Sin embargo, existen voces que por desconocimiento o mala fe siguen descalificando y satanizando todo lo que se ha hecho en México en los últimos 40 años. Hay analistas, académicos y el propio gobierno que siguen creando una mala imagen de los empresarios en la que se acuse que no pagan impuestos cuando, en los últimos años, la recaudación que más crece es la del impuesto sobre la renta, que es la que pagan las empresas, entre otros.
El actual Gobierno de México tiene como referencia la etapa del desarrollo estabilizador en México (1954-1970) en donde crecimos al 6.8% con una inflación del 2.5%, además de que la producción industrial creció al 8%. ¿En la actualidad estamos teniendo estos resultados? Obvio no. Si bien este modelo no se puede repetir con exactitud, se deben mejorar dos variables para que podamos tener un mayor crecimiento económico: ahorro e inversión.
Durante el desarrollo estabilizador en México se tuvo un ahorro interno de 14% del PIB, con un ahorro privado de casi el 9%, un ahorro público del 5%, una inversión privada de casi el 10% con una inversión pública del 5.5% del PIB.
Si todo lo que hacen las empresas está mal, ¿por qué para este año el gobierno considera que el 86% de sus ingresos provengan de las empresas o esté relacionado con ellas, como el pago de ISR, IVA o impuesto empleados?
Que no se nos olvide que los gobiernos Federal, Estatal y Municipal tienen recursos gracias al pago de los impuestos. Los subsidios como el que hoy se está dando a la gasolina lo terminamos pagando todos los contribuyentes, solo por citar un ejemplo.
Pienso que ya es tiempo de que el gobierno del presidente López Obrador deje la narrativa de que todo lo del pasado estuvo mal y comience a asumir su responsablidad por los resultados que hoy se tienen. Si bien es una narrativa que electoralmente le ha funcionado, se necesita ir más allá de la retórica y los datos nos indican que será un sexenio con muy, muy bajo crecimiento.