la confrontación, en primer lugar.
Nota del editor: Marco A. Morales es Investigador Afiliado al Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
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