(Expansión) – De tin marín de do pingüé, cúcara, mácara, títere fue, yo no fui, fue Teté, pégale, pégale que alguien fue. En México estamos jugando o pretendemos ser serios hacia el mundo; ¡definamos ya!
Actualmente en México estamos teniendo un reacomodo sobre el entendimiento, comprensión y actualización del mercado energético abierto a partir de la reforma energética. En nuestro país muchos fuimos acostumbrados a realizar contratos con empresas del estado ofertando servicios, productos, equipos y con formatos jurídicos, cumplimiento y sanciones, sin la total utilización de todas las partidas que conformaban el contrato, bajo un mercado cerrado.
Nos convertimos en un mercado reactivo de demandas, bajo un sustento legal y no técnico, donde ahora tendrá que a ver una especialización de formación en la creación de contratos desde un punto de vista técnico-operativo. Donde las diferencias que sean esgrimidas en un juzgado deberán estar sustentadas bajo recomendaciones de factibilidad operativa y no de supuestos argumentos que no tienen un fundamento real del por qué se realizó un proyecto en alguna parte de la cadena energética.
Un mercado abierto no significa interponer una demanda o un amparo, es empezar a entender la forma en que cada uno de los que se lleven a cabo puedan realizar bajo una armonización y facilitación empezando por la administración en turno con el objetivo de no modificar, sino adaptar en función de las necesidades que la nación requiere y no del pensamiento momentáneo sexenal con un tiempo finito.
La energía no puede ser compaginada con una ideología, debido a que ella no entiende de política; ella requiere de ser alimentada de conocimientos bajo argumentos reales.
México ante un mercado abierto que tiene apenas cuatro años y que fue el motivo principal para firmar el nuevo T-MEC, a lo que compete en la parte energética, debemos empezar a aprender que las inversiones privadas generan una fuente de recursos financieros, transferencia de tecnología y facilita el acceso a mercados internacionales, lo cual se realiza bajo los siguientes pasos en forma general para su implementación:
- Evalúan si las condiciones de la región, país, estado o municipio cumplen con las suficientes garantías de seguridad física, jurídica, financiera y mano de obra calificada. Valora la incertidumbre generada por la precepción política, macroeconómica y plan de nación de largo plazo; a donde tenga identificado en forma plena el rumbo requerido de la nación.
- Determinan con base al plan de largo plazo de la nación; si tiene un tiempo finito o de continuidad, debido a que al tener una claudicación calcularán el plan de negocio en función de la certidumbre política del tiempo de una administración y derivando en el aumento en el riesgo del país.
- Establecen la demanda posible del mercado y evalúan los tipos de compradores, aliados, socios y quiénes podrían ser parte de la organización durante la vida del proyecto.
- Realizan el estudio del mercado y en función de las leyes, regulaciones y normatividades, observan si existen durante la cadena de valor condiciones de igualdad, no discriminación y certidumbre de largo plazo (esto aplica solo en mercados abiertos).
- Realizan el estudio de prefactibilidad técnica; alineado a las regulaciones, normativas y leyes que aplican al mercado donde se pretende realizar un proyecto. “No significa hace un contrato legal dentro del mercado”.
- Determinan la cantidad de inversión inicial requerida para la infraestructura por medio de un plan en la construcción, adquisición, instalación y puesto en operación para poder operar. Adjuntan al costo el factor de riesgo financiero, seguridad, político y de trámites para realizar el proyecto.
- Una vez que el proyecto tiene una madurez técnica y financiera es aprobado por el consejo de la empresa, iniciando los trámites ante las instancias gubernamentales federales, estatales y municipales en todo lo requerido por el proyecto para obtener los permisos y licencias para poder cumplir con el pago de estos en conjunto con los impuestos.
- En la aprobación del proyecto realizan un balance financiero, considerando la vida útil de los equipos, tiempo de recuperación, pago de la inversión, costos operativos/administrativos que deberán ser cubiertos por las ventas en el mercado que fue seleccionado su inserción y en función de la demanda esperada que está ligada al crecimiento económico.
La aprobación final de una inversión no es de días, es de años, porque dependerá de las condicionantes observadas si son cambiantes o hegemónicas dentro de un plan de largo plazo de una nación y de su madurez económica en negocios.
Ante el inicio de un T-MEC que indica que la nación está obligado a otorgar un trato justo y equitativo, y plena protección y seguridad a las inversiones de los inversionistas extranjeros, continuaremos jugando a adivinar qué hacer con nuestro país.
Nota del editor: Ramses Pech es analista de la industria de energía y economía. Es socio de Caraiva y Asociados-León & Pech Architects. Síguelo en Twitter como
. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.