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Los actores invisibles: reciclaje y trabajo informal

El desconocimiento y falta de seguimiento a la actividad informal limitan las posibilidades de comprender, analizar y mejorar el reciclaje en México, considera Alethia Vázquez.
vie 17 septiembre 2021 11:59 PM
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La participación informal en el manejo de residuos tiene múltiples rostros y formas; es un sistema complejo que incluye a recolectores urbanos, trabajadores voluntarios, perifoneadores y pepenadores, asegura Alethia Vázquez.

(Expansión) - Aunque en las últimas décadas el reciclaje ha cobrado relevancia entre la sociedad como una de las estrategias de preservación de recursos y cuidado del ambiente, en general no se tiene conocimiento sobre la forma en que se desarrolla o acerca del rol de los distintos actores que participan en el proceso. En este contexto, un elemento clave y frecuentemente ignorado es el rol de los trabajadores informales.

El acopio informal sostiene en gran medida la recuperación y acopio de residuos post-consumo en México. La participación informal en el manejo de residuos tiene múltiples rostros y formas; es un sistema complejo que incluye a recolectores urbanos, trabajadores voluntarios, perifoneadores y pepenadores, que de forma individual o a través de agrupaciones, extraen de los residuos sólidos urbanos materiales valorizables como plásticos, metales, papel y cartón.

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Aunque no existen cifras oficiales al respecto, SEMARNAT reconoce en el Diagnóstico Básico para la Gestión Integral de los Residuos 2020 que la pepena se realiza prácticamente en todos los sitios de disposición final (rellenos sanitarios y tiraderos), así como en los sistemas de recolección, constituyendo la principal fuente de recuperación de residuos valorizables.

En este proceso, los trabajadores informales son el eslabón primario, pero también el más vulnerable, no sólo por tener ganancias bajas, sino porque generalmente trabajan en condiciones riesgosas, sin derechos laborales y expuestos a condiciones de discriminación, que atentan directamente contra su bienestar y posibilidades de desarrollo.

Su labor generalmente no es reconocida por los gobiernos ni por los ciudadanos, a pesar de que brindan un servicio básico que evita la llegada de residuos a sitios de disposición o a los ecosistemas, evitando al mismo tiempo un mayor consumo de recursos naturales.

El desconocimiento y falta de seguimiento a la actividad informal, además de afectar directamente a los trabajadores, limitan las posibilidades de comprender, analizar y mejorar el reciclaje en México. Debido a que una parte importante del reciclaje se realiza de manera informal, y al hecho de que no se cuenta con mecanismos que permitan dar seguimiento a los flujos de materiales, no existe en México una cuantificación sistemática de los residuos recuperados y reciclados.

En el Diagnóstico Básico de SEMARNAT se registra únicamente el reciclaje de aproximadamente 12 toneladas por día de residuos plásticos provenientes de los residuos urbanos, 46 toneladas por día de tiendas de autoservicio y poco más de 1000 toneladas/día de recuperación nacional de PET, subestimando claramente la realidad.

Por otro lado, ANIPAC en su Estudio cuantitativo de la industria del reciclaje de plásticos en México maneja cifras superiores a las 5000 toneladas/día. Si bien ninguna de estas cifras es exacta e incuestionable, el volumen de plásticos reciclados muy probablemente está más cerca de las estimaciones de ANIPAC que de las definidas por las autoridades.

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La mejora de las condiciones laborales y de vida de los trabajadores informales es necesaria, primero que nada, como un tema de equidad, reconocimiento y generación de oportunidades. Sin embargo, también es un paso indispensable en la construcción de una economía circular que permitan mantener el valor de los recursos a través de la reducción y el aprovechamiento de residuos.

Esta revaloración e integración del trabajo informal debe llevarse a cabo a través de procesos participativos, en los que, más allá de una visión asistencialista, se generen mecanismos de integración paulatina, atendiendo las necesidades reales de este sector y construyendo nuevas formas de trabajo.

Esta reconcepción requiere de cambios en las regulaciones, de la generación de esquemas de participación viables, de procesos de capacitación y profesionalización; sin embargo, quizá el cambio más complejo será modificar la visión de la sociedad sobre los trabajadores informales, así como la forma en que ellas y ellos se ven a sí mismos. Si logramos eso, como sociedad, seremos capaces no sólo de valorizar residuos, sino también de dar valor al trabajo indispensable del sector informal.

Nota del editor: Alethia Vázquez Morillas es doctora en Ciencias e Ingeniería Ambiental, integrante de la campaña Vida Circular. Es profesora e investigadora con especialización en la gestión de residuos plásticos en la Universidad Autónoma Metropolitana. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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