Ese trastorno se denomina “complejo de Mesías” y desde hace algún tiempo parece extenderse entre personas con cierto nivel de poder e influencia sobre la sociedad como pueden ser: políticos, jueces, periodistas, médicos, etc., que buscan ser aplaudidos por su labor “en favor” de otros.
Según Carl Jung, fundador de la escuela de Psicología Analítica, los complejos son experiencias emocionales provenientes de vivencias reprimidas que no logran ser reconocidas de forma consciente y quedan atrapadas en el inconsciente personal. (Young-Eisendrath, Polly. “Introducción a Jung. Cambridge University Press, 1999).
Según Jung, los complejos contienen imágenes arquetípicas que permanecen latentes en el inconsciente hasta que de alguna manera se estimulan, y en ciertos casos se activan. Es entonces cuando personas confundidas se identifican con esa imagen arquetípica que inflama el ego típicamente en pacientes esquizofrénicos o que sufren de un trastorno delirante.
El complejo de Mesías es un estado psicológico: el individuo cree ser o estar destinado a ser un salvador en algún campo de actuación específico; alcanza su propia gloria y confía plenamente en sus capacidades y en su propio destino, así como en los efectos positivos de su participación entre un grupo de personas.
Algunos casos notables
En 1978 James “Jim” Jones, fundador de la secta Templo del Pueblo, afirmaba ser Jesús y llevó al suicidio colectivo a 917 de sus miembros; en 1993 David Koresh, quien afirmaba ser profeta y que Dios lo había elegido, llevó a la muerte a 74 integrantes de la secta de los Branch Davidians en un evento conocido como la matanza de Waco (Texas); Marshall Herff Applewhite, fundador de la secta Heaven's Gate se autoproclamó Mesías y en 1997 organizó un suicidio colectivo.