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¿Qué sigue para las empresas todavía en tiempos de COVID-19?

El objetivo de las organizaciones debería ser cambiar el paradigma y dejar de depender de lo que saben, para darle paso a explorar lo que no saben, considera Víctor Moctezuma.
lun 24 mayo 2021 11:58 PM

(Expansión) - La lección de negocios más importante y que aún no ha sido asimilada por las empresas mexicanas es que debieron cambiar más rápido ante la crisis que representó la pandemia provocada por el coronavirus.

Las organizaciones (sobre todo las más pequeñas) que no lo hicieron corrieron la mala suerte de morir. Hasta diciembre pasado, más de un millón de empresas cerraron de manera definitiva debido a la contingencia sanitaria, según cifras del INEGI.

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Durante los últimos meses, las empresas que se han consolidado o capturado las oportunidades de negocio existentes han sido efectivas gracias a una combinación de factores que van más allá de la adopción de herramientas digitales y de plataformas de interacción con sus consumidores.

No fue suficiente para garantizar la supervivencia abrir una tienda en línea, personalizar servicios, eliminar gastos innecesarios en la producción o reducir el costo del producto o servicio, porque el mercado se volvió más competido y los márgenes de ganancia se hicieron más estrechos.

La innovación es la apuesta más socorrida de los líderes de las empresas. Pero el peligro que corren es el de no innovar desde los cimientos y esperar a que el empleo de metodologías ágiles para producir una oferta sustituyan a la inteligencia de negocios necesaria para anticiparse a los cambios y enfrentar la incertidumbre que exigen crisis como esta.

Atreverse al cambio topa con la inercia de las costumbres, la cultura y la rigidez de los procesos. A la creatividad y a la flexibilidad se le debe sumar la realización de un rediseño de negocio que debería estar ahora en transición porque la crisis todavía no termina y la realidad que hoy vivimos ya es otra.

Estos cambios obligan a las organizaciones a eliminar estructuras rígidas que enfatizan el control. Para innovar desde los cimientos las empresas deben ser capaces de adaptarse continuamente y de gestionar de manera dinámica, es decir, de ser antifrágiles.

La antifragilidad es una cualidad que le ayuda a las personas (y en este caso, a las empresas) a sacar beneficio del caos y a fortalecerse frente a él.

Esto llevará a las empresas a la necesidad de evaluarse con nuevas habilidades y definir que el desempeño se mida por el crecimiento y no por objetivos; a complementarse con alianzas poco usuales o a crear plataformas para compartir recursos y fomentar un aprendizaje colaborativo que incluso involucre a otras industrias.

El objetivo de las organizaciones debería ser cambiar el paradigma y dejar de depender de lo que saben, para darle paso a explorar lo que no saben. La barrera más común hacia la invención y la aplicación práctica del conocimiento es ideológica. Estamos anclados a lo que consideramos debe ser y prestamos poca atención a lo que podría ser.

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No hay una sola respuesta sobre cómo hacer que las empresas innoven desde los cimientos, pero esta es la oportunidad de que estas revisen el modelo completo: de repensar lo que el contexto presenta ahora y en el futuro y probar desde cero nuevas ideas partiendo de las capacidades que se tienen. Aterrizar la realidad de los problemas es el marco para romper viejas inercias y silos desde múltiples perspectivas.

Quizá la sola transición digital no sea suficiente. La propuesta es que antes de la digitalización se revise el contexto y sus oportunidades, se ponga en perspectiva la naturaleza actual del negocio y su margen de desarrollo y desde ahí, se enfrente la opción de no solo adaptar cambios en los procesos sino acelerar la inversión en soluciones basadas en innovación. Habrá que cuestionar la oportunidad de cambiar el modelo por completo.

Es necesario que las empresas encuentren soluciones simples, escalables, poderosas y que resuelvan de raíz el problema del cliente. De otra manera, las soluciones planteadas se volverán obsoletas al poco tiempo y llevarán a las organizaciones a enfrentarse a una realidad en la que su modelo de negocio esté agotado, el tiempo se les haya venido encima y ya no exista oportunidad de crear valor, dar un vuelco de timón y sobrevivir en el tiempo.

Rediseñar el modelo y la estrategia al aceptar la posibilidad de cambiar el concepto base de la empresa liberará a los líderes de ataduras por los logros pasados y les permitirá vislumbrar otras oportunidades dentro de este nuevo mercado más saturado y competido y con mejores capacidades digitales. El ensamble de tecnologías y herramientas que lo haga viable será más seguro de visualizar si la dirección del cambio tiene el propósito de transformar de raíz a la organización.

Nota del editor: Víctor Moctezuma es emprendedor social, graduado del MIT ( Massachusetts Institute of Technology) y fundador de iLab. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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