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La maldición del adivino

El Foro Económico Mundial alertó desde hace años de la llegada de la pandemia y nadie le hizo mucho caso. Su informe anual advierte de nuevos riesgos, y ya veremos.
mar 09 febrero 2021 11:59 PM

(Expansión) - Desde el inicio de los tiempos, la humanidad quiere anticiparse a lo que vendrá. Los hechiceros mexicas arrojaban granos de elote como quien echa los dados para saber si un enfermo moriría o no y para encontrar objetos perdidos. Por las selvas, decían, volaba el quatézcatl , ave mitológica de plumaje azul o verde que reflejaban como espejo al guerrero y su destino en la batalla inmediata.

El arte del tlapoaliztli, que se traduce del náhualt como el acto de contar números o de contar ensoñaciones (doble sentido que podrían aplicarse muchos economistas), era tan común en las culturas prehispánicas como en el Delfos griego del oráculo, en los días de Nostradamus medieval, en los cálculos electorales de la alianza opositora o en las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador.

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Tenemos sed de futuro inagotable y necesidad de creer en lo que nos cuentan, por disparatado que sea.

Hoy, a diferencia de la intuición de los adivinos mencionados, hay herramientas infinitamente más precisas. El análisis de escenarios, que combina herramientas cualitativas y cuantitativas, no establecen certezas sino probabilidades de riesgos. Cualquier gobierno podría construir con esta información infraestructura que sostenga nuevas necesidades, desarrollar capacidades para afrontar crisis, prepararnos mentalmente para lo que pueda pasar. Ponerse las pilas, como quien dice.

El misterio mayor es por qué en ocasiones pese a saber qué va a pasar, no hacemos nada. Gobiernos y empresas prefieren omitir la información negativa.

“Hay una falta de cultura del riesgo, lo que ha impedido que se dé una respuesta adecuada a la pandemia global”, dice el mexicano Emilio Granados Franco, cabeza de riesgos globales y agenda geopolítica del Foro Económico Mundial, basado en Ginebra, Suiza.

Una crisis de la que no necesariamente debemos esperar un regreso a la normalidad. “El mundo nunca está en una situación “normal”, los riesgos globales siempre están cambiando”, dice Granados, un hidrocálido de 35 años que ocupó posiciones en los gobiernos federales entre 2011 y 2019.

Un ejemplo de ceguera es que el Foro Económico Mundial advirtió desde más de una década del riesgo de una pandemia mundial. Cuando ya nadie había escuchado, hace un año, y el virus SARS-CoV2 se extendía por China, expuso la falta de preparación de los sistemas de salud nacionales para hacerle frente. Y aquí estamos, en un colapso de incompetencia, incertidumbre y dolor.

Brecha social, geopolítica y de credibilidad de las empresas

El mayor riesgo que detecta el Reporte de riesgos del Fondo Económico Mundial para la recuperación es la fractura social. “La brecha digital puede crecer, a partir del riesgo de la pobreza digital”. Las víctimas serán las previsibles: “la gente que no pueda trabajar en línea, los estudiantes que no puedan seguir sus clases en línea remota, los trabajadores que no tengan las herramientas”, explica Granados.

Esta brecha social creciente, que deben sentir los padres mexicanos cuyos hijos prestan la atención que todos pondríamos en un maestro en una pantalla de televisión –escasa–, viene acompañado una potencial crisis generacional.

Los jóvenes entre 15 y 25 años viven un segundo colapso económico en 12 años.

“Están entrando en mercado laboral congelado, con perspectivas educativas más complicadas, muchos no pueden continuar su educación”, apunta Granados.

El tercer gran reto de brecha viene de la alta volatilidad, con su reflejo en los mercados, en la potencialidad de bancarrotas, con un riesgo muy latente en pymes. Empresas de primera y de quinta velocidad. El uso y abuso de la desinformación –ahí está la crisis de Twitter y el cuestionamiento permanente a qué es censura y qué es libertad de expresión–, la altísima volatilidad del caso de Gamestop y los activistas en Reddit no son hechos aislados. “Lo vimos en EU, pero veremos fenómenos parecidos en todos los mercados” dice Granados.

Uno de los factores clave del reporte, con consecuencias claras en la pugna por las vacunas o la coordinación entre gobiernos, es la crisis del multilateralismo que se aprecia en el brexit o el conflicto comercial entre EU y China. “Caminamos en la dirección opuesta a la que deberíamos”, comenta Julián Castillo, director de riesgos de la aseguradora Zurich México, socio del Foro en este informe anual.

La elección de Joe Biden es una “buena señal”, pero las fracturas en el contexto geopolítico “llevan años acumulándose y no se van a resolver de un día para otro”. Lo esencial: “nadie va a estar inmune al COVID-19 hasta que todos sean inmunes”, según Granados.

Los incentivos a repatriar cadenas de producción –proceso en el que México espera que le lleguen, de propina, algunas inversiones si consigue convertirse en un destino confiable– tiene potencial de restringir el comercio global más allá de la pandemia y exacerbar esta crisis del multilateralismo.

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Resiliencia o reacción

Sin duda esto son elementos demasiado grandes. Uno recuerda que los prehispánicos se preguntaban sobre el futuro de una enfermedad, un paliacate perdido o una batalla. ¿Qué puede hacer una empresa ante este contexto global. “Estamos en un momento de mayor escrutinio público” en todo el mundo, apunta Granados. “Hay fuertes críticas en algunos sectores por el manejo de la crisis”.

Las empresas pueden “darle valor a la gestión de riesgos”, dice Castillo, de Zurich. “No es posible predecir el futuro, sí es posible construir mayor resilencia”.

La recomendación fundamental del reporte es precisamente centrar la previsión en la resilencia y no en la reacción, con marcos analíticos holísticos, tomando en cuenta riesgos nunca aislados, en un solo país. “Es fundamental la comunicación entre gobiernos, empresas y ciudadanos, para que cuando la próxima crisis llegue, económica o climática, haya información constante y transparente”.

Sé que muchos no confían en las aseguradoras. Yo solo digo que este Reporte de riesgos, elaborado con una combinación de datos cuantitativos (nivel de saturación de sistemas de salud o porcentaje de alumnos con acceso a computadora), cualitativos (qué lugares se inundarán si persiste el calentamiento global) y encuestas de percepción, expuso por primera vez la necesidad de prepararse para una pandemia global desde hace más de una década. Y casi nadie hizo casi nada.

Como si lo hubiera visto en un lanzamiento de grano de elote, en un oráculo de Delfos o en una profecía de Nostradamus. O en los cálculos electorales de la oposición. O en una mañanera.

Nota del editor: Alberto Bello es Editor en jefe de Grupo Expansión. Síguelo en Twitter . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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