Sentirse seguras en casa
Quedarse en casa es un riesgo para muchas mujeres y niños víctimas de violencia, más en una época de tensión donde la salud y el ingreso peligran. En marzo de 2020, cuando inició la Jornada de Sana Distancia, el número de casos de violencia intrafamiliar se disparó a más de 20,000, la cifra más alta en los últimos cinco años, según datos Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Esto en parte se debe a que el aislamiento social llegó a un país donde, en 2016, casi el 44% de las mujeres reportó haber sufrido violencia por parte de su pareja. Sin conciencia pública ni centros de justicia robustos, estos delitos seguirán, incluso después de la pandemia.
Compartir la carga del hogar
Según el Inegi, en 2017, las mexicanas trabajamos 1.2 veces más a la semana que los mexicanos. De este tiempo, las mujeres dedicamos el 64% a tareas domésticas y de cuidado, mientras que los hombres solo el 24%. Aunque no hay cifras a 2020, se podría esperar que estas diferencias sean mayores durante la pandemia donde las mujeres, además de nuestras obligaciones diarias, debemos apoyar a los hijos con los programas de educación a distancia que manda la Secretaría de Educación Pública.
El estrés y agotamiento que esto genera debería sensibilizar a la sociedad sobre este tipo de patrones culturales y detonar iniciativas, como licencias de paternidad, que ayudarían a repartir mejor la carga dentro de los hogares.
Acceder a trabajos más flexibles
Un reciente estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias muestra que trabajar desde casa es un lujo que máximo el 23% de los mexicanos ocupados puede darse. Esta modalidad laboral favorece en mayor proporción a los hombres más afluentes. En el décimo decil, tres de cada 10 hombres están ocupados en trabajos que pueden realizarse vía remota, mientras que sólo dos de cada 10 mujeres tienen esta posibilidad.